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El juego era divertido, pero Valentín era bien tramposo, Jade y yo éramos equipo contra Ramón y Valentín, íbamos ganando, pero ellos comenzaron a hacer trampa y perdimos.

— Loser's —dijo Valentín burlándose.

— Cállate wey, hicieron trampa —dije enojada.

— No es cierto, tu no sabes perder —respondió.

— Claro que sé, apostemos —dije segura.

— ¿Qué apostariamos y porqué? —respondió retandome.
— 5 canastas a tiro libre sin falla, por lo que cada quien quiera.

— ¿Si yo gano harás lo que quiera? —preguntó interesado.
— Al igual que si tu pierdes harás lo que yo te ordene.

— Trato hecho —respondió.

Nos pusimos en posición tomamos un balón cada uno y comenzamos a tirar.
Estábamos parejos 4 de 4, último tiro, el ganador, fallé.

— ¿QUIÉN GANOO? Exacto, ¡yo! —gritó Valentín alegre.

— Si pues ya, ¿qué quieres que haga? —respondí desinteresada.

— Te lo diré más tarde, déjame pensarlo..

— Bien.

— Bien —dijo sonriendo malicioso.

Chale, si me sentí mal por no ganar, pero bueno así es la vida, ahora sólo quedaba esperar por el castigo de Valentín. Terminó la tarde y cayó la noche, estaba preparándome para dormir en mi habitación cuando alguien llamó a la puerta.

— Adelante —dije.

— Soy yo —respondió Valentín.

— ¿Ya vienes a ponerme el castigo? —dije fingiendo molestia.

— Si —dijo burlándose.

— Bueno, ¿que tengo que hacer?

— Darme un beso —dijo seguro.

— Jaja ni en tus mejores sueños, no te voy a dar un beso, de ninguna manera —dije de igual manera.

— Si lo harás, era una apuesta..

— La apuesta era por un castigo...

— Para ti es un castigo pero para mi es un premio —dijo sonriendo.

— Bien, entonces lo haré...

Me acerqué lentamente hacia él, lo tomé por el cuello, me acerqué a su boca y cuando estuve a punto de llegar le di el beso en la mejilla.

¡Listo! Apuesta cumplida —dije feliz.

— Eso no es un beso —dijo un poco decepcionado.

— Si lo es, no dijiste donde, la próxima hay que ser más listo querido Valentín..

— Pues ya qué, buenas noches...—dijo y salió del cuarto.

— Buenas noches...

Eso fue, raro, quería besarlo, pero no por una apuesta, la charla con Norma me hizo darme cuenta de que en verdad me gustaba, y estaba casi segura que yo a él, pero había algo inexistente que me impedía correr hacia el y decirle que lo amaba. Estaba loca o comenzaba a estarlo.

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