Especial 01: Ingenuo (primera parte)

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Earth había conocido a Plan gracias a Perth hacia ya más de un año, al pelichocolate lo había visto unas cuantas veces hace unos cuatro años atrás, pero se habían vuelto cercanos más o menos un mes después de internarse en un centro de rehabilitación.

Los días que Earth estuvo recluido eran los más duros que tuvo en su vida. Aún podía recordar la sensación de ansiedad que lo atormentaba los primeros días en abstinencia, la paranoia, el insomnio, el craving, la necesidad enfermiza de inhalar aunque sea un poco de aquella blanca nieve, solo una pizca seria suficiente, él haría cualquier cosa para conseguirla, lo que sea. Y le asustaba sentirse así, realmente le aterraba saber que sería capaz de hacer lo que fuera para saciar su necesidad.

No recuerda mucho del día anterior al que decidió internarse, y es algo que realmente agradece. Pequeños fragmentos vagan en su mente de ese día; se ve a sí mismo sentado en el suelo de una vieja y sucia habitación, las paredes que en algún momento fueron blancas están manchadas con graffitis y humedad, hay un colchón tirado en una esquina y una ventana que tiene una bolsa negra en vez de vidrio. Su vista reposa en sus manos temblorosas y sudadas, su piel es tan blanca que roza lo insano y están tan delgadas que parecen garras.

Recuerda entrar en un bar donde una vez hace mucho fue con sus amigos, es de noche y hay luces, personas, humo y una puerta roja. No recuerda como llegó allí, pero esta frente a un hombre que se le hace conocido de alguna parte, tiene en sus manos una pequeña bolsa pero él no tiene para pagar, el hombre lo observa de pies a cabeza y él se cohibe bajo el escrutinio, después de unos minutos le ofrece una solución y a Earth no le importa hacer lo que sea con tal de que le de aquella pequeña bolsa. Luego de eso recuerda rostros distorsionados de sonrisas filosas y lenguas viperinas, puede sentirse siento despojado de su ropa y la perturbadora sensación de manos recorriendo cada centímetro de su cuerpo, y lo que más le aterra de ese recuerdo es que todo aquello no le importa, lo único que capta su atención es el polvo blanco frente a sus ojos, es una cantidad realmente pequeña, pero él se siente en la gloria.

Despertó a causa del frío, quien sabe cuanto tiempo paso pues ya era de día, lo primero que vio fue una pared que algún día fue blanca, intentó moverse escuchando los alambres de ese viejo colchón rechinar bajo su peso, al sentarse sintió humedad entre sus piernas y todo su cuerpo reclamó de dolor, quitó la sábana sucia que cubría su desnudes pero no tuvo el valor para bajar la mirada y enfrentar su lamentable realidad. Se levantó de donde estaba y fue hasta el baño, agradeciendo tener un poco de agua almacenada, comenzó a limpiarse sintiéndose completamente desolado.

A pesar de no haber derramado una sola lágrima, pues seria estúpido llorar por algo que él mismo busco, se decidió en ese momento. Recordó que en algún punto del pasado había tenido una buena vida, y aunque estaba seguro que no iba a recuperarla, no quería pasar un solo segundo más viviendo cómo había estado haciéndolo hasta ese momento. Se sintió asqueado con sigo mismo cuando se vio reflejado en el charco de agua que se formó en el piso. El cabello mojado le caía por la cara, sus hebras decoloradas que habían sido celestes ya estaban demasiado largas, tenía marcas moradas en los hombros y el abdomen, un hilo de sangre bajaba por su nariz, sus pómulos se marcaban y sus ojeras parecían manchas de carbón sobre su piel insamanente blanca. Se abrazo a sí mismo sentado en aquel charco de agua fría, dándose cuenta que no era más que un saco de huesos cubierto por una casi transparente capa de piel. Se sintió cómo si fuera la última persona en la tierra, la soledad del mundo cayó sobre sus hombros cuando pensó en que podría morir en ese lugar y nadie se daría cuenta de ello. Su cabello seguía goteando sobre su cara, una gota de cristal resbaló por su sonrojada nariz haciéndole recordar aquel día de lluvia en que conoció a Asmodeo.

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