Amanecieron tarde y apurados... pero felices, hoy empezaba una nueva vida para ambos. Brendan estaba sirviéndose un café cuando recibió un inesperado beso de despedida.
—¿Dónde vas tan apurado?
—Debo estar en la obra al otro lado de la ciudad en media hora —respondió Joel.
—Muy bien... cuídate.
Tomó una rosquilla del plato de Brendan y salió apurado, al llegar a la puerta la abrió, se giró y desde allí le gritó.
—Piensa en mí...
Brendan con una gran sonrisa se dio vuelta para mirarlo y con un guiño le respondió:
—Pensaré en ti.
Muy feliz Joel cerró la puerta del apartamento y se dirigió a su trabajo. Hasta que se habituara a su nueva vida y responsabilidad que adquirió junto con el club se sentiría cansado y al borde de sus emociones, como en ese momento. Tenía que apurarse, debía visitar varias obras y después pasar por la empresa a poner el papeleo al día. De ahí a su casa, un poco de descanso y de amor con Brendan... después al club. Sí, su vida definitivamente había cambiado y estaba muy feliz por eso.
Brendan terminó su desayuno y se dispuso a salir para la empresa. Hacía una semana que no iba y tenía que ponerse al día y resolver los problemas que hubiesen surgido. Llegando al edificio se encontró con gente que realmente lo estaba mirando mal. Siguió avanzando hacia su oficina sin darle mayor importancia al asunto. Estaba por entrar a su lugar de trabajo cuando el secretario de uno de los socios le pidió que pasase por la oficina de su jefe. Sin entender porque el señor Parker lo llamaba a su oficina se dirigió sin sospechar de qué se trataba.
—Doctor Hoffman buenos días... pase por favor, tome asiento.
—Buenos días, señor Parker.
—Voy a ir directamente al punto a tratar si me lo permite.
—Por favor... usted dirá —dijo Hoffman totalmente intrigado.
—Estuvo su esposa en la empresa y lo que vino a decir se encargó de que todos aquí se enterasen.
—Ex.
—¿Perdón?
—Exesposa señor Parker.
—Su exesposa doctor Hoffman rectificó, se ocupó de hacerle saber a todo aquel que quisiese escuchar que su marido la había dejado por su amigo el arquitecto Moore. Acusó a la empresa de atentar contra los valores de las familias contratando gente homosexual. También dijo, y esto fue para los socios mayoritarios, que no estaría bien visto por los ciudadanos decentes de nuestra sociedad. Una empresa que se supone alberga a cientos de familias trabajadoras sea mezclada con cierta gente indecente y de vida antinatural. Y...
Brendan no lo dejó terminar la frase parándolo con una mano, ya no quería seguir escuchando semejantes atrocidades.
—¿Qué es lo que le mandaron a decirme los demás socios señor Parker?
—Que deponga su actitud y que vuelva a los valores religiosos y familiares dictados por la iglesia o deberá abandonar la empresa. Esta decisión se tomó tras escuchar el descontento y murmuraciones de los distintos empleados.
—Muy bien ¿puedo reunir a todos en el salón para hablarles y comunicarles mi respuesta?
—Por... por supuesto, no creo que haya problemas con eso y realmente espero que haya entrado en razón.
Parker dio la orden a su secretario de reunir al personal y directivos en el salón de conferencias, mientras Brendan se dirigía hacia allí con marcado enojo en su semblante. Subió en el pequeño escenario donde habitualmente algún orador suele dar sus conferencias y esperó que la gente entrase y el empleado habilitase el micrófono.
—Buenos días a todos los presentes, los reuní aquí hoy porque el señor Parker tuvo la amabilidad de comunicarme lo que se supone debo hacer con mi vida personal si quiero seguir trabajando en esta empresa. Al parecer esta decisión fue tomada a consecuencia de la disconformidad por parte de los trabajadores y socios aquí presentes.
