-Oye, yo me tendría que ir yendo ya ehh- habíamos perdido la noción del tiempo hasta que Raquel se incorporó para hablar.
-Ay sí, se nos ha hecho un poco tarde. ¿Verónica, tú te quedas hasta antes de la hora de cenar no?- si no tengo alucinaciones creo haberla escuchado diciendo que se quedaba hasta más tarde.-
-Sí sí, mi madre está avisada y todo. Aunque capaz es de llamarme preguntando donde estoy- giró los ojos al decirlo, debe ser costumbre.
-Bueno chicas- empezó a incorporarse- yo me voy, me ha encantado esto- se estaba riendo mientras iba a abrir la puerta de la habitación.
-Ay hija, pero no te vayas tú sola, al menos te acompañamos a la entrada- Verónica también se levantó y me miró para ver si yo hacia lo mismo.
Fuimos las tres hacia la puerta de la entrada.
-¡GOOOOL! !VAMOS!- me asusté mucho al escuchar a mí hermano gritar como un loco mientras aplaudía, estaba viendo el Barça-Madrid, por lo que vi iban empatados y el Barça había marcado un gol.
-¿QUÉ? YA HA EMPEZADO, joder sí que se me ha hecho tarde- Acto seguido Raquel también empezó a gritar- ¿!Y además gol de Messi!? ¿Que tomadura de pelo es esta? Esto es peor que el profesor de matemáticas y sus chistes- Fue directa a ponerse delante de la televisión, Verónica y yo nos miramos sin entender- Bueno no pasa nada, el Madrid siempre remonta- dijo esto último con aires de superioridad, levantando la cabeza.
-¿Quien eres y por qué estás en mi casa?- Lucas se quedó mirando a Raquel cómo si fuera un ser extraño, pero medio riéndose.
-Me llamo Raquel, a favor del Madrid- Se quedó sonriendo orgullosa de lo que acababa de decir.
-Soy Lucas, a favor del Barça, el mejor equipo del mundo, nada que ver con esa... cosa que has nombrado tú, tiene nombre de enfermedad, Real Madrid, bueno de insecto también- empezó a frotarse la barbilla, se lo estaba tomando todo en coña, vacilándola todo el rato.
-Vale vale, suficiente, esto no va a llegar a ningún lado, venga vamos Raquel- si dejaba a estos dos juntos y además viendo el partido... Nada podría ir bien.
Raquel por fin se fue a su casa, después de unas cuantas contestaciones a los comentarios de Lucas, Verónica y yo fuimos otra vez a mí habitación y nos pusimos como antes.
-¿Tú qué piensas sobre lo de Raquel y sus amigas?- Verónica estaba con ese tema en la cabeza desde la contestación de Raquel.
-Sí te soy sincera creo que se está engañando a sí misma, porque no quiere aceptar la realidad.
-¿Por que crees eso?- sabía que su pregunta iba más allá y que entendía que no lo decía por decir.
-Es duro sentirse solo, sentir que por muy rodeado que estés, a nadie le importas, que a nadie le importa lo que dices o haces, que sí desaparecieses no cambiaría la vida de nadie...- Verónica me había empezado a mirar de una forma triste.
-Pero nunca estás solo, siempre habrá una persona a tu lado, y si no la hay, no tardará en llegar y en quererte. Porque no podemos estar solos, y si lo estamos es porque nosotros mismos nos ponemos barreras para no volver a sentir el sufrimiento que pudimos llegar a sentir.
-Pero es lo que te digo, por muchas personas que hayan a tu alrededor, al menos que haya una sola que te diga algo como Eres indispensable en mi vida, o No sé qué haría sin ti, no digo que esté todo el día diciéndolo pero aunque sea una sola vez, y que lo que diga sea sincero, no solo porque te nota triste y lo diga por compasión.
-Alicia, no tienes que tener esa forma de pensar, no vas a estar sola, y tarde o temprano llegará esa persona de la qué hablas. Y ¿por que cuando te lo dice cuando estas triste tiene que ser mentira? Puede que le cueste demostrar sus sentimientos y en esos momentos sean los únicos en los que se atreve a decírtelo.
-No quiero seguir está conversación- no íbamos a llegar a ningún lado con esta conversación.
-¿Crees que para mí no serás una persona importante en mi vida y que únicamente serás una más?- Verónica se había puesto a mí lado.
-¿Te crees que yo lo sé? A saber- Tampoco sabía que pretendía que le respondiese.
-Hombre, pues yo creo que el me hayas contado esto ya es un avance ¿No?- me miraba sonriendo, me recordaba a Sara cuando me habla como si fuera una madre.
-Supongo...- no sé porque pero estaba empezando a sonreír aunque intenté reprimirla, no me salió muy bien el intento.
-Uy esa sonrisilla, seguro que es la que ponías mientras hablabas con Adrián- Dios mío que pesadilla con el puto Adrián, le voy a coger hasta asco a este paso.
-JODER, que pesaditas estáis con Adrián, sin más hablé con él y punto, fin.
-Mierda, mi madre, me dijo que me haría una llamada perdida cuando quería que empezase a ir hacia casa- Después de mirar su móvil se puso a recoger sus cosas y yo me levanté para ir a acompañarla a la puerta de la entrada- ¡Hasta mañana!- lo dijo y me abrazó, me vino bastante de sorpresa y en este punto ya no se si lo hacía porque le había nacido o por lo que habíamos hablado. En cualquier caso, nunca está de más un abrazo.
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Cuándo no era nadie
Teen FictionLas personas no somos rocas sin sentimientos, incapaces de expresar lo que nos pasa. Muchos intentamos ocultarlo, pero es imposible, el tiempo lo saca todo, de una forma u otra, pero lo saca. Y es horrible afrontarlo solo. En la vida existen esas pe...