JungKook un imbécil tatuado, JiMin un tierno chico, amante del rosa y las leches de fresa.
Un chico rudo, lleno de piercings y tatuajes. Enamorado del pequeño chico que usa ropa color pastel e irradia ternura.
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JungKook rodó los ojos, pero hizo lo que su novio le pidió.
JiMin tomó la cuchara, y haciendo tontos pero tiernos soniditos simulando que la cuchara era un avión, la acercó a la boca del tatuado, el cual la atrapó y comió el delicioso pedazo de helado de vainilla.
— ¡Otra vez!
JungKook suspiró, tomó a su chico y lo sentó en su regazo.
— ¿Y si mejor hacemos otra cosa? — Inquirió, comenzando a repartir besos en sus mofletes.
JiMin dejó la cuchara sobre la mesa, enredó sus piernas alrededor de la cintura de su pareja, quedando frente a frente. JungKook besó aquellos hermosos y suaves labios que desde hace tiempo le tenían obsesionado, degustándolos y logrando sacarle un pequeño gemido a JiMin.
—Como Kookie quiera...
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