Day 4

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Después de tres días durmiendo junto a Seungyoun parecía que ya me iba acostumbrando a su presencia en la cama. El día de ayer fue un día tranquilo, lo pasamos en el sofá viendo películas y descubrí que también tenía bastante en común con él en ese tema. Solo quedaban dos días para nochebuena y mis nervios ya estaban a flor de piel. Decidí no pensar mucho en ello aún. Pensé que unas navidades no eran navidades sin unas galletas navideñas así que convencí a Seungyoun para que me ayudara esta tarde con ello. Me aseguró que era un completo desastre en la cocina pero aún así insistí en que debía ayudarme. Esa mañana Seungyoun acompañó a mi padre a comprar leña, en un principio estaba insegura sobre dejarlos a los dos solos pero el pelinegro insistió en que era una buena idea para ganarse la confianza de mi padre. Yo no pude negarme ante su firme opinión. Pero mi cuerpo se relajó cuando llegó la hora de la comida y los vi entrar mientras ambos reían. Mi padre pasó su brazo sobre los hombros de Seungyoun.

-Hija, este chico es genial. ¿Sabías que jugaba al fútbol? Incluso conoce a los equipos extranjeros.

-Sí papá -apenas podía hablar de mi asombro.

Seungyoun se acercó a mí y besó mi mejilla, esto ya se había convertido en algo habitual en nosotros.

-No me habías dicho que a tu padre le gustara tanto el fútbol.

-Sí, eso fue un error.

-No importa, esta mañana he ganado algunos puntos.

-Ya lo veo. Gracias.

-Es mi trabajo -un extraño sentimiento me revolvió el estómago. Por supuesto que era su trabajo, él no hacía nada de esto por mí -.¿Estás bien?

-Sí, lo siento estaba pensando en mis cosas. Será mejor que vayas a cambiarte para ir a comer.

-Claro, vuelvo enseguida.

Lo vi subir las escaleras y perderse en el pasillo que daba a las habitaciones. Volví a ayudar a mi madre y mi hermana con la comida y así intentar olvidar los estúpidos sentimientos que había experimentado.

Después de la comida todos se sentaron en el sofá a descansar pero yo sujeté la mano de Seungyoun antes de que hiciera lo mismo y lo llevé hasta la cocina.

-Prometiste ayudarme con las galletas.

-¿Vas a hacerme cocinar de verdad?

-Sí.

-No puedes culparme si algo sale ardiendo.

-No exageres.

-No exagero, he llegado a quemar un plato de macarrones -me reí-. Estás preciosa cuando sonríes.

-No hay nadie delante, no tienes que decir esas cosas.

-Lo sé.

-Bien, vamos a empezar con la masa de las galletas. Coge uno de esos boles.

-Hecho.

Le indiqué cuanta cantidad de ingredientes debía echar y ambos comenzamos a mezclarlos en nuestros respectivos boles. Era divertido ver su cara de concentración mientras lo hacía.

-La masa debe quedar homogénea -pasó su mirada de un bol a otro-. Ey, lo estás haciendo genial.

-¿En serio? Vas a lograr lo que nadie más ha logrado nunca.

-No cantemos victoria todavía -me sonrió divertido.

-Pensé que confiabas en mí -dijo con falsa voz triste.

-Y confió en ti.

-Pues no deberías.

Sin que me diera cuenta me sujetó por la espalda y metió su mano en el bol para después manchar por completo mi mejilla. Lo miré falsamente ofendida y después me eché a reír.

Contract |Seungyoun|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora