Capitulo 24 :) Maratón 3/3

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(Texto original del libro en físico)

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(Texto original del libro en físico)

—¡Ya estoy lista! —grito al bajar las escaleras.

Mi pelo revolotea detrás de mí, dejando que gotas de agua salpicasen las paredes y el piso. Me dio vagancia secármelo, por lo que solo le pasé una toalla y listo. Corro por la sala desolada hacia la cocina cuando escucho un fuerte estruendo proveniente de allí y me río al encontrarme con un Damon tratando de limpiar una mancha de jugo de uva en su remera. Tiene el ceño fruncido y toda su atención se encuentra con el trabajo de refregar con su uña la mancha. Me río y voy al lado suyo. Damon levanta la cabeza y me sonríe levemente.

—¿Cómo es que te ensuciaste? —levanto una ceja con diversión.

—Tu grito me asustó y me tomó por sorpresa. Pensé que te estaba pasando algo, Nat. No lo hagas más —él gruñe, reprendiéndome con un tono de mamá protectora, lo que causa más risas de mi parte.

—Está bien, Muchachote. No lo haré cuando tú estés cerca. Solo te grité que estaba lista. ¡Por Dios!

—Y es por eso por lo que mi remera está manchada —se queja como si estuviese haciendo un berrinche, con su boca fruncida en un puchero y sus cejas ligeramente juntas.

—Fuiste tonto.

—No lo fui, tienes que dejar de gritar como desesperada.

—Como tú digas.

—Así lo digo

—¿Tienes que tener la última palabra siempre, Damon?

—¡Sí!

—Cállate y cámbiate así nos vamos que tengo hambre —espeto, interiormente divertida por esta estúpida pelea.

—No me mandes, no soy tu muñeco —gruñe otra vez, dándome una mirada enojada e intensa. Odia que lo obligue a hacer algo, pero cuando mi estómago me pide comida, la alimentaré sí o sí.

—Damon —lo llamo con mi mejor voz angelical. Lo que llama la atención de su parte, ya que se suaviza su expresión y suspira—. Ya vete a cambiar así nos vamos, ¿sí? —pestañeo varias veces y pongo mi mejor mirada de perrito mientras que frunzo los labios. Relaja su cuerpo y sonríe antes de sonreír y acercarse a mí.

—Bien, solo dame cinco minutos y llevaré a la princesita con un gran apetito a desayunar —me da un beso fugaz en los labios y sale corriendo a las escaleras. Lo mejor de pelearnos o enojarnos con el otro es que siempre terminamos besándonos. Eso es lo único bueno de las peleas, lo malo es que en ellas podemos estar días separados hasta arreglarnos, pero con los besos recibidos después, vale malditamente la pena pelear.

Tres minutos después, Damon baja las escaleras corriendo y por suerte evita caerse. Me río al verlo tambalearse hasta poder ponerse completamente derecho y caminar hacia mí. Me rodea con sus brazos mi cintura y me pega a su cuerpo, su duro y esculpido cuerpo, creado por los dioses. Puedo escucharlo inhalar mi aroma como si no quisiese olvidarlo nunca. Para luego enterrar de golpe su cara en mi cuello, dejando que su nariz me haga cosquillas y me ría por aquello. Mi pelo se coloca en su cara, cubriéndole un poco de piel que se puede ver más debajo de su cuello.

Él es mi boxeador © {Saga Damon #1} DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora