Luna De Miel 2 Parte

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Raquel no sabía que hacer o pensar, ese hombre la estaba volviendo loca con cada caricia que le hacía, a pesar de haber hecho el amor muchas veces, siempre se sentía como la primera vez. Sergio disfrutaba cada centímetro de piel de ella, era como su propia agua personal para calmar su sed.

-Amor…quiero…quedarme…así…contigo…siempre –decía Sergio entre besos bajando hasta su entrepierna.

-No…pares…Sergio por…ummm…no…pares –Raquel gemía perdida en un mundo lleno de placeres.

Sergio terminó por deshacerse de la tanga de Raquel y así poder tener acceso directo a su zona más íntima. Comenzó a darle besos y a jugar con esa parte tan sensible de ella. El disfrutaba de su sabor de, de como ella pronunciaba su nombre cada vez que sentía su labios recorriendo su sexo, amaba la forma de entregarse totalmente a él y de disfrutar lo que él hacía por ella. 

Siguió con su tortura y cada vez que sentía que Raquel llegaría al clímax, él se detenía.

-No, no pares Sergio, me estas matando.

-Tranquila cariño, pronto me lo agradecerás –tengo tanta hambre de ti Raquel,

Sergio comenzó a subir por el cuerpo de Raquel dejando besos en cada rincón de su piel hasta llegar de nuevo a sus labios y entonces no se resistieron y comenzaron a besarse desesperadamente de nuevo, como al principio, Raquel no pudo evitar sentir que los labios de Sergio eran el único lugar correcto para ella en el mundo, se besaron casi sin respirar; querían decirse tantas cosas en ese momento pero preferían que sus labios, caricias y besos hablaran por si solos.

A esas alturas ambos estaban ya desnudos y no había impedimentos para hacerse uno solo.

-Quiero estar contigo Sergio –susurró Raquel 

-Y yo contigo amor –no sabes cuánto te deseo.

En ese punto las manos de ambos recorrían el cuerpo del otro creando caricias que no podían imaginar que existían, sus cuerpos se encontraron cuando Sergio decidió entrar en ella de un solo golpe haciéndola gemir de placer.

Comenzaron a moverse al ritmo los dos sintiéndose, besándose sin detenerse, lo único que querían era disfrutar del momento, de ese momento que lo habían repetido muchas veces pero para ellos cada vez era única y diferente.

Raquel elevó sus caderas para que Sergio pudiera entrar más en ella y llegara al punto que ella deseaba para que ambos llegaran al orgasmo.

Entre las sabanas de la cama se encontraron cuerpo a cuerpo, mirada a mirada, frente a frente, beso a beso, ya nada afuera les importaba se amaban en medio del éxtasis, se susurraban palabras de amor que no creían las fueran a pronunciar alguna vez en su vida, ellos transpiraban pasión, deseo y sensualidad por cada poro, se unieron y se separaron por un momento solo para volverse a desear.

Sergio volvió a entrar en ella, esta vez fue más lento y disfruto cada centímetro de su piel alrededor de su miembro, no quería que el momento acabara, solo quería disfrutar a Raquel junto a él.

-Sergio, más rápido por favor –suplicaba Raquel.

-No, amor –esta noche quiero disfrutarte al máximo, lento, muy lento.

Raquel no quería lento, pero su subconsciente sabía que lo estaba disfrutando muchísimo más que cuando lo hacían rápido. Se miraban cada vez que podían, Sergio enterraba su cara en el cuello de ella para absorber su olor y ella tomaba el pelo de el para no clavarle las uñas en su espalda y dejarle marcas que luego podrían doler.

Y se siguieron amando lentamente pero con locura a la vez, esa noche solo querían recordar cada suspiro y promesa que salía de sus bocas y cada instante en el que creían que estaban tocando el paraíso. Sergio salió una última vez y entro en ella, en ese punto ya sus cuerpos no aguantaban más, unos segundos más tarde los dos llegaron al clímax juntos.

Se quedaron ahí, juntos, jadeando y mirándose y sintiendo el sudor de sus cuerpos por el calor que ellos transmitían.

-El mejor regalo de bodas que pude tener –Sergio fue el primero en hablar.

-Puedo decir lo mismo –respondió Raquel besando su nariz.

Después de hacer el amor 4 veces se quedaron dormidos casi a las 8 de la mañana, sus cuerpos estaban enredados el uno con el otro. Sergio despertó en algún momento sin saber exactamente porque, estaba todo obscuro, miro el reloj y eran las 12 del mediodía, a su lado Raquel dormía apaciblemente, se quedó mirándola por uno instante y podía saborearla, sus besos, su aroma, su piel estaban demasiado impregnados en él. 

-Hola, dijo ella al sentir unos ojos viéndola

-Hola hermosa, dijo Sergio al mismo tiempo que le daba un beso.

Se besaron durante unos minutos, sencillamente compartieron el sabor de sus labios, no con la pasión arrebatadora de la noche anterior eran más unos besos de amor callado, una necesidad silenciosa pero paciente de sentirse juntos. Sergio tomó a Raquel por la cintura para acercarla a él…seguía sin creer que era real todo eso, que Raquel era su esposa y que era suya para siempre.

-¿crees que es hora de despertarnos y conocer el lugar? –preguntó Sergio al cabo de unos momentos.

No es que quisiera levantarse, de hecho se sentía muy bien al lado de Raquel, sentía que no había dormido mucho pero quería quedarse a vivir eternamente en ese paraíso cálido y suave donde la piel de Raquel estaba a su alcance, donde sus labios y su cuerpo estaban a disposición.

-Aun quiero dormir más –respondió Raquel dándose la vuelta para abrazarlo y sacándolo de sus pensamientos –en realidad hemos dormido tan poco y no quiero salir de la cama.

-Pero…amor es un lindo día para conocer el lugar.

-Te propongo algo –dijo Raquel.

-Soy todo oídos contesto Sergio abrazándola  con fuerza.

-Durmamos unas 2 o 4 horas más y luego cuando despertemos más relajados y descansados, repetimos lo de anoche –dijo sonriendo, Sergio podía sentirla contra su cuello y a la vez sonrió y la apretó más junto a el –y ya más tarde nos vamos a conocer el lugar…¿Qué dices?

-Pues…hay algunas cosas más que me gustan de tu propuesta –dijo al tiempo que recorría el cuerpo de Raquel con su mano.

-Eres muy ansioso e impaciente cariño –rio ella al sentirlo –pero me temo que tendrás que esperar un par de horas más porque quiero recuperar energías. 

-Está bien –respondió Sergio al sentirla agotada –pero en un par de horas volverás a pertenecerme solo a mí.

-Sergio, ya soy tuya recuerdas –dijo ella mostrando los anillos de compromiso y matrimonio en su dedo anular.

-Solo quiero corroborar que todo es real –dijo el besándole la comisura de sus labios.

Le encantaba tener a Raquel cerca de el, su aroma, la textura de su piel, la perfección y sutileza de sus labios, su fuerza interna, el modo en que lo besaba y le hacia el amor, la manera de pronunciar su nombre y le gustaba aún más saber que disfrutaría de Raquel por el resto de sus vidas.

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Bueno, este es el final de esta historia. Espero que ustedes la hayan disfrutado tanto como yo disfrute escribirla. He decidido postear el último capitulo hoy como un regalo para mi amiga Karielys, hoy es su cumpleaños, así que Felicidades bb 🎈🎉
Pronto traeré más historias. Comentarios son bienvenidos

Sin paracaidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora