Capítulo 6

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Luego de haber visto dos películas. Joel se estiró y preguntó:

—¿Nos vamos a dormir? —Sonrió al decirlo. Le había salido tan natural que se sorprendió a sí mismo. Pero lo que más le sorprendió fue la pacífica aceptación que observó en la sonrisa que Brendan le dirigió.

Joel levantó el par de vasos que había quedado sobre la mesita ratona y se dirigió a la cocina, Brendan apagó el televisor y se encontró siguiéndolo. Joel se dirigió a su propio cuarto. Sin una sola duda Brendan caminaba detrás de él apagando las luces.

Al ingresar Brendan quedó visiblemente impresionado.

—¿Qué? —preguntó Joel, notando su reacción.

—Nada, solo me sorprendió lo bien decorado y varonil que es.

—¿Qué esperabas, decoración en rosa?

—No, no es que esperaba nada raro... solo me sorprendió tu buen gusto.

—Gracias.

Joel quedó únicamente con su pantalón y se sentó en la cama apoyando su espalda sobre el respaldo. Brendan lo miraba desde su posición a los pies de ésta sin saber qué hacer, pero complacido de contemplar los movimientos de ese bello cuerpo.

—Ven, siéntate a mi lado.

Lo hizo, de pronto ambos se veían nerviosos. Brendan no sabía si quitarse la ropa, quedarse quieto, girar y besarlo... muchas ideas en su cabeza, pero ningún movimiento en su cuerpo.

—¿Cómo o cuándo supiste que eras gay? —preguntó de improviso.

—Creo que siempre lo supe y aunque mi primera vez fue con una mujer, inmediatamente después me enamoré de un hombre.

—¿Por qué dices que en tu mundo todo es más difícil?

—Porque no toda la sociedad nos acepta. Aunque ya no hay tantas diferencias como antes, hay sectores que todavía continúan con sus prejuicios.

—¿Cómo por ejemplo?

—Por ejemplo, el club Orión al que fuimos las otras noches. El club es gay, pero está manejado por un millonario que no lo es y qué cree que puede acrecentar su fortuna maltratando maricas –tal y como él lo dice-, explotando a sus empleados y vendiendo drogas. Aprovechándose de la depresión que muchas veces los clientes llevan a esos lugares para incentivarlos a drogarse o alcoholizarse.

—Por Dios, eso es monstruoso. ¿Y tú por qué vas a ese lugar o cómo sabes tanto?

—Voy porque ahí y perdí a un amigo en las condiciones que te acabo de relatar y estoy empeñado en que no vuelva a pasar. Al principio me dedicaba a ayudar a aquellos que visiblemente lo necesitaban. Luego me di cuenta de que en realidad no estaba haciendo gran cosa así. Fue cuando sentí que debía hacer algo más y decidí que me quedaría con el club y desde adentro podría mejorar la situación de los empleados y la de esa gente.

Piensa en mí... pensaré en ti © *COMPLETA*Where stories live. Discover now