Capítulo 11.

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No estaba siendo fácil tener a Jong In cerca, no sólo porque quería arrancar su cabeza y así recuperar a su omega, sino que éste olía a Taemin, teniendo a su lobo gruñendo porque nadie más debía de oler a su pareja que él.

Las cosas en la casa tampoco estaban siendo fáciles, no cuando encontró en más de una ocasión a Taemin abrazado al cuello de Jong In, y no podía decir que era algo que ellos estaban haciendo apropósito para ser descubiertos, o eso le gustaba creer si cada vez que los encontraba juntos los veía escabullirse hacia la habitación, pero lo más difícil no era encontrarlos besándose, sino cuando parecía que las cosas iban a ir más allá que un simple beso.

Min Ho sentía que estaba volviéndose loco, su lobo no dejaba de insistir en que interviniera, que peleara con Jong In y que recuperara a su omega, pero siempre estaba intentando controlarse, no por la advertencia de Jong Hyun sobre echarlos a los tres de la casa, sino por el hecho de que si eso sucedía no podría estar cerca de Taemin.

Además de eso el hecho de que Jong In era su sobrino y por mucho que en ese momento estuviera enojado con él por haber marcado a Taemin, no sólo podía matarlo, él sabía lo que era perder a un hijo, aunque nunca lo tuvo en brazos, no quería hacer pasar a su hermano por lo mismo, y creía que debía de haber una solución, algo que pudiera hacer ahora que su pareja parecía no querer que él se acercara siquiera.

Min Ho empezaba a sentirse demasiado preocupado por Taemin, en las dos últimas semanas lo había encontrado vomitando en el baño, además de que parecía un poco más pálido y delgado, y la gasa sobre su marca seguía porque ésta no cicatrizaba, y a pesar de eso el chico se negaba a estar cerca de él, o a recibir su ayuda como fue en esa mañana cuando lo vio salir del baño y parecía agotado, que sus piernas no lograron sostenerlo.

Todos habían estado en el comedor cuando él había llegado de correr un poco, necesitaba dejar salir a su lobo, y cuando pasó junto al baño de la primera planta, se encontró con Taemin, lo había tomado en brazos antes de que tocara al suelo, pero el omega inmediatamente había gritado el nombre de Jong In y éste estuvo casi de inmediato a su lado, apartándolo, porque eso no fue como lo que sucedió hace tres semanas en la cocina, él no había atacado a Taemin y su sobrino parecía notarlo.

Min Ho estaba culpando de todo eso a la marca de Jong In, su padre les había advertido que las cosas no serían fáciles, que sus lobos podrían rechazarse, pero no veía a su sobrino estar en las mismas condiciones de Taemin; Jong In no parecía agotado, ni más delgado, ni pálido y según lo que entendió todo eso debía de estar afectando a los dos, no sólo al omega y aquello confundido y preocupado, porque no sabía si su pareja tenía una enfermedad que no era fácil de detectar o qué estaba pasando.

Después de la muerte de Seul Gi se había enfocado en la seguridad de la manada, y creía que tal vez debió aprender un poco más de todo, al menos de esa manera podía hacerse una idea de lo que sucedía con Taemin, ya que acerca de eso no había gran información, incluso él habría creído que no marcar a alguien que no era su pareja era fácil, pero ahora sabía que si sus lobos no se aceptaban podrían morir, y a sus cincuenta y tres años Min Ho sentía que sólo era un lobo preparado para pelear, pero sin ningún conocimiento sabio.

No pudo evitar que su mirada siguiera a Jong In cuando éste se internó en el bosque, su turno como centinela había terminado y sería normal que se fuera, pero Min Ho sentía que algo no estaba bien con su sobrino, hace un par de días había comenzado a sentir un olor casi imperceptible en él que sabía que no pertenecía a Taemin, porque el de él era demasiado fuerte sobre Jong In, pero el otro aroma parecía no querer estar ahí, como si se hubiera impregnado en él al pasar cerca de algo, o alguien, porque él creía saber a quién le pertenecía.

Un nuevo compañero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora