La Luna De Miel Primera Parte

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Continuaron con la fiesta pero sus cuerpos se pedían a gritos estar a solas, en su luna de miel y disfrutar el uno del otro. Luego de muchos tragos, risas y juegos, llegó la hora de que los esposos partieran.

Días antes había planeado pasar su luna de miel en El Nido, una isla ubicada en Palawan y era muy conocido por sus playas con arena blanca y sus arrecifes de coral. También habían alquilado un avión privado, debido a la situación que Sergio vivía como uno de los atracadores más buscados no querían correr el riesgo de que alguien lo reconociera en un avión comercial.

-Voy y me cambio de ropa para que nos podamos ir –dijo Raquel a Sergio.

-No, no te quites el vestido, soy yo el que quiere tener el honor de quitártelo.

-Sergio, no me voy a ir vestida así, déjame ponerme algo mas cómodo, vale.

-No –respondió el, yo quiero ser el único que pueda sacar ese vestido de ti.

-Vale, vale no se irrite señor Marquina –respondió Raquel mientras le daba un beso en la comisura de sus labios

-Usted no me haga irritar, señora de Marquina.

Tomaron las maletas y se despidieron de todos, Raquel abrazó a su hija y le dijo que estarían de vuelta en un par de días, le pidió a su madre que cuidara de ella. Sergio se despidió de la banda y les deseo un buen camino de regreso a sus lugares donde vivían.

Una limosina típica de Palawan los llevo hasta el aeropuerto privado, al bajarse de ella, Sergio cogió a Raquel en su manos para hacer la entrada de novia en el avión. Al entrar notaron que todo era hermoso, les habían preparado dos copas de champagne y unos bocadillos.

-Señor y señora Marquina, yo seré su piloto el día de hoy, soy Rodrigo y estoy dispuesto a despegar cuando ustedes ordenen.

-Puede hacerlo ahora mismo capitán –dijo Sergio con vos de mando.

Se sentaron uno enfrente del otro, tomaron las copas y sintieron como el avión comenzaba a despegar.

-Brindo por nosotros, por un futuro juntos y lleno de amor –levantó la copa Sergio.

-Y yo brindo porque siempre nos sintamos cómodos uno con el otro, te amo Sergio, te amo para siempre.

Chocaron sus copas y bebieron. Habían pasado un par de minutos de vuelo, Sergio llevaba puesta la mirada en Raquel y como se veía de linda, no podía creer lo hermosa que estaba con su cabello suelto y el maquillaje le quedaba perfecto; dio gracias al atraco ya que por eso había conocido a la mujer más bella no solo por fuera, sino también por dentro y con la que pasaría el resto de su vida.

La miraba tan detenidamente y fijamente que Raquel; que en ese momento estaba distraída mirando a fuera de su ventana, lo volvió a ver.

-¿Qué tanto me miras?

-Nada, que te ves encantadora y que muero por saber que llevas puesto debajo de ese hermoso vestido –dijo el con una sonrisa pícara mientras se mordía su labio inferior

-Creo que vas a tener que esperar un par de minutos más, querido –dijo Raquel en un tono burlón y con una sonrisa en su boca a la vez que acomodaba sus cabellos para que su cuello quedara al descubierto.

-No juegas muy limpio, Raquel.

-No estoy jugando a nada –respondió ella quien si lo hacía para tentarlo más.

Levantó una de sus piernas por debajo de la mesa y con uno de sus pies acarició la entrepierna de Sergio. 

-Joder! –masculló Sergio sintiendo como toda la adrenalina corría por su cuerpo -¿Qué crees que haces?

-Nada, solo me estiro un poco.

-No aguanto más –dijo Sergio –quiero arrancarte ese vestido ya, ven este avión tiene una parte trasera con una pequeña cama.

-Tranquilo Sergio, yo también te deseo con locura pero no vamos a dar un espectáculo aquí mismo con la tripulación a bordo. Esperemos unos minutos más, el vuelo casi acaba.

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Llegaron al hotel y fueron directamente a la habitación, Sergio había alquilado la suite presidencial porque la ocasión lo ameritaba, la tomó de la mano y la guío hasta la puerta.

-cierra los ojos –dijo Sergio.

Raquel obedeció, al entrar había una pequeña sala, una cocina y el cuarto al fondo Sergio guió a Raquel hasta llegar al cuarto y ponerla de frente a la cama y el detrás de ella

-Ya puedes abrirlos.

Cuando Raquel abrió los ojos pudo ver una cama llena de pétalos de rosa color rojos que formaban un corazón y en el centro de este, estaban las iniciales de ellos S y R, todo lucia hermoso, la habitación era perfecta y contaba con todo lo necesario, a pesar de disfrutar el momento lo que ellos dos más deseaban eran conectarse y formar uno solo.

-¿te gusta? –preguntó Sergio al momento que acomodaba el cabello de Raquel aun solo lado y comenzaba a darle besos delicados.

-sss…sii…me encanta –respondió Raquel.

-Pero sabes lo que quiero ahora mismo, dijo Sergio –es disfrutar de mi regalo de bodas. Sergio hablaba mientras iba bajando son delicadeza el tirante del vestido y dejándolo caer sobre su hombro. Raquel en ese momento solo cerró los ojos y disfrutaba las caricias de su marido.

-Quiero sentirte Sergio –gimió Raquel mientras el tocaba un punto débil de ella.

-Ya casi, cariño, déjame disfrutarte primero.

Sergio terminó de quitarle el vestido por completo y este cayó al piso de inmediato. Raquel llevaba lencería negra, un sostén negro que acentuaba a la perfección sus pechos y una tanga que casi no cubría nada de su parte ya que era de un negro de encaje transparente.

-Esto es como abrirlo los regalos de navidad y cumpleaños juntos –decía Sergio a la vez que la giraba y comenzaba a besar sus pechos y a quitar el sostén que tanto le estorbaba. Sergio terminó por quitarse su ropa primero sin quitarle un ojo de encima a Raquel

-Eres bellísima, cariño.

-Y tú el más guapo que puede haber, el único que me hace sentir cosas, el único que cuando me mira mi corazón late a mil por hora, que cuando me toca mi interior se llena de una energía que no puedo controlar, el único que me hace sentir mujer, el único que causa esto, decía Raquel mientras tomaba la mano de Sergio y la colocaba en su zona intima para que el sintiera lo mojada que estaba.

-Detente Raquel, me vas a matar antes de siquiera entrar en ti.

Era tanto la tensión que había en ellos que comenzaron a besarse con urgencia, como si el uno fuera el aire para el otro. La euforia y el amor se habían apoderado de ellos y no parecían desaparecer mientras iban sintiendo cada centímetro de la piel del otro…cayeron en la cama y Sergio ya se había deshecho del sostén de Raquel y besaba sus pechos con tanta necesidad que Raquel estuvo a punto de llegar al clímax.

-No, aun no Raquel –esto apenas comienza...

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Que les pareció? Déjenme saber en los comentarios. Me ayudan a saber que puedo mejor ❤️☺️

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