»Muy bien entonces yo les pregunto señores, por ejemplo, señor Johnson: ¿a usted cuando vino a pedirme ayuda porque la empresa quería dejarlo sin sueldo y sin prestaciones cuando se accidentó, le molestaba mi condición sexual? Hice que se le pagase su seguro por accidente, tuvo sus días para rehabilitación, bonificaciones y demás beneficios.
»¿O a usted señora Kent cuando vino a rogarme para que la empresa le diera un puesto a su hijo porque necesitaba de más ingresos en su casa tras la muerte de su esposo? Y por supuesto que lo obtuvo y con un muy buen sueldo.
»¿Acaso señor Dennis a usted le molestó que el arquitecto Joel Moore, siendo homosexual, reuniese una cuadrilla de trabajadores y en menos de treinta y seis horas reconstruyesen su casa después que la tormenta que arrasó con media ciudad lo dejase sin ella? Sin cobrarle un solo centavo por supuesto.
»Y así... señoras y señores —dijo paseando con la mirada por la gran mayoría de gente reunida debajo del escenario— podría continuar con cada uno de ustedes. Pero creo que no es necesario, como tampoco lo es que yo deba dar explicaciones de mi vida privada a nadie. Vengo a esta empresa cada día con un solo propósito: el de ayudar y apoyar a cada uno de sus empleados, vigilando que sus derechos sean respetados como todos ustedes se merecen. Creo, y corríjanme si me equivoco, que yo merezco el mismo trato. Legalmente no hay nada que me impida seguir cumpliendo mis funciones como hasta ahora. Tampoco la empresa tiene ninguna cláusula que me impida seguir cumpliendo con mi trabajo.
»Aun así me retiro, no por ser discriminado de forma cruel, si no por no ser valorado en mi trabajo como creo que deberían. Una persona vale por sus valores morales, no por su condición sexual. Di lo mejor de mí por cada uno de ustedes y no me arrepiento de eso. En sus conciencias queda la valoración errónea a las que hemos sido sometidos tanto mi amigo y pareja el señor Moore como quien les habla. Buenos días.
Brendan se retiró del lugar y del edificio, dejando a su espalda un sinfín de murmuraciones. Curiosamente ya no se sentía enojado, se había descargado y como les había dicho ahí dentro, no tenía por qué darles explicaciones de su vida privada. Tomó su celular para llamar a Joel, pero a último momento se arrepintió y volvió a guardarlo, debía contarle lo sucedido personalmente. Pasaría primero por el club para ver si lo encontraba allí y si no, lo esperaría en el apartamento.
Joel no estaba en el club. El encargado y Claudio lo estaban manejando todo de maravillas, por lo que decidió irse temprano a cocinar y esperar a su compañero. Terminando de cocinar ordenó todo y se dispuso a esperar, cuando le pareció que Joel ya no vendría, comió y se retiró a su habitación. Se recostó en su cama y se quedó dormido. Despertó ya bien entrada la tarde y continuaba solo. Seguramente su amigo había tenido demasiado trabajo y se fue directamente al Orión.
Le pareció extraño que no le avisara y que no contestara sus llamados, pero seguramente había olvidado su móvil en cualquier lado, como era su costumbre. Se dio una ducha rápida y salió para el club donde seguramente encontraría a Joel. Ese día las calles de la ciudad estaban más llenas de gente que de costumbre, celebraban el día de brujas y mucha gente salía disfrazada a la calle a divertirse. El Orión esa noche estaría lleno. Tuvo que dejar el auto aparcado a varias cuadras, era imposible seguir avanzando en él, por lo que decidió hacerlo caminando.
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Piensa en mí... pensaré en ti © *COMPLETA*
De TodoBrendan Hoffman es un importante abogado corporativo. Casado, pero harto de las peleas con su mujer, decidió separarse y mudarse al departamento al lado de su amigo Joel, o al menos ese era su plan. Joel Moore es arquitecto y lleva una vida tranquil...