Capítulo 08

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¿Plan había dicho divertido? Pues lo que el alto le estaba haciendo, ¡era jodidamente increíble!

—Ah... —el rubio dejó escapar un pequeño gemido, sus labios estaban bastante rojos de tanto morderlos por tener al castaño inclinado sobre sus piernas.

—Hey... no cierres los ojos —le pidió Mean con voz ronca—. Presta atención al camino. O vas a ocasionar un accidente.

—Si... tenemos un accidente... será tú —otro gemido—, tú culpa...

—¿Mi culpa? —dijo ofendido el alto—. Tú eras el que quería hacer algo divertido.

—Hablar, Osito. Dije hablar...

—Oh... entonces, ¿quieres que pare?

—¡No! —Plan se apuró a negar.

—Bien... —sonrió el castaño, aún desde su posición inclinada en las piernas del rubio—, pero presta atención al camino.

Vamos, Plan”, se alentaba el rubio. “Mira el camino, concéntrate, no puede ser tan difícil” se mordió con más fuerza los labios, apretando el volante hasta tener los nudillos blancos. “Mantén los ojos abiertos, calmado, ignora lo que te está haciendo...” pero, ¿cómo ignorar la lengua caliente de Mean enredándose en su pene?


—A la izquierda en el siguiente cruce —indicó Mean, levantando la vista justo a tiempo. Sacó la lengua para lamer y limpiar sus dedos, índice y pulgar, dándole al rubio una imagen completamente erótica.

Después de un par de cuadras, Mean hizo que Plan se detuviera frente a una casa color crema. Era de una sola planta, tenía jardín enfrente, un árbol grande y varias macetas con flores. El alto sacó sus llaves y abrió el garaje con un botón en su llavero. Plan estacionó el auto dentro, apagándolo al mismo tiempo que el castaño cerraba de nuevo.

Sin previo aviso, Mean hizo el asiento del conductor hacía atrás y se colocó sobre Plan. El rubio sonrió por la acción. Tomando de nuevo la erección del más bajo entre una de sus manos, acercó tortuosamente lento sus labios hasta los de el rubio, dándole un casto beso contrastando con lo que le hacía con la mano, deleitandose por lo increíble que le resultó besar por primera vez a Plan, el rubio gimió contra sus labios, igual o más encantado que él.

Cambiando drásticamente el ritmo, Mean empezó a descender sus labios por la barbilla de Plan hasta llegar a su cuello, deteniéndose para lamer su garganta, se separó un momento para sacarle el gorro blanco y la sudadera negra, tirandolas en algún lugar del auto. El corazón del rubio latía frenéticamente y sentía su sangre arder, como si esta se hubiera transformado en lava pues su fantasía estaba haciéndose realidad, pero la lentitud con la que Mean le desabotonaba la camisa lo ponía nervioso, mucho más nervioso.

—Vamos, Osito, apresúrate... —suplicó Plan. Mean soltó una risita pícara mientras le mordía la oreja.

—Lento... así es más excitante —le dijo, haciendo que el rubio recordará una de las tantas conversaciones con el más alto. Sonrió mordiéndose el labio inferior, aún no creyendo que todo fuera real.

Mean terminó de quitarle la camisa y atacó rápidamente los pezones del más bajo, haciéndolo gemir por el repentino placer. Delineo y pasó su lengua repetidas veces por ambos hasta que estuvo satisfecho.

—¿Quién es el tímido ahora? —le dijo a Plan a modo de broma. Quien no tardó en responder subiendo las manos hasta el cinturón del castaño y, abriéndole el pantalón, metió una de sus manos acariciando por sobre los boxers el miembro del mayor.

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