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Las cosas sobre las ciudades que se mencionen aquí son parte de la ficción. Si cualquier hecho nombrado aquí es parte de la realidad solo es coincidencia.

PD: Ew con Shanwmila.

***

—Tendremos algunas palabras con la Directora General de la ONU, se dará el protocolo para ir donde está la otra cara de Bangkok. Estaremos ahí unas horas y después de eso estamos libres para quedarnos o regresar a Miami.

La Organización de las Naciones Unidas había encontrado interesante mi último proyecto sobre la verdadera vida de las mujeres en Rusia. Fue hace años cuando apenas sabía manejar la cámara pero tuve el valor de publicarlo hace pocos meses. El reconocimiento que se obtuvo internacionalmente fue una locura. Las personas no sabían cómo definir el estado de transparencia que le quise dar a cada foto y entrevista que tuve con las mujeres que conocí.

Las mujeres merecemos respeto en todo el mundo no solo por nacer mujer, lo merecemos por existir y pertenecer en el mundo al igual que los animales y todo lo existente. Todavía hay países en los que la mujer no puede dar un paso sin antes pasar por un proceso legal o tener el permiso de su cónyuge, donde una mujer no puede amar a otra mujer, donde una mujer no puede querer ser soltera hasta que se canse y decida qué hacer con su vida amorosa. Todavía no se podía.

Mi primer paso fue tomado en Rusia por mi ahora ex esposa. Camila amaba el arte y yo amaba verla apreciarlo. Nuestro primer escape como recién casadas fue Moscú. En todo el vuelo hablaba de las cosas que nos encontraríamos en el camino, de cómo cada paso y cada comida seria recordado en un recuerdo hasta el final de sus días.

Pero ella no estaba solo por el arte. Días después, me pidió que la acompañara a un lugar y que llevara mi cámara preparada para cualquier cosa y claro, mi teléfono celular. No comprendía muy bien de que se trataba su seriedad mientras caminábamos de la mano con el GPS.

Cuando entramos al lugar mi mente se aclaró a medias. Era oscuro y sin personas, las sillas estaban arriba de las mesas, los taburetes del bar estaban arriba de la mesa de este y no había un bartender a la vista. En medio de todo el telón color vinotinto estaba amarrado dándole la vista a un escenario vacío y a mano derecha estaba una entrada sin puerta con un letrero que decía: ''Solo clientes conocidos.''

Era un jodido prostíbulo.

No pregunté y se veía que Camila no estaba dispuesta a darme declaraciones. Recuerdo vagamente que caminamos hasta una esquina que daba a unas escaleras y de pronto estábamos en un sótano con colchones regados por todo el piso y mujeres con ropa manchada y rota fumando. Algunas sentadas en los colchones viendo y otras de pie viendo a la nada.

El lugar era cruel y mi vista se nubló pero pude comenzar una revolución.

Las fotografías de las mujeres, el lugar y sus declaraciones dieron mucho de qué hablar. No podían tener un trabajo digno -siendo o no indocumentadas- y sin que un hombre las acosara sexualmente, las pocas que habían logrado tener trabajo no ganaban casi nada. Todo las orillaba a vender su cuerpo.

Les pedí con respeto si me daban permiso de contar sus historias a la prensa americana y asintieron sin mucho ajetreo. Necesitaban que alguien las sacara de allí y no me importaba dar mi vida para que eso sucediera.

Camila nunca me dio explicaciones, el acto de por sí ya me daba todas las respuestas. Comenzamos siendo como Bonnie y Clay. Yo hacia el trabajo sucio y ella se encargaba de darle relevancia.

Yo diría que ella fue quien salvó a todas esas mujeres, sé que se había encargado de buscar el sitio y el momento adecuado para salvarlas. De nuevo, solo hice el trabajo sucio.

Divorce (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora