Sir Ferdinand, un caballero joven recién nombrado, se quedó dormido sobre su montura y por poco se cae del caballo. Arturo no pudo seguir negando entonces que tanto él como sus caballeros necesitaban un descanso. Contra su voluntad, hizo que montaran un campamento, pero se ofreció a hacer la primera guardia porque él era incapaz de dormir.
Llevaban dos días buscando a Merlín y no habían tenido éxito. Al principio, Arturo estaba más enfadado que preocupado. Pensó que darían con él enseguida. Merlín era un niño más bien pequeño, a pie. Ellos eran varios hombres adultos y preparados a caballo, expertos en atrapar a bandidos y otros fugitivos. ¿Quién le iba a decir al rey de Camelot que encontraría la horma de su zapato en un crío de siete años?
Habían mirado en todos los lugares que el Merlín adulto hubiera visitado alguna vez. Arturo casi podía jurar que había peinado su reino entero... y nada. Por su mente pasó la idea de que tal vez Merlín estuviera en Ealdor: ese reino había sido su primer hogar. Tal vez hubiera recordado algo, o hubiera sentido el impulso de ir... Pero Ealdor estaba a más de un día a caballo y él ya llevaba dos días fuera del castillo. Tenía asuntos que atender, y estaba Mordred. El rey no puede desaparecer así como así... y un padre menos. Porque a esas alturas Arturo estaba dispuesto a ser el padre, el tío, el primo segundo o el sobrino tercero de esos chicos. ¡Lo único que quería era saber si Merlín estaba bien!.
Había sido tan idiota... ¿cómo había podido ser tan frío con el niño? Prácticamente era como si él mismo le hubiera echado del castillo. Merlín no quería un hogar, ni un baño caliente, ni un protector. Él quería un padre, y Arturo había sido estúpido por no verlo. O por verlo e ignorarlo.
- Majestad, id a dormir. Yo haré la siguiente guardia – dijo Sir Lion, poniendo una mano en su hombro.
- No es necesario.
- Arturo, tenéis que dormir – insistió Lion, llamándole por su nombre de pila con la confianza que le daban los años de amistad. – No coméis, no dormís... Si seguís así vais a enfermar, y no le seréis de ninguna utilidad al niño.
- ¿Habrá comido él? –preguntó Arturo – No sabe ni quiere cazar.
- El viejo Merlín era bueno recogiendo hierbas – trató de confortarle Lion.
- Este tiene siete años. Dudo que posea los mismos conocimientos que cuando era adulto.
- Alguien le habrá acogido, en alguna posada...
- No es agradable imaginar que mi protegido está pidiendo limosna, sir Lion. No es un huérfano vagabundo.
- Lo fue. Y, tal como él lo ve, lo sigue siendo. Unas semanas en un castillo no van a convencerle de lo contrario.
Arturo gruñó en respuesta. Pese a las insistencias del que era su amigo y capitán de sus hombres, no durmió. Se alejó un poco del campamento, harto de estar sentado sobre un tocón, sin hacer nada. Escuchó el agua de un riachuelo cercano y se acercó para beber. Un ruido le alertó, y desenvainó su espada, poniéndose en guardia. Parecía un animal... era como un gruñido... aunque más bien parecía un... ¿un gemido? Vio un bulto, y se dirigió hacia allá con cautela.
Cuando estuvo lo bastante cerca, entendiendo que el bulto era una persona. Una persona pequeña... Un niño. El corazón le latió a mil por hora, porque dentro de él ya sabía que era Merlín. Se acercó sin hacer ruido, y comprobó que efectivamente era él. Se movía y gemía en sueños, como si tuviera una pesadilla. Estaba oscuro, pero había luna llena, y Arturo creyó ver que, aún dormido, estaba llorando. Se le cayó la espada de las manos, y se agachó junto al niño. Envainó el arma y cargó a Merlín, tratando de no despertarle, para llevarle al campamento.
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De padres y reyes [FANFIC DE MERLÍN]
FanfictionMordred y Merlín regresan mágicamente a su infancia, y Arturo se ve en la difícil situación de ser su... ¿pensabais que iba a decir padre? ¡Venga, por favor! Aunque... si alguien se preocupa por ti como un padre, cuida de ti como un padre, y te trat...