—Tenemos que irnos, ahora —es lo primero que digo al toparme a Lianna y Tristán en el recibidor.
Tuve que entrar por una de las ventanas de la sala de juegos y esconderme de Alex, quien estaba saliendo de su habitación en dirección a la de Drake. Lo más probable es que haya sido para alertarle.
He corrido lo más rápido que podía escaleras abajo, donde, gracias al cielo, Lianna y Tristán ya estaban pasando.
Ambos me ven consternados, sin saber por qué estoy sudando mucho. En parte se debe por la inminente amenaza de Alex, pero también por lo que he visto a Meredith haciendo.
La cuestionaré en definitiva sobre el asunto, pues es la única razón lógica que veo ante sus desapariciones constantes. Y entiendo a la perfección porque quiere ocultarlo, hasta yo quiero matarla por estar con uno de ellos.
—¿Estás bien? —Tristán se acerca a mí—. ¿Qué sucede?
—Es Alex —digo entre respiraciones—, me ha visto.
Lianna palidece totalmente.
—No me jodas.
—No lo haría con algo tan serio. No sé si se dio cuenta de quién soy, pero sí sabe que hay alguien en la casa.
No hace falta que hablemos más, pues escuchamos algunos pasos apurados provenir de la segunda planta.
—Por acá —nos apresura Tristán.
Seguimos al chico hasta la parte trasera de la casa, saliendo por donde entramos. Noto algunas luces reflejarse a lo lejos, nos están buscando en la parte exterior.
Corremos entre las sombras, tratando de no hacer sonido alguno. Casi llegamos, hasta que una de las linternas apunta directo a la espalda de Lianna.
—¡Están ahí! —escucho como uno de ellos grita.
La adrenalina que siento me inunda totalmente. Llegamos hasta las puertas de madera y volteo a ver antes de salir de la propiedad. Vienen en grupo, a una velocidad impresionante.
—Mi auto no está lejos —Tristán cierra las puertas, esperando darnos unos segundos más, y empieza a correr hacia el bosque.
Lianna y yo lo seguimos de cerca, sudando a más no poder gracias a los nervios.
Cuando llegamos a donde está el auto de Tristán, saltamos dentro del mismo y el no pierde tiempo para pisar el acelerador a fondo, alejándonos de la fraternidad a gran velocidad.
Finalmente puedo respirar tranquilo. Lianna, quien se subió a mi par, me ve furiosa.
—¿Cómo dejaste que te vieran? —me pregunta sin poder evitar alzar la voz.
—Me distraje un poco y...
—¿Con quién? —no me deja terminar.
La observo unos segundos, incrédulo.
—Y dale con lo mismo. Me distraje con lo que encontré —sentencio. Tristán se estaciona a un lado de la calle para poder hablar un poco más tranquilos—. Es serio.
—Yo no encontré nada —se queja él—. Guardan muchas cosas de fiestas pasadas, pero nada útil. Solo basura e insectos.
—¿Qué hay de ti? —veo a Lianna. Quizá el hablar sobre su búsqueda la ayude a calmarse.
—Encontré las bitácoras anuales de la fraternidad —me ha de haber notado la cara de confundido, pues rueda los ojos antes de explicar—. Es como un diario donde registran cada actividad que hace. Campañas, fiestas, ayuda comunitaria...
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Anárquico
Teen FictionCedric Moore no tenía ni la más mínima idea de como lo que creíamos saber sobres nuestras vidas podría venirse abajo en poco tiempo, hasta que lo vivió en carne y hueso. Él tenía todo lo que cualquiera hubiera querido jamás: calificaciones perfectas...