Capítulo 05

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Plan estaba sentado en su cama con la espalda recargada en la pared, veía su móvil impaciente esperando la llamada que Mean tenía que hacerle hace más de 40 minutos. Realmente no quería tener que llamarlo y verse desesperado, pero, ¿a quién quería engañar? si estaba desesperado. A último minuto decidió que sería mejor enviarle un mensaje, si el castaño no le llamaba después de eso, podía irse olvidando de él.

En menos de un minuto su celular empezó a sonar, y solo para molestar al otro, se tomó su tiempo para contestar. Lo primero que Mean hizo fue empezar a darle explicaciones, cosa que a él poco le importaba, lo que Plan quería era verlo y si se podía, en ese mismo momento.

—Sí. Esta noche, ¡necesito verte! —Plan sentía todo su cuerpo arder con tan sólo escuchar la voz del castaño, es que simplemente ese hombre dañaba su mente.

—¿Entonces? —insistió al no obtener respuesta.

—Esta bien —escuchó aceptar al castaño tras unos segundos—. ¿Dónde te veo? —Plan sonrió. Era un hecho, esa noche Mean al fin seria suyo.

—Te enviaré la hora y dirección por mensaje —Plan terminó la llamada e inmediatamente después le mandó la dirección de un hotel que quedaba cerca de donde vivía.

Sonrío satisfecho mientras dejaba su mente volar con todas las posibles cosas que haría esa noche. Se mordió el labio inferior relamiéndoselo varias veces. Su corazón latía fuertemente y las ansias por ver al castaño solo hacían que su miembro empezará a endurecerse.

—Mean... —murmuró, recostándose en la cama empezando a acariciarse. Toco sus labios con la punta de sus dedos, imaginando el tacto de los labios de Mean, sacó su lengua para lamerlos un poco y empezó a bajarlos, tocó su cuello y levantó su camisa para acariciar sus pezones, suspiró. Siguió bajando por su torso hasta su ombligo, seguido metió la mano dentro de su pantalón, acostumbrado a no usar ropa interior, empezó a masturbarse pensando en el castaño.

Intentando regular su respiración después de haberse corrido, lamió su labio inferior satisfecho y se estiró para sacar de la mesita de noche un paquete de toallas húmedas para poder limpiarse. Estaba tirando las toallitas cuando escucho unos gritos que venían desde la sala.

¿¡Dónde está!?

—¿Y tú quién eres? —escuchó la voz de Gunnapat.

¿Y tú? Quítate, que con quien quiero hablar es Plan —aquella voz era completamente desconocida para él.

¡Él no está aquí!

—¡Claro que esta aquí! ¡¡Plan!! —quién sea que el tipo fuera, no se escucha contento.

Se sentó sobre la cama escuchando todo el alboroto que había fuera, pensando en si debería salir o no. Al no reconocer de ningún lugar la voz que lo llamaba, empezó a buscar en su memoria si había hecho algo para enojar a alguien o algo como eso, pero nada venía a su mente. Según lo que recordaba, no había vuelto a meterse con nadie.

Decidido, se levantó de la cama y caminó hasta la puerta cuando está se abrió de repente y un Perth muy agitado entró.

—¿Plan, que hiciste? —fue lo primero que le dijo el de cabello chocolate.

—¡Nada! —le respondió el rubio ofendido.

—¡¿Entonces por qué ese tipo te busca como si te quisiera matar?!

—No lo sé, Perth, pero no e hecho nada malo —quitó a su amigo de la puerta y caminó por el pasillo hasta la sala.

—¡Tú! ¡Hijo de puta! —le gritó, un muchacho de tez pálida y cabello negro, apenas lo vio entrar a la sala.

—¿Disculpa? —preguntó un divertido Plan.

—¡No te disculpó una mierda! —gritó más irritado el desconocido.

—¡Creo que ahora lloraré! —le respondió el rubio con sarcasmo y fingiendo limpiarse las lágrimas—. ¿Y tú quién te crees que eres para venir a insultarme en mi propia casa? —le dijo esta vez dejándole notar todo su enojo.

El pelinegro se enderezó y empujó a Gunnapat a un lado, quien hacia lo mejor para detenerlo y que no siguiera avanzando hasta el rubio, relajando sus facciones, puso una sonrisa burlona.

—¿Qué me creo? —preguntó el pelinegro incrédulo—. La pregunta correcta es, ¿quién te crees tú? 

—¿Yo? —el rubio se señaló a sí mismo confundido.

—Exacto. ¿Quién mierda te crees metiéndote en relaciones ajenas?

—¿En relaciones...? Espera... ¿De qué hablas? —definitivamente Plan estaba confundido, por más puto que fuera, él no se metería en una relación ajena. No si era consiente de ello.

—¿Eres o te haces? —bufó el pelinegro.

—¿Qué? —el rubio no podía parar a pensar en nada. ¿De qué diablos estaba hablando ese tipo?

—Además de puta, idiota. Lo que me faltaba.

—¡Plan no es ninguna puta! —le gritó Gunnapat. A lo que pelinegro solo lo ignoro. 

—¡Me importa una mierda lo que pienses! Pero de ningún modo vendrás a mi casa a insultarme —Plan caminó hasta el desconocido y empezó a empujarlo fuera del apartamento.

—¡Bien, me voy! —contestó poniéndole a Plan una mano en el pecho para detenerlo, y tras verlo de pies a cabeza, se dio la vuelta y salió del departamento. El rubio caminó tras él para cerrar la puerta pero antes de que lo hiciera, el pelinegro se volvió para decirle una última frase odiosa.

—Una cosa más, Plan Rathavit —el nombrado quedó sorprendió al escucharlo decir su nombre completo—, todo lo que hablas con Mean Phiravich, lo práctica conmigo...

El pelinegro le dedicó una sonrisa dulce que contrastaba completamente con su filosa mirada para después darse la vuelta e irse.

Plan lo observó caminar por el pasillo con tranquilidad hasta que desapareció de su campo de visión. No sabía que pensar después de eso, mucho menos que sentir. ¿Mean lo práctica con ese tipo? ¿Mean tenía pareja? ¿Había estado metiéndose con alguien comprometido?

—¿Plan? —Gun puso su mano en el hombro de su amigo, mirándolo preocupado—. ¿Estás bien?

—¡Oye, Plan! Te llaman... —Perth apareció por el pasillo con el móvil del mencionado en la mano. Plan aún en su shock, tomó el celular llevándoselo al oído.

—¿Sí? —susurró demasiado bajo como para que la persona al otro lado de la línea entendiera.

¿Aló? ¿Bebé, estas allí?

—¡Jodete! —gritó sin poder contenerse al escuchar la voz de Mean.

Tiró el celular al sofá completamente furioso, conteniendo las ganas de gritar corrió hasta su habitación, cerró la puerta con seguro y sin saber cómo desahogar su enojo, gritó, pateó y lanzó todo lo que estuviera a su alcance.

No sabía si sentirse molesto, frustrado o asqueado, él podría ser y hacer cualquier cosa, pero jamás se metería con una persona que tuviera pareja. Al final parecía que el universo si estaba en su contra, ¿había terminado haciendo lo que le había hecho a él?

Fanático SensualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora