Capítulo 04

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Dos días habían pasado desde que Mean había recuperado su celular, y aunque estaba feliz por eso, tenía una noticia mucho mejor. Por eso estaba en su cafetería favorita, de aspecto cálido y acogedor; las paredes, pisos y mobiliario de madera parecían estar impregnados con el olor del café recién hecho que con solo pasar por enfrente se podía sentir, invitando a cualquiera a pasar y degustar una taza. Quedaba a unas cuadras de la casa del castaño, eso era algo que realmente le gustaba. Ocupaba una de las mesas cerca de la ventana donde podía ver el hermoso parque que estaba en frente, esperando que Title apareciera.

Mientras esperaba no podía evitar pensar en que era un hermoso día, estaba tan distraído jugando con la cucharilla de su café y sonriendo tontamente, que ni siquiera escuchó la campana que sonaba cada que alguien entraba a la cafetería, llevándose un susto cuando el moreno tomó asiento frente a él.

—¿Y esa sonrisa? —fue lo primero que le dijo Title, el castaño ensanchó su sonrisa y se colocó un dedo sobre los labios.

—Adivino. Tiene que ver con... ¡Plan! —Mean afirmó y movió las manos haciendo entender que faltaba algo. Title lo observó con una ceja alzada y tras meditarlo un momento continuó—. Y... ¿Saint? —el castaño aplaudió como confirmación pero no aguantó estar mucho más tiempo callado.

—¡Soy libre, Title! Se fue, se ha ido —gritó dando saltitos en su asiento.

—¿Al fin te dejo? —preguntó Title sorprendido.

—¡Sí! —exclamó Mean, extendiendo los brazos y viendo hacia arriba—. ¿Sientes eso? Así se siente la libertad...

—¡En ahora buena Mean! ¡Al fin tienes vía libre para Plan!

—¡Lo sé, Title! —concordó el castaño—. ¿No es increíble? —preguntó mientras sacudía a su amigo por los hombros.

—Lo es, Mean, increíble... —el semblante alegre de Title había cambiado drásticamente en unos segundos, causando confusión en el otro.

—¿Qué pasa? —le preguntó preocupado.

—Solo pensaba...

—¿Tú piensas? —bromeó el castaño riéndose.

—A veces... —le respondió con gesto distraído.

—Ya, Title... —Mean empezó a preocuparse por la apagada reacción del moreno—. ¿Qué piensas?

—¿Y Singto?

—¿Qué hay con él?

—¿No se molestará? Digo, le prometiste cuidar a Saint.

—Pues... —dudo antes de contestar—, yo no le pedí que se fuera —el castaño se cruzó de brazos viendo hacia otro lado.

—Pero...

—¡Pero nada, Title! Saint se fue porque quiso, y no estoy faltando a la promesa de Singto. Él dijo específicamente: “¡Si lástimas a mi hermano, te castro!” —imitó la voz de Singto—. ¡Yo no le hice nada, él se fue!

—Creo que tienes razón... —respondió no muy seguro.

—¡Claro que la tengo! —Mean hizo un puchero infantil, aún con los brazos cruzados.

—Entonces... ¿al fin conocerás a Plan? —indagó el moreno, tomándose el café del castaño.

—¿Quién es Plan? —una tercera voz hizo que los muchachos voltearan a ver a quien había preguntado, encontrado a un pelinegro vestido de traje que estaba sonriendo divertido ante sus caras de estupefacción.

—¡Off! —gritaron al unísono.

—¿Cuándo regresaste? —preguntaba el moreno.

—¿Por qué no nos dijiste que volvías? —ese era Mean—. ¡Grandísimo tonto, hubiéramos ido por ti al aeropuerto! 

Fanático SensualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora