Rosez: School Days |Shizaya|

Capítulo 2

No planeo comer con Shinra, puesto que no quiero acercarme a ese rarito de Shizuo, ¿Quién se cree? Olfateándome todo el tiempo como si fuera un perro, ¡no quiero tener nada que ver con ese tipo de gente extraña!

Dotachin y yo nos dirigimos a la azotea, llevamos nuestro tesoro de comestibles como cuando estábamos en la escuela media, nos daremos un gran festín. Comenzamos a platicar de lo que paso en nuestras vacaciones, cuando de pronto, miro a Shinra salir de la puerta, claro, con Heiwajima detrás suyo.

—¡Los encontré! —Nos señala y de inmediato se une—¿y bien que hacían? —el rubio se acerca también, molesto por su infiltración, los ignoro, me recuesto en la pierna de Dotachin y me quedo dormido para no tener que hablarles.

Puedo ver la escasa luz del sol a través de mis parpados, no sé cuánto dormí, pero se sintió bien, Dotachin siempre me deja dormir en su pierna y es tan tranquilo, que enseguida me invade el cansancio.

—Lo siento, deberíamos ir a clases—me levanto y tallo mis ojos.

—La segunda hora ya ha comenzado—esa no es la voz de Dotachin—¿dormiste bien? —volteo, encuentro a Heiwajima Shizuo.

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué tú?!

—Kadota-san no quería despertarte pero también quería ir a clases, así que me ofrecí a quedarme contigo—explica sin darle importancia.

—¿Por qué harías algo así? ¿Acaso crees que conseguirás algo a cambio? ¿De mí? Olvidalo.

—¿Algo a cambio? —que actué como un ingenuo es patético, se lo que pretende, conozco a la gente como él. No todos a mi alrededor son lo que parecen.

—Conoces a la Familia Orihara, supongo, has deducido quien soy por ende, pero, yo no soy tan fácil de manipular como ellos, así que, por más amable que actúes conmigo no conseguirás nada de mí, no te daré dinero o contactos importantes.

—No lo hago por eso—arruga el entrecejo.

—Sí, claro.

—Te digo que no es así—me toma del brazo, vuelto a sentir esa electricidad recorriéndome y una fuerza pronunciada en su agarre—tampoco sé porque lo he hecho—es injusto, mostrando una cara de confusión como esa... podría creerle.

—Vale—se sorprende—te creeré esta vez, pero, si me traicionas, voy a hacer que desees estar muerto.

—Eso significa.

—¡Que somos amigos, lento! —me suelta—pero no te creas mucho.

—Si... amigos—esta sonrisa nueva es muy extraña, irradia más luz y calidez que la de antes. Es como si pintara el mundo con cientos de colores en un momento.

—Bueno, ¿Qué hacen los amigos exactamente? —me siento delante suyo, me mira perplejo.

—¿Qué?

—Solo me la he pasado con Dotachin y Shinra, pero Dotachin solo me escucha hablar y me ayuda a estudiar, Shinra solo se la pasa hablando de su novia sin cabeza, pero tú—lo señalo—no eres como Dotachin o Shinra. Así que, dime, ¿Qué debemos hacer? —ríe levemente, noto un ligero rubor en sus mejillas.

—Yo, no tengo muchos amigos, así que, bueno, tampoco sé que debemos hacer—sonríe con mucha confianza.

¡Hemos caído en un punto muerto tan pronto!