Capítulo 8

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Como una flor ornamental brotando en medio de la tenebrosa oscuridad, esta inusual pareja de caminantes era algo inaudito a ojos de todo el mundo.

No solo el huraño y hermoso Blondie llenando el ambiente con un excepcional aire a dignidad y refinamiento, sino también la figura que paseaba junto a él, un mestizo de los barrios bajos portando una máscara de insolencia y acarreando el mal humor a cuestas.

Más que por las diferencias entre sus constituciones físicas, los espectadores estaban boquiabiertos por el innegable disparejo de sus estatus sociales. Solo podían mirarlos y tragar.


Debe tratarse de una broma, ¿verdad?

Ninguna mujer en el lugar de Riki, no importaba cuán atractiva o talentosa fuera, hubiera disipado el desconcierto que sentían. Un Blondie solo debía ser visto en compañía de otro Blondie.

No era el resultado de una cínica resignación o de alguna especie de oscuro "pacto" acordado con un guiño y un asentimiento. Aquello era la expresión del temor y la envidia que albergaban por los Blondies de Tanagura, quienes reinaban con sus cetros de perfecta belleza, perfecto conocimiento, y perfecto poder en sus manos.

De ahí la obvia y amplia divergencia entre Riki y Iason. Lo que chocaba contra sus sentidos, más que la distorsión de un espejismo resplandeciente, eran las ondas generadas por el ruido del fondo mientras caminaban juntos.

Un cruel iceberg brillando con una luz dorada. Un ardiente río negro. Dos estados de la materia que bajo circunstancias normales no deberían acomodarse entre sí, y menos aún llegar a los más tenues acordes de una resonancia armónica.

Entre las hordas de personas en busca de placer que recorrían el Distrito, solo ellos dos parecían ir contra corriente.

Giraron por una calle lateral, lejos del bullicio de la vía pública principal. Con solo ese cambio en la dirección la oscuridad se agravó y las brisas cargadas de pasión se estancaron. El tránsito peatonal se redujo a la mitad.

Se adentraron en los callejones. Los oscuros valles serpenteando a través del amasijo de edificios se hicieron más y más profundos. Riki recorría el familiar callejón a paso confiado.

Ni una sola vez miró por encima de su hombro hacia atrás para comprobar que Iason lo estuviera siguiendo. No porque estuviera seguro de que Iason estaba allí. Sino porque, si se atrevía a ser honesto consigo mismo, comprender las verdaderas intenciones del silencioso Iason estaba más allá de sus capacidades, y a diferencia de su yo habitual, Riki permanecía inseguro del rumbo a seguir a continuación.

¿Cómo manejo esto? Eran las únicas palabras en las que podía pensar.

Contrario a mostrarse incómodo o inquieto, el extravagante Blondie le seguía de cerca. Lo que no significaba que iba a pegársele a Riki sin rumbo fijo mientras este navegaba por la noche de Midas, pero a ese punto, por alguna razón, no parecía estar buscando la oportunidad de marcharse.

Riki no tenía idea de cuál era la verdad, ni tampoco qué iba a hacer a continuación. Apretó los dientes en lo que los pensamientos pasaban por su mente. Mierda, dijo chasqueando audiblemente la lengua. A tal punto encontraba difícil controlar sus emociones, pero conectó todas sus neuronas en su materia gris de todas formas.

Sí, pensó, llegando por fin a la respuesta. Es el único lugar que servirá.

Después de haber resuelto su mente, toda indecisión presente en sus pasos se desvaneció de igual forma. Procedió desde el callejón hacia una calle lateral y después al bar Minos. El brillo de las letras fluorescentes inundaba las profundidades de la oscuridad.

Ai No Kusabi - Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora