Daniel POV.
Estoy de pie frente al espejo cuando la puerta se abre.
-¿Sigues ahí? –Me pregunta mientras entra a la habitación.
Me limito a seguir mirándome, y suspiro.
-Siéntate un rato –me dice-. O acuéstate.
"Tienes la botella intacta. Bébela, te ayudará.
-No quiero arrugar el traje –le digo-. O mancharlo. Y el refresco tiene mucho gas, me inflamará y el pantalón me quedará ajustado.
Lo veo sonreír a través del espejo.
-Solo espera un poco más –me dice-. Ya falta menos.
-Me están consumiendo los nervios –exclamo.
Él camina hasta mí, colocándose a mis espaldas.
-Ven acá –me dice, y me obliga a dar media vuelta.
Envuelve mi cuerpo con sus brazos, y le devuelvo el gesto.
Se siente bien.
Realmente lo necesitaba.
-Estás helado –me dice-. Trata de relajarte, respira, déjalo fluir. Necesitas recuperar color en el rostro. O tendré que hablarle a la maquillista.
-Lo estoy intentando, David –mascullo-. De verdad lo intento. Pero estoy concentrándome en no vomitar.
Se aparta de mí y me mira a los ojos, sonriendo.
-No has comido nada desde anoche, no creo que puedas vomitar algo.
-Me comí las galletas –replico.
-Te comiste media galleta y escupiste el resto en la servilleta. Lo vi.
Sonrío.
-¿Cómo lo hiciste tú? –le pregunto-. ¿Estabas nervioso? ¿Cómo lo controlaste?
-Estaba nervioso, si –admite-. Pero estaba feliz. Así que mi felicidad me hizo disfrutarlo todo. Incluso los nervios los disfruté.
"A diferencia de a ti. ¿A caso no eres feliz, hermano?
-Soy extremadamente feliz –admito-. Pero no puedo dejar de pensar... en todo.
-¿En todo? –inquiere-. ¿Tienes... dudas sobre algo? Está bien tener dudas...
-No –lo interrumpo-. No es por eso. No tengo dudas sobre lo que voy a hacer. Es más como... pequeños detalles.
"Pienso mucho en no caerme de camino al altar. O en que no olvide los votos. O en el clima exterior. O los invitados, el servicio...
Tengo que obligarme a respirar para que no comience a entrar la ansiedad en mí nuevamente.
Pero mi cerebro comienza a maquinarlo todo otra vez.
Y de pronto siento un golpe en la mejilla, y un ligero ardor segundos después.
-¡David! –exclamo, desconcertado.
Pero el me mira fijamente, con su mano en el aire.
Ni un poco arrepentido de la bofetada que acaba de darme.
-Contrólate –me dice-. O el próximo no será con la mano abierta.
Me quedo anonadado, mirándolo fijamente, con una mano sobre la mejilla.
A pesar de que David y yo tenemos la misma edad, con diferencia de minutos, él siempre me ha recordado a papá.
Tanto por su actitud protectora, como por sus expresiones faciales.
ESTÁS LEYENDO
Protected.
Romance"Si hubiera una manera de cambiar la historia.... de hacer que las cosas sucedan de manera diferente... no lo haría. Ha sido difícil. Si. Y probablemente lo será aún mas. Pero Daniel es feliz. Y yo soy feliz. Y es lo que importa." Brant Dought.