Capitulo 17 - Calma

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—Sí mamá. -Dije antes de terminar la llamada después de una hora. Fue realmente incómodo tener que explicarle todo lo que decía la revista a mi madre, especialmente esa en la que me comparaban con una mujer que vende sexo por dinero. Pero ella me entendió cuando le dije lo que realmente paso en las fotos y como no debía preocuparse por las mentiras que ponían ahí. Estaba con Hyuk porque lo quería no por su dinero. Aunque los obsequios no me molestaban claro.

Debía admitir que estaba nervioso, a pesar de que Heechul me aseguro que la revista era muy reconocida aun albergaba la esperanza de que tal vez mis compañeros de universidad no la conocieran. Trate de relajarme, respirar ondo, contar hasta diez y decir que todo, esta bien. Mamá me apoyo al igual que Hee, los dos sabían que era incapaz de acostarme con alguien solo por su dinero, pero quien era yo para prohibirle que me diera regalos.

La llamada con Hyukjae me había tranquilizado, pero aún así me sentía demasiado responsable, sino hubiese ido a esa fiesta no hubieran podido tomar las dichosas fotos. No se escuchaba enojado al teléfono, más bien preocupado.

El sonido de la puerta me hizo saltar y salir de mis pensamientos, los nervios se me pusieron de punta otra vez.

-Donghae. -La voz de Hyukjae se escucho resonar por toda la casa. Me levante corriendo y no me detuve, tome impulso y me tire a sus brazos, literalmente. Enrede mis piernas alrededor de su cintura y mis brazos a su cuello. El me cacho por inercia.

¿Estaría enojado conmigo? Si no hubiera ido tal vez su nombre no figuraría de forma tan escandalosa.Nuestro nombre.

Le di un dulce beso en los labios y puse mi cara de cachorro abandonado.

—Lo siento. -Murmuré dándole otro beso en su mejilla.

—No tienes nada de que disculparte, si alguien debería pedir perdón sería la revista por levantar calumnias. Es poco probable que la empresa reciba repercusiones de esto. -Me dio un beso en la punta de la nariz haciendo que riera por lo bajo. —Eso no quita que te emborracharas irresponsablemente.

—¿Puedes perdonarme? -Pregunte inocentemente a la vez que lambía mi labio inferior con coquetería.

Levantó una ceja a la vez que una sonrisa de lado se esparcía por su rostro.

—Veo que sobrellevas bien la cruda. Anoche no podías ni con tú alma.

—Un desayuno, un baño con agua tibia, pasta y enjuague bucal además de no se cuantas aspirinas para el dolor de cabeza sumándole tus pijamas y calcetas. -Sonreí juguetón.

—Sabes que tuve que dejar mi auto para que lo lavaran. Me preguntaron si había subido a un niño de seis años. Ya que alguien vació su estómago ahí. -Sentí mis mejillas arder, especialmente cuando hizo énfasis en lo de "alguien". Escondí mi rostro en su cuello intentando calmar la vergüenza. Había vomitado en su auto, probablemente en mi ropa, por eso estaba desnudo en la mañana. Y al menos las fotografías de las revistas no captaron eso o no lo publicaron.

—Lo siento. No volveré a beber. -Susurre mientras repartía suaves besos en su cuello.

—Claro que lo harás e irás a todas las fiestas que quieras, sólo debes aprender a mantenerte sobrio. Toma tus precauciones.

—Perdón por molestarte ayer, sino te hubiese llamado... -Me interrumpió antes de que pudiera siquiera terminar la frase.

—Puedes dejar de pedir perdón. No me molesta en lo más mínimo que me llamarás, sólo que fueses un irresponsable. Tengo que ponerte en cintura más seguido. -Sus manos bajaron hasta mis glúteos apretándolos con fuerza.

—¿He sido malo Daddy? -Dije con la voz más infantil que pude y un puchero en mis labios.

—Has sido un niño muy travieso. Por cierto ¿No te atreviste a tomar mi ropa interior? -Pregunto clavándome sus ojos oscuros en los míos y sus dedos en mis nalgas. Negué lentamente y sonreí antes de contestar.

Sugar Baby [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora