Sin Paracaídas Parte 8

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Sergio volvió inmediatamente al hangar, quería terminar con el atraco de una vez por todas y así volver con Raquel. Decidió llamar a la banda y explicarles que tenían que agilizar todo ya que la inspectora Murillo ya no estaba a cargo y el coronel Prieto no accedería a sus demandas.

-Berlín, debemos apurar esto ya, sacad el dinero, Prieto ha decidido entrar y no les queda mucho tiempo.

-¿Qué pasó con la inspectora Murillo? –pregunto Berlín asombrado.

-Ya no está más a cargo, ha demitido del caso –respondió Sergio con un tono triste en él.

-¿No habrás tenido algo que ver tu, hermanito? –preguntó Berlín con una sonrisa malévola y queriendo saber mas 

-¡Claro que no! –ella tomó su decisión y renunció. Sergio sabía que Berlín le sacaría la verdad de todas formas.

-Me estas mintiendo Sergio y eso no me gusta. Dime que ha pasado ahí afuera.

Sergio tomó un suspiro, sabía que podía confiar en Berlín, en su hermano –Me he enamorado de ella, ella descubrió quien era yo, pero ella también está enamorada de mí y prefirió renunciar a delatarnos, la mande lejos para luego poder reunirme con ella- esa es la verdad Berlín.

-Vaya historia de amor la que te has hecho allá fuera hermanito, parece de telenovela –sonrió Berlín en son de burla

-Déjate de joder y empiecen a sacar el dinero ya que Prieto está a punto de entrar.

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Por otro lado, Raquel llegó a California, Sergio se había encargado de todo, no estarían mucho tiempo ahí, solo era una distracción para que la policía no sospechara nada. Llegaron a lo que sería su casa por unos días, abrió la puerta y todo parecía hermoso, era relativamente nuevo, Sergio se había esmerado en complacerla.

Raquel vio sobre la mesa tres boletos para Palawan, saldrían en 8 días hacia el destino final, junto con los boletos encontró una nota, la abrió y decía lo siguiente:

“Raquel, espero disfrutes tu estadía en esta casa, a pesar del poco tiempo que estarán aquí me he encargado que nada les falte. Prometo acabar con el asunto muy rápido y así poder reunirme contigo mi amor, no veo la hora de estar entre tus brazos y hacerte el amor otra vez y de hacerte feliz cada día de tu vida. Por siempre tuyo, Sergio”

Raquel sonrió como una quinceañera al leer esa nota, la llevo a su pecho y la mantuvo cerca mucho tiempo. Iba a leer esa nota todos los días esa sería su motivación y su fuerza ya que habían acordado con Sergio no mantener ningún tipo de contacto.

-Te amo Sergio –susurró 

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El atraco no acabó como lo planeado, la policía había entrado y habían descubierto que se estaban escapando por la cámara acorazada número 3, Berlín había decidido sacrificarse por el bien del equipo

-Sal de ahí Andrés –gritaba Sergio desde el hangar.

-Me pillas en un mal momento hermanito, pero déjame decirte algo; se feliz, ve y busca a esa persona que te hace tan feliz. Te quiero hermanito.

Sergio sintió que su mundo se derrumbaba, en sus planes no estaba contemplada la muerte de su hermano y eso le dolía en lo más profundo de él. Pero se debía de reponer, el atraco no acababa hasta que todos estuvieran fuera de peligro. Salieron según lo planeado, llegaron al barco que los llevaría lejos y fuera de España.

Una vez en aguas internacionales, todos eran libres. Todos tenían un lugar a donde ir donde la policía no los buscaría y de eso se había encargado Sergio.

-Tu ¿a dónde iras? –preguntó Tokio.

-A un lugar muy especial –respondió Sergio sabiendo que Raquel iba a encontrarse con él.

-Espero seas muy feliz en ese lugar profesor.

-Así será, señorita Tokio.

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Habían pasado los 8 días, Raquel ya se encontraba en Palawan y solo quería tener noticias de Sergio, quería llamarlo, quería saber si todo había salido bien, si lo habían pillado, si estaba libre, si llegaría junto a ella.

Los días pasaban y ella no sabía nada de él, empezó a sentir angustia y entró en pánico.

-Mamá, saldré a dar un paseo por la playa, te quedas con Paula por favor.

-claro que si hija, ve; el aire te hará bien

Raquel salió directo a la playa, no le quedaba muy lejos de la casa que compartirían con Sergio, era casi el atardecer y por un momento se detuvo a observar esa maravilla. Estando parada escuchó una voz muy familiar para ella.

-Es muy hermoso, no?

Raquel volvió la mirada y ahí estaba el parado a unos dos metros de ella, no supo que decir y solo corrió para lanzarse a sus brazos.

-Estas aquí, estas aquí decía Raquel en medio de sollozos y abrazada a él.

-Te prometí que estaría contigo el resto de mi vida –Oh Dios! como te he extrañado. Tu olor, tus abrazos, tus ojos, tus labios, esos besos que me vuelven loco. He extrañado cada centímetro de tu piel con locura y ya no aguantaba por venir a por ti y vivir contigo siempre.

Raquel se separó unos centímetros de él y lo besó, había pasado mucho tiempo sin sentir esos labios que se acomodaban a los de ella a la perfección. Comenzaron a besarse sin detenerse a respirar, solo querían sentirse; las manos de Sergio viajaron por debajo de la blusa de ella y Raquel no pudo evitar llevar sus brazos alrededor de su cuello acercándolo más a ella.

En un rápido salto, Raquel rodeó su cintura con sus piernas, envolviéndolo perfectamente y la intensidad comenzó a aumentar. Respiración agitada…sudor corriendo poco a poco por la piel…las manos de ella deshaciéndose de los botones de la camisa de él…caricias muy fuertes en puntos estratégicos. De pronto, en medio de ese arrebato de pasión, el intento parar y decidió soltar sus labios para respirar.

-Raquel, te deseo con locura, han pasado varios días desde que te hice el amor y siento que voy a explotar sino te hago mía ya!

Raquel sintió como la adrenalina recorría su cuerpo, ella también lo deseaba y quería que él la hiciera suya como solo el sabia.

-Mi madre y Paula están en la casa, pero tengo un lugar –ven sígueme, lo tomó de la mano y caminaron por la playa hasta llegar a una choza deshabitada y lejos de todos. Raquel la había descubierto en el tiempo que llevaba ahí.  Al entrar Sergio vio que estaba vacía.

-Cariño, no hay una cama aquí –dijo Sergio sorprendido 

-Y quien dijo que necesitaríamos una cama, Sergio –respondió ella al mismo tiempo que comenzaba a deshacerse de su blusa y cerrando la puerta tras de ella. 
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Gracias por siempre leer mi historia y por sus likes y comentarios. Déjenme saber que piensan de esta capitulo. Solo dos capítulos más y la historia llegará a su fin, pero no se preocupen ya tengo nuevas historias planeadas

Sin paracaidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora