INTERLUDIO 1

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«La temperatura humana es algo extraña» —Pensó repentinamente Yuuki Asuna—.

La lluvia había cesado y bajo aquel cielo azul oscuro con matices naranjas, caminaban ambos tomados de la mano. A su lado, Kirigaya Kazuto, que tenía una expresión malhumorada desde que comenzó a pensar en algo hacía unos minutos, bajó su mirada hacia la acera hecha de baldosas de ladrillo sin decir una palabra.

Asuna vivía en Setagaya y Kazuto iba de regreso hacia Kawagoe, usualmente se separaban en la estación de Shinjuku ya que tomaban trenes diferentes, sin embargo y por alguna razón Kazuto dijo:

—Te acompañaré hasta un lugar cercano a tu casa.

Aun cuando iba a tardar una hora más en regresar a casa desde Shibuya, ante el aspecto inusual en los ojos de Kazuto, Asuna asintió obedientemente.

Cuando se bajaron del tren en la estación de Miyanosaka en la línea de Setagaya, que era la estación más cercana a la casa de Asuna, aún estaban tomados de la mano.

Mientras hacían esto, Asuna recordó vagamente una escena. No era solamente dulce, sino que también dolorosa. Era un recuerdo que normalmente no aparecía en su mente, sin embargo, éste regresaba ocasionalmente cuando sostenía la mano de Kazuto.

No era una memoria del mundo real, sino del pueblo de las torres de metal «Grandum» en el piso cincuentaicinco de Aincrad, el cual ya no existía.

En aquel tiempo, Asuna era la sublíder de los «Knights of the Blood». Su escolta era un gran usuario de espada llamado Kuradeel, que la acompañaba siempre. Kuradeel tenía una ardiente obsesión con Asuna, y había usado un veneno paralizante en Kazuto —Kirito—, que obligó a Asuna a retirarse del gremio.

Kuradeel había matado a dos miembros del gremio en el proceso. Asuna, que había llegado ahí justo antes de que la vida de Kirito se perdiera, sacó su espada con furia y sin piedad, redujo el HP de Kuradeel a un nivel donde pudo haberse agotado con un solo golpe más, y en ese momento ella vaciló.

Kuradeel tomó esa oportunidad para vengarse, sin embargo Kirito se había recuperado de su parálisis y acabó con Kuradeel con sus propias manos.

Ambos regresaron al cuartel general de los «Knights of the Blood» en el piso cincuentaicinco. Después de informar acerca de su retiro del gremio, se tomaron de las manos mientras caminaban sin rumbo en Grandum.

Mientras en la superficie permanecía calmada, dentro del pecho de Asuna se encontraba decepcionada de sí misma por no haber matado a Kuradeel. La culpa de hacer llevar a Kirito con esa carga pesada se arremolinaba a su alrededor. Sentía que no estaba en el derecho de ser llamada parte del grupo de despeje, y menos de encontrarse al lado  de Kirito. Pero mientras sufría estos sentimientos escuchó una voz.

«Solo a ti quiero enviar al mundo real, sin importar lo que sea necesario hacer».

En ese momento, un fuerte sentimiento creció en Asuna.

«La próxima vez lo protegeré con mis propias manos. No solo la próxima vez, sino siempre. No importa en qué mundo».

Asuna podía recordar de forma vívida la forma en que su mano, la cual no sentía nada más que el frío del aire, aun cuando se aferraba a la de Kirito, en aquel momento se puso tibia como si se encontraran sentados junto a  una  fogata. Después de que el castillo flotante colapsara, pasaran por el mundo de las hadas y regresaran al mundo real, cuando sostenía su mano, podía recordar la tibieza en su palma de aquel momento.

Realmente la temperatura humana es extraña. Incluso a sabiendas de que esa calidez era provocada a partir del consumo de energía para mantener su cuerpo funcionando, el intercambio de calor de sus palmas parecía contener información también. Porque Asuna podía entender lo que Kirito, el cual había permanecido caminando en silencio hasta ahora, había estado dudando en decir.

Sword Art Online Alicization beginning  Volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora