Capítulo 12

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Estaban llegando a una de las propiedades recién adquiridas por Moore en las afuera de la ciudad, al ser nueva pocos sabían de su existencia. El paciente había estado molesto todo el viaje queriendo decir algo, pero el fuerte dolor se lo impedía. Tanto movimiento y malestar llevó al doctor a aplicarle un sedante que lo dejó totalmente dormido. Estando Joel más tranquilo ahora que Brendan había despertado, trató de prestar atención a lo que le explicaba Ángel.

Por delante de ellos, viajaba un vehículo con empleados de Ángel y por detrás otro con Gastón y los agentes que logró reunir en tan poco tiempo. Llegando a la enorme casa los empleados de Trelles se adelantaron y en un amplio despliegue barrieron el lugar. Una vez asegurado con guardias apostados alrededor, acercaron al automóvil donde traían al paciente y lo condujeron a una de las amplias habitaciones. Navarro por su parte supervisaba a sus agentes y daba órdenes por teléfono para que trajesen refuerzos.

Patricia estaba con ellos y se pusieron de acuerdo con Joel en no dejar solo a Brendan en ningún momento. Estaba cayendo la noche y ésta sería larga, como Patricia no sabía hacerlo, Joel se dirigió a la cocina a preparar café para todos. Una vez instalados y con postas de guardias que se irían relevando en el transcurso de la noche, Joel corrió al lado de Brendan. Acomodado en la amplia cama de la habitación el paciente comenzaba a reaccionar. Intentó levantar su cabeza para ver dónde estaba, pero el fuerte dolor se lo impidió.

—¿Joel? —preguntó con marcado esfuerzo.

—Aquí estoy.

—Tienes que irte, Cabiezel viene por ti.

—Tranquilo, no te preocupes estamos a salvo. Dios... no puedo creer que esté hablando contigo —dijo Joel con lágrimas en los ojos.

—¿Pensaste que te desharías de mí? —intentó bromear con mucho dolor.

—Por supuesto que no, estoy feliz de tenerte de vuelta.

—O lo que queda de mí —volvió a bromear— ¿dónde estamos?

—En la propiedad que compré hace poco ¿recuerdas?

Pero ya no contestó cayó profundamente dormido por el esfuerzo que supuso pronunciar esas pocas palabras. Joel se quedó recostado a su lado mientras le acomodaba con ternura su cabello y le susurraba palabras al oído. Cuando estuvo en condiciones de abandonarlo por unos minutos –siempre con el doctor Ordoñez en la habitación– le pidió a Patricia que estuviese cerca por si acaso volvía en sí. No quería que nada lo perturbase y si despertaba quería que viese rostros familiares. Eso le recordó unas preguntas que debía hacerle a la ex mujer de su pareja.

—¿Cómo te enteraste de lo nuestro?, ¿quién te dijo?

—Nadie me lo dijo, solo hay que estar en la misma habitación que ustedes para darse cuenta el amor que se tienen.

—¿Tanto así? —preguntó Joel sorprendido.

—Sí tan así, el odio, la rabia y la envidia me cegó. Por mi jamás nadie sintió el amor que se tienen ustedes. Eso me llevó a cometer la estupidez que cometí, pero juro que me arrepentí apenas lo hice. Quiero pedirte perdón por mi estupidez y ojalá, Brendan algún día pueda perdonarme

—Por supuesto que te perdonará, él te quiere y yo también de otra manera no estarías aquí. Por mi parte está todo perdonado.

Se abrazaron en silencio, Joel sabía que Patricia no era mala, solo una mujer caprichosa, pero de buenos sentimientos. También estaba seguro de que Patricia sería muy importante en la recuperación de Brendan.


En la sala, Joel encontró que Gastón y a Ángel estaban diagramando la defensa del lugar en caso de llegar a ser atacados.

Piensa en mí... pensaré en ti © *COMPLETA*Where stories live. Discover now