Raquel se sentía agotada, el atraco la estaba dejando sin ánimos y cansada. Decidió llamar a la única persona que le daba esa paz y tranquilidad que necesitaba; sabía que había pasado la noche con él, que esa mañana lo acababa de ver pero aun así, eso no le era suficiente; quería verlo siempre. Sonó su celular y respondió la contestadora, Raquel dejo un mensaje:
-Salva, soy Raquel…nada que voy a ir a tomar un café al Hanoi, lo digo por si te apetece; me vendría bien hablar. Colgó y salió en busca de ese café, esperando encontrar a Salva.
Raquel llegó al Hanoi, al momento Antonio, el dueño le entrego un sobre.
-Tome, han dejado un sobre para usted.
-¿Quién? Pregunta Raquel desconcertada.
- No lo sé, contesto Antonio. Estaba en el buzón cuando hemos abierto.
Raquel pidió tomar una cerveza mientras miraba con confusión y asombro aquel sobre rojo que llevaba su nombre. Decidió abrirlo y encontró postales de los lugares a donde ella y Salva podrían irse. Su rostro se iluminó y sonrió.
Esa mañana habían hablado de acabar con todo e irse a un lugar donde pudieran ser ellos, habían decidido cruzar el océano en busca de la felicidad de ambos. Salva se lo había pedido y ella estuvo de acuerdo con él, es por eso que le urgía acabar con el atraco, atrapar a los malos, encontrar al profesor y luego largarse con Salva a ese lugar seguro junto con su madre y su hija.
De repente se acercó alguien a su mesa; Salva, el hombre que la hacía olvidar esos momentos difíciles y que le daba paz y del cual estaba enamorada hasta las trancas.
-¿Qué tal te ha ido el día? Preguntó el sonriéndole y luego se acercó para darle un beso. Un beso rápido pero tierno y suave y con mucho amor.
Después del beso, Raquel sonrió e inmediatamente se inclinó y tomo su mejilla para profundizar el beso, lo necesitaba tanto como al aire y quería perderse en esos labios delicados y hacerlos suyos una vez más. Un beso rápido pero apasionado.
-Bueno, creo que muy bien. Dijo Salva contestando el mismo la pregunta que le había hecho antes.
-No, ha ido horrible. He montado un operativo para irme mañana mismo contigo a estas playas, pero ha sido un desastre, dijo Raquel.
-Raquel, antes o después todo esto acabará…y entonces tú y yo nos vemos en la playa. Ella sonrió ante esas palabras.
-Pero tienes que escoger un sitio, menciono Salva.
-Vale, vale…es que no…no me ha dado tiempo. Cogió las postales y le dijo: - ¿Y qué te parece si lo escogemos entre los dos?
-Me parece muy bien.
-Escoge una; dice Raquel extendiendo las postales para que Salva pueda tomar una y decidir el sitio donde pasarían el resto de sus vidas. Sin ningún atraco que resolver y libres para amarse siempre.
-Vaya responsabilidad la que me das Raquel, dijo Salva sonriendo. Tomando una de las postales, Salva escogió la que llevaba por nombre Palawan. Se la mostró a Raquel y ella emocionada la toma y observa el hermoso paraíso plasmado en esa postal.
-Qué maravilla! Responde admirada. ¿Y esto donde esta? Pregunta.
-Salva responde como todo buen conocedor del lugar: Es una isla de las Filipinas, está a suroeste de Archipiélago…
Mientras Salva continuaba describiendo y explicando el lugar a Raquel, ella lo ve con ojos de amor, de deseo y de ganas de estar con ese hombre. No podía explicar la manera en la que se sentía cuando él hablaba y su voz la hacía transportarse a otros lugares. De repente una sensación recorrió su cuerpo y sintió que necesitaba a Salva en ese momento, sentirlo de nuevo, sus besos, sus caricias, la manera en que pronunciaba su nombre cuando hacían el amor. Lo deseaba con locura.
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Sin paracaidas
RomanceQue hubiese pasado si Raquel no se entera del cabello rojo de la peluca de payaso en el profesor... O si lo hace pero aun así quiere dar le una sorpresa Esta es mi primera historia y se hubica en la segunda temporada donde Raquel descubre las postal...