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Cuando Jared se despertó, bostezo, estiro sus brazos por encima de su braza y alargo el brazo a su costado. Al no encontrar nada se sentó y abrió los ojos.

– ¿Claire?

Ver bailar a Jared Johnson era todo un espectáculo pero nada se compara a verlo dormir.

Tenía mi mentón apoyado sobre mi rodilla, abrazaba mis piernas contra mi pecho y estaba sentada en la silla. Después de tratar de dormir toda la noche, decidí rendirme y me senté a esperar que amaneciera.

El recorrió toda la sala con la vista y cuando me vio note como sus hombros se relajaban y sonreía.

Le devolví la sonrisa. Quizás no fue tan brillante como la suya, menos hermosa, pero fue más de lo que podía dar. Jared se levantó, se puso delante de mí y me dio un beso en la mejilla. Ruborizada, apoye una mano en su estómago y lo empuje despacio.

–Buenos días, amor mío. ¿Cómo dormiste? –me pregunto sonriendo todavía, sin darle importancia haber sido empujado.

–Buenos días, Jared.

– ¿Tienes frio?

–No.

–Pero estas temblando –insistió, con su entrecejo empezando a fruncirse y mirando mis brazos. –Voy a subir la calefacción. Ya vuelvo.

–No, no hace falta. –le agarre de la mano para que no se fuera.

Su cabello estaba revuelto en la parte de la nuca, su rostro estaba un poco hinchado y los labios estaban a punto de explotar. Levanto una mano, se restregó el ojo izquierdo y soltó un largo bostezo. Cuando estiro el brazo para pasarlo por su nuca, la punta de su remera gris oscura mostro un poco de piel al levantarse.

Abrazándose a sí mismo, se dio media vuelta y se fue caminando hasta el termostato. Poco a poco empezó a hacer más calor.

–Vamos a desayunar, amor mío.

– ¿Tienes comida aquí? –quise saber, sonando un poco incrédula. Cuando llegamos anoche era demasiado tarde para ir de compras.

–Le mande un mensaje a mi hermana para decirle que usaría su casa. Ella me dijo que haría las compras. –dijo encogiéndose de hombros, al tiempo que abría las puertas de la heladera. –Soy muy afortunado. Ella enserio me ama.

Me senté sobre uno de los taburetes y mire por encima de su hombro. La hermana de Jared Johnson debía sentir un profundo amor por él ya que la heladera estaba repleta. Ella había comprado tantas cosas que parecía que lo preparaba para abastecerlo por un año.

–Pensé que nos quedaríamos por el fin de semana. ¿Qué pasara con toda esa comida?

–Mi hermana a veces exagera... Todavía me ve como un niño pequeño.

– ¿Enserio? –pregunte sonriendo.

Jared hizo una mueca.

–Compórtate como alguien de tu edad y quizás ella considere verte como alguien más maduro que un niño.

Su cara me dijo que había esperado otra cosa de mí. Quizás era la costumbre. Estaba esperando escuchar algo más compasivo, algo como que a todos nos pasa, por ser simplemente él. Pero ¿Acaso no era cierto? Se comportaba como un niño a veces.

–Eres adorable. –dije en voz baja, irritada porque fuera tan hermoso a pesar de enojarse. –Como un muñeco.

Entrecerró los ojos, analizándome, y de pronto lo tuve delante de mí, apoyo sus codos encima de la isla, puso su dedo en mi entrecejo y arrugaba los labios.

Mi Obsesión EternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora