Capitulo 30 - Vacaciones

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Él airé frío del mar golpeaba mi rostro, el yate se movía con suavidad sobre las olas del mar azul. Era un día algo caluroso pero para mi no había problema, llevaba un traje de baño y nada más. Me recargue contra él barandas disfrutando del viento y el paisaje. Era tan tranquilizado y relajante, casi terapéutico.

—¿Un aperitivo, señor? -Pregunto el chico con una bandeja de camarones empalizados con aderezo.

—Me la quedaré gracias.- Respondí con una enorme sonrisa, tomando la charola entera mientras me dirigía a tomar asiento. Me recosté en la silla coloqué mis lentes de sol y le pedí una bebida al chico antes de que fuera al interior del yate. El asintió con amabilidad antes de desaparecer.

Me lleve un marisco a la boca saboreando su delicioso sabor, era fanático de todo lo que estuviera empanado, además estaban tan crujientes. Podría quedarme ahí para siempre, viendo el inmenso océano, las olas moverse, sentir el sol caliente contra mi piel, los hermosos atardecer anaranjados, comiendo y bebiendo. Obviamente sin olvidarme de mi sexy novio.

—Su bebida señor.- Dijo el mesero dejándola en la pequeña mesita a mi lado.

—Muchas gracias.- Respondí llevándome el popote a la boca y saboreando el exquisito sabor con apenas una leve sensación de alcohol. Este último no me gustaba en lo más mínimo, lo cual significaba que con unas cuantas copas me emborracho fácilmente, después de todo así conocí a Hyukjae.

Y de pronto una idea cruzó por mi cabeza, él se encontraba en este momento hablando por teléfono, no tardaba en terminar de arreglar sus asuntos del trabajo y venir a buscarme así que me puse de pie rápidamente, dejé la bandeja vacía en el asiento, termine rápidamente mi piña colada y fui a revisar, con cautela, si Hyuk había terminado.

Me asomo por el pasillo de la orilla, y lo vi recargado viendo hacia atrás y justo cuando giraba su rostro hacia donde me encontraba, me quite rápidamente. Me escabullí al interior del yate, hasta nuestra habitación. La cual por cierto era una belleza, una cama enorme, frente a esta la pared en un semicírculo con un largo ventanal de vidrio que nos dejaba admirar el paisaje, además de una televisión enorme, y todo en varios tipos de blancos y dorados. Porque si, aunque suene como una locura imposible, había un montón de blancos diferentes en ese cuarto.

Fui al cuarto de baño, me quite mi traje de baño y me quedé desnudo, tome una de las batas, la amarre a mi cintura y fui por una de las botellas de la habitación, tome dos copas y me metí a esperar a mi novio. No la llene de agua porque en la mañana ya nos habíamos divertido aquí, pero en mi mente esperarlo ahí, así. Se sentía sexy.

Destape el champán y serví una copa, con sumo cuidado tratando de que mi torpeza no se hiciera presente y terminara lleno de alcohol, al menos ya estaba en el jacuzzi para el baño.

—Hae, babe.- Lo escuche llamarme, una risita salió de mis labios, como si estuviera haciendo una travesura o estuviéramos jugando a las escondidas.

Lo oí entrar en la habitación y me mordí el labio para no reír. Escuche sus pasos recorrer la habitación, y cuando se dirigían de nuevo a la salida creí qué tal vez debía llamarlo.

—¡Hyukkie!- Me voz sonó como un canturreo. Una risa grave fue su respuesta al otro lado de la pared.

La puerta se abrió lentamente y me relamí los labios sólo de verlo. Llevaba un traje de baño de color negro con pequeñas manchas color verde botella, fuera de eso no había nada más, estaba descalzo. Su nívea piel, sus músculos marcados, todo él era maravilloso.

—¿Que haces aquí? Escondiéndote de mi.- Pregunto en un tono juguetón.

—En realidad estaba esperándote.- Hice énfasis en mis palabras, agitando la botella.

—¿Te gusta el champán?- Pregunto acercándose a mi.

—No realmente, pero debes admitir que me veo condenadamente bien.- Me llevo la copa a los labios, bebo un poco y no puedo evitar que un gesto de asco aparezca en mi rostro.

—Si, bastante bien.- Se recarga en la orilla del jacuzzi, apoyándose con las manos, cierra los ojos y levanta sus gruesos labios para que le de un beso. Inmediatamente lo hago, saboreandolo al máximo. —Ahora, dame eso.- Pide, tomando la botella y las copas dejándolas en la habitación.

—¿Ya no responderás más llamadas?- Cuestiono intentando mostrarme severo. El solo ríe por lo bajo y niega, tomándome de la barbilla y depositando otro beso en mi boca.

—¿Te estas divirtiendo?- Pregunto rozando nuestras narices y dándome un beso esquimal. Me quede tan atontado que solo pude responder "Ajá" sin dejarlo de ver a esos profundos y oscuros ojos, que parece que lo único que quieren es a mi. Obviamente.

—Pero me divertiría más, si tú dejarás el teléfono y te quedas aquí conmigo.- Un puchero apareció en mis labios.

—Solo fueron unas cuantas llamadas para dejar todo acomodado en la empieza.- Susurro lanzándome un beso. Estaba a punto de responderle cuando su celular sonó. Se lo arrebate y respondí ya eran demasiadas llamadas y estábamos de vacaciones ¡No era justo!

—El señor Lee no está disponible, habla Donghae.- El me sonrió y meneo la cabeza con resignación.

—Podrías pasarme a mi hijo.- Solo pude pensar.

¡Diablos!

Sugar Baby [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora