VII

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- Sensaciones nuevas -

Las emociones son algo muy importante en nuestro ser, son un complemento mágico para nuestra alma. Aquí en el enorme castillo de pasillos largos no se sentía esa magia de sentimientos, las personas que había visto no mostraban brillo y no mostraban simpatía hacia mi. Era como si yo era la única que quería ser amables con ellos y esperar lo mismo de ellos hacia mi. La vida es algo hermosa pero es triste saber que los mismos seres humanos la arruinan sin importarles las consecuencias.

Me encontraba en la cocina junto al mesón blanco mientras que Gabriela se asomaba por la puerta del pasillo, una rara acción en ella, todo estaba listo y los invitados ya habían llegado, era una cena de cuatro,  busqué un taburete junto al mesón y me senté observando la espalda de la cocinera, estar aquí no parecía tan malo, es prácticamente lo que hacia en casa de Rosaura la diferencia es  que aquí es otro mundo y la cocinera no me trata mal como la vieja Lourdes.

Muchos estaban en la cocina alejados del comedor, una acción extraña a mi parecer, hasta la chica peliroja de antes se encontraba aquí, sentada en el piso con las piernas recogidas, se notaba extraña. había mucha gente en la que ante era una espaciosa cocina, todos menos el castaño.

--Odio esta situación -- se quejó Gabriela alejándose de la puerta y caminado hasta el centro de la cocina. --Apuesto que Nahaman está en uno de los pasillos con mejor vista que yo.

--Ya sabe como es ella-- habló la peliroja por primera vez, la observé. Su piel a lo porcelana, con pecas por sus mejillas y nariz, su contextura mejor que la mia y sus ojos claros sin brillo. -- Aunque Nahaman odie al joven Samael no puede evitar las ganas de verlo. --Bufó con molestia.

--Esa muchacha --Gabriela fue hacia el refrigerador y lo abrió observando su interior -- hay que hacer más compras --un suspiró salió de sus labios --Arabella, ¿ quieres un poco de helado?

Asentí a su dirección.  Gabriela empezo a servir helado en varias copas y observó la puerta abrirse. El castaño entro dejando un carrito de platos vacios y tomando el otro con los postres y más fruta.

--¿Qué tal? --le preguntó Gabriela con nerviosismo, no la habia visto antes así, ella era segura a la hora de entregar sus platos pero ahora la situacion era muy diferente, y yo no sabia la diferencia.

--Excelente como siempre, Madan Gabriela, siempre excelente --le dijo para despues salir de la cocina.

☆~♡

Mientras comía mi helado no paraba de darle vueltas al asunto del viernes en Caída de Ángel, Las ganas de ir aparecieron de repente con la idea de llegar y arruinar su festejo mostrándome viva, pero no soy capaz de eso, estoy mejor ahora, para que arruinar la paz que hay, la paz de Valentín por una estupidez. Pero el pensamiento no se va. No puedo negar lo tanto que ese acto me lastima y el helado no parece calmar esa presión en mi pecho.

La cena terminó hacia ya varias horas y pocos son los que han salido de la cocina, Gabriela fue una de las primeras en salir cuando fue solicitada por el joven Arazel. El castaño entró en la cocina con las manos guardadas en los bolsillo de su pantalon, era joven pero con  carácter fuerte y la dedicación al maximo según su apariencia.

Él me miro y me di cuenta que no sabia que acción ejecutar por lo que seguí comiendo la miseria que quedaba en la copa.

ArazelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora