VIII

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-Caricias peligrosas-


La imagen de Arazel desapareció al minuto de lo ocurrido, estaba más que segura que me había quedado de pie en el mismo sitio sorprendida. No era agradable recordar aquella sensación sin importar que fuera sencilla.

☆~♡

Había amanecido y la mañana estaba fresca, la lluvia caía con fuerza. Me tomé mi tiempo en el baño de estilo inglés, el agua era magnífica y dulce, miré el shampoo y me atreví a lavarme el cabello, ahora que me pongo a pensar no me lo había lavado y no me sorprendió ver caer la espuma de color marrón claro, asco, pase mis manos por todo mi cabello y cuello limpiando bien, luego pasé mis manos por mis mejillas dando pequeños masajes.

Suspiré al imaginar de manera involuntaria cómo sería recibir un pequeño beso, aunque sea solo uno sencillo, mis mejillas se incendiaron ante aquel pensamiento, sacudí mi cabeza eliminando aquel pensamiento. No debo dejarme llevar por las sensaciones y de mis hormonas.

Que vergüenza.

Al salir me vestí con lo mismo pero con diferente ropa  interior, aprecie esos pequeños brallet en el cajón, eran perfectos para mis pequeños pechos, miré la caja de chocolate de Valentín y tomé uno sin darle importancia a la hora y salí hacia la cocina, tuve que bajar las escaleras de la segunda división lo que me recordaba lo grande que era aquel lugar,  cerré los ojos saboreando el chocolate en mi boca, sin duda delicioso.

--Que pecados tienes lleno de emociones.

Me detuve con el corazón a mil, miré a mi alrededor encontrándome solo con paredes con cuadros  y simples adornos, no había nadie. La voz de aquellas palabras era masculina pero suave que eriza la piel. Asustada apreté el paso y prácticamente corrí hacia la cocina.

Lo de valiente no me quedaba en nada.

Al llegar entré con prisa, hasta me había tragado el chocolate de un trancazo, suspiré al ver a los demás pero algo me hizo apartarme para evitar algún golpe del plato que habían lanzado. Nahaman parecía una bestia en la cocina con esos ojos en llamas, mire al chico de cabello castaño y este miraba a la bella mujer sin interés, busqué a Gabriela en busca de alguna explicación o algo pero ella solo miraba a Nahaman con sus labios fruncido.

--¡Que fastidió! ¡horrible! ¡lo odio! --la pelinegro caminaba de aquí para allá llevándose todo a su paso. --¡ lo hace a propósito! --se detuvo de golpe y miro a la chef -- Mia Gabriela, consigue más de ese hermoso chocolate y algo más para intentar matar este sentimiento cruel que crea él en mi.

--Con gusto señorita. Pero necesito que deje la cocina para empezar nuestra rutina.

Le pidió en gesto cansado y comprensivo.

--Puente Bello Angel -- susurró aquella voz en mi oído, me aleje sorprendida, nuevamente mi corazón empezó a latir de manera feroz hasta llegar a sentir mis latidos en mis oídos, el puente... miré al personaje que me había susurrado aquello encontrándome con un joven que nunca había visto. -- Que escandalosa eres mujer.

Silencio.

Todo quedó en silencio, Nahaman quedó quieta con sus ojos puesto sobre el desconocido, el joven era blanco de manera perfecta con un leve rubor en sus pómulos, sus cejas oscuras que combinaban con sus ojos oscuros, sus labios pintaban un leve rosado, el joven frente a mi lucía de mi edad posiblemente lo cual era sorprendente, él vestía ropa casual, la normal de un chico en un lugar algo frío, pero ya sabía que no debía dejarme llevar por la apariencia.

ArazelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora