Después de varias clases, tocaba clase de matemáticas. Genial, mi asignatura favorita! (Nótese la ironía por favor) Al menos es la última que tenemos hoy, pero es que es insufrible.
Entro en clase y me siento en una de las últimas filas. Acto seguido se sienta a mi lado Raquel, nunca he tenido una gran amistad con ella pero tampoco nos llevamos mal, eso sí, es súper agradable, súper simpática y sobretodo súper graciosa.
Sinceramente no entiendo muy bien porque se ha sentado conmigo, quedaban muchos otros sitios libres...-¡¡Hola!! ¿Que tal el primer día?- No miento cuando hablo de la simpatía de esta chica, en serio.
Me lo dijo con una sonrisa de oreja a oreja y abriendo un poco los ojos.-Podría haber empezado mejor la verdad- Lo dije un poco con desgana, sé que no es la mejor forma de empezar una conversación pero fue lo primero que se me vino a la cabeza y tampoco es que estuviera mintiendo.
-Ay ya, a ti que no te afecte lo que diga ella. Tú a la tuya y ya está- Por un momento con mi contestación se le había quitado la sonrisa de la cara, pero nada más abrir la boca para contestarme ya estaba sonriendo otra vez.
Cuando iba a darle las gracias apareció nuestro maravilloso profesor y para nada malo explicando matemáticas.
Nada más entrar por la puerta el hombre este ya estaba hablando sobre el primer tema del libro. Yo hay cosas que flipo un poco.
No paraba de hablar y decir cosas y escribir números sin explicar realmente nada.
De la nada escucho a Raquel "hablar" medio en voz baja, como si estuviera hablándole al profesor pero en realidad no.
-Vamos a ver amigo de lo ajeno ¿como pretende que entienda yo su asignatura? si entendería mejor a un puto ñu hablando con el que escuchándole a usted en una de sus clases- lo dijo realmente indignada pero con esa gracia que tiene ella que yo no pude evitar reírme muchísimo al oír eso.
De verdad que el profesor no paraba de hablar con palabras súper técnicas que no entendía ni su abuela, sin pararse a explicar algo como tal.
Quedando cinco minutos de clase, el profesor dictó unos ejercicios que había que traer hechos para mañana.
-Bien, para mañana quiero que traigas TODOS los ejercicios 3, 4, 5, 6, 7 y 8
-Claro que sí hombre, y también si quiere le traigo a un elefante haciendo patinaje sobre hielo, no te jode-
Cada vez que Raquel abre la boca, es risa asegurada, me hace demasiada gracia esta chica.-Vamos a ver qué maravillosos ejercicios nos ha puesto esta gran persona, mmm una mierda, otra mierda, más mierda, OH, a ver este que tiene pinta de ser... UNA PUTA MIERDA COMO UN PIANO.
-Ehh, mi mente está intentando buscarle un lado positivo a esto pero... No lo encuentro- no encontraba una sola cosa buena que decirle a Raquel sobre esta asignatura.
-No te preocupes Alicia, no es que no la encuentres es que no existe directamente, no hay forma humana de entender esto con un profesor así. Bueno, solo si eres Carlos- Carlos era el listillo de la clase, el empollón básicamente, típico de gafas y camisa de manga corta a cuadros. Sacaba todo dieces, prestaba siempre atención en clase y lo entendía todo a la primera.
Por fin sonó el timbre que significaba el irnos a casa de una vez después de tantas horas.
Salí de clase y como siempre me puse los auriculares hasta llegar a mí casa.
Cuando llegué no había nadie, no se porque me sorprende, todos los días es así. Mi madre en el centro de rehabilitación, mi padre... no quiero ni acordarme de él, un día se fue y no volvió, un verdadero cobarde, María, mi hermana pequeña aún estaba en el colegio, Lucas, mi hermano mayor estaba trabajando, solo nos llevamos un año pero ya tiene los 18 y puede trabajar, y Sara, mi otra hermana, la mayor de todos, también estaba trabajando. Eran nuestras únicas fuentes de ingresos.
Fui directamente a la cocina a comer, cogí unos fideos instantáneos y arreando, no tenía ganas de ponerme a cocinar.
Cuando acabé de comer fui hacia mi habitación, nada más entrar Aslan, que estaba durmiendo en mi cama, se despertó y vino hacia mi y a pasar entre mis piernas yo lo cogí en brazos y lo puse delante de mí mirándole a los ojos.
-¿Pero como puede ser un gato tan bonito?- Lo dije con una voz de niña pequeña, esto solo me lo provoca el gato.
Es blanco con tonalidades marrones, con la nariz rosa y los ojos azules. Lo más bonito del mundo. Lo tenemos desde hace un año, desde que mamá entró en el centro de rehabilitación.
Por las mañanas nunca lo veo porque extrañamente le da por dar unos paseos matutinos. Mi gato hace más ejercicio que yo.
Cuando le dije eso, me maulló, siempre que le habló me contesta, es genial.
Lo dejé en el suelo y volvió a mí cama. Yo me fui hacia el escritorio y me puse a estudiar. Unas horas después, cuando acabé me apetecía pintar, muchas veces lo hago después de estudiar, de alguna forma me relaja.
Me puse a pintar un prado, verde, soleado, agradable, como yo me imaginaba un lugar ideal.
No pude pintar apenas nada ya que en ese momento escuché a Lucas cerrar la puerta de casa y llamándome.
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Cuándo no era nadie
Teen FictionLas personas no somos rocas sin sentimientos, incapaces de expresar lo que nos pasa. Muchos intentamos ocultarlo, pero es imposible, el tiempo lo saca todo, de una forma u otra, pero lo saca. Y es horrible afrontarlo solo. En la vida existen esas pe...