Capítulo 17

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El sonido de las vibraciones sobre la madera de la mesita de noche perturbó el ameno sueño de Saint. Con pereza alargó la mano hasta el aparato móvil y contestó la llamada cuando vio que se trataba de Mark, se levantó y salió de la habitación para no despertar a Mean.

* —¿Saint?

—¿Qué quieres? —contestó el pelinegro cerrando la puerta y yendo por un vaso de agua.

—¿Cómo qué “que quiero”? —la persona al otro lado de la línea no se escucha feliz.

—Sí. Son casi las dos de la madrugada por si no lo sabías —le contestó también molesto, sacando un vaso y llenándolo con agua del grifo.

—¡Ya sé qué hora es! ¡Por eso te estoy llamando! —gritó el interlocutor más molesto aún.

—Bueno, ya. ¿Qué pasa? —Saint dejó el vaso en el lavado después de beber el agua y se recargo en la isla de la cocina.

—¿Qué pasa? —repitió Mark al otro lado de la línea— ¡¡pasa que el niño con el que me dejaste esta completamente ebrio y no se calla!! —el pelinegro tuvo que alejar el aparato de su oreja o podía haber quedado sordo.

—¿Niño? Tiene nuestra misma edad, Mark —rodó los ojos al escuchar a su amigo bufar exasperado.

—¡Eso no es importante! ¡Ven aquí ahora mismo y llevátelo! —exigió el castaño.

—¿Estás loco? —Saint empezó a caminar de regreso a la habitación.

—Evidentemente no. Aquí el loco eres tú —el pelinegro se rió ante lo dicho.

—Y a mucha honra. Pero no, no pienso ir. ¿Crees que dejare a mi Osito solo porque tú no puedes cuidar a un ebrio?

—¡Es en serio, Saint! Me prometiste que... —rodando nuevamente los ojos, interrumpió la pataleta de su amigo.

—¡Sí, sí, sí, sí! Lástima por ti corazón. ¡Te veo más tarde!*

El pelinegro terminó la llamada y apagó el celular por si acaso. Entró a la habitación, caminó de regreso a la cama y volvió a acurrucarse al lado de su amado Mean. “¡Pero qué noche más perfecta!”

Caminar de la mano de Mean bajo los cálidos rayos de sol de la mañana era, en muchos aspectos, la mejor sensación del mundo

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Caminar de la mano de Mean bajo los cálidos rayos de sol de la mañana era, en muchos aspectos, la mejor sensación del mundo. Saint apretó un poco más el agarre de sus manos y sonrió de la mejor manera para el castaño, sonrisa que Mean devolvió con un poco de esfuerzo. Saint volteó a ver hacia el frente pensando que dentro de algunos días Mean volvería a sonreír con naturalidad, aún más radiante que antes, él se aseguraría de eso.

Llegaron al condominio donde el pelinegro se había estado quedando y recogieron todas sus cosas, que no eran muchas, pues su verdadero cuarto era el que estaba al lado.

Estaba nervioso, la segunda parte de su plan estaba por comenzar, la primera había sido un éxito y esperaba que está también lo fuera. Salieron de la habitación justo al mismo tiempo que Mark. Perfecto, hora del show.

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