Tormenta Dentro de Mí.

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En medio de una oscura noche en la montaña se encuentra una solitaria silueta vagando entre la penumbra, sin miedo alguno de lo que pudiera salir de ella, pero aterrorizada de lo que estaba a punto de entrar. Vigilante, como si hubiera alguien, o algo, oculto entre las sombras, asechándola, buscándola, cuando en realidad era ella quien no paraba de perseguirlo a donde fuese que esto marchase, por eso era que se encontraba allí en primer lugar, por seguir a ese misterioso ser que tanto le atormentaba, que tanto la intimidaba, pero a quien no le temía... o eso pensaba.

- ¡Aaah! - exclama al sentir algo pasando a toda velocidad cerca de su costado, rápidamente se recompone fingiendo total serenidad antes de mirar a los ojos a la extraña silueta - ¿Qué es lo que quieres? - interroga decidida, aunque sabía que, como siempre, no obtendría ninguna respuesta.

Si intentase describirle a alguien más lo que estaba frente a ella, no solo la tomarían por loca, se asustarían de que su mente fuese capaz de imaginar algo tan extraño, aunque tampoco es que lo fuera tanto, solo era una especie de caballo, con una crin siempre agitada al viento pese a que no hubiese ninguno, ojos centelleantes que parecían juzgarla, acusarla, o presionarla fuertemente solo con fijarse sobre ella, y claro, el pequeño detalle de ser prácticamente transparente, salvo su silueta que yacía delineada por una especie de niebla extremadamente fina, resplandeciente igual que su mirada que pese a constar de tan solo un par de marcas con forma de gotas que dejaban una estela similar a la de la tinta al deslizar un pincel sobre un lienzo, solo que el lienzo no se veía, y las gotas no paraban de moverse al igual que el contorno que rodeaba al misteriosos "animal" a falta de un mejor nombre que darle.

- No he hecho nada malo - afirma, convencida de que era lo que tenía que decir, pero el ser frente a ella no parecía coincidir, pese a su total ausencia de cambios, lograba transmitirle esa sensación, o hacerla sentir como una criminal solo con su presencia - he usado mis poderes para el bien, he detenido a todo aquel que ha intentado hacerle daño a mi familia, a mi reino, incluso al mundo ¿Hasta cuándo piensas seguir atormentándome?

Con un poderoso relincho por toda respuesta, el misterioso corcel se encabrita* para empezar a correr; o mejor dicho, flotar, alrededor de la reina que no logra evitar seguirlo como si de una terrible amenaza se tratase, sin intentar apartarse, pero contrario a permanecer quieta por no sentirse afectada, lo que había pasado era que el miedo le impedía moverse siquiera. El extraño ente sale corriendo de la espesa penumbra dejando a su aterrorizada víctima con un grito que intentaba llamarlo, demandarle explicaciones, pero que simplemente terminó perdiéndose en el eco de la montaña.

- ¿Cuánto más crees poder seguir fingiendo? - pregunta una fría voz terriblemente familiar detrás de ella, cada poro de su cuerpo se le erizó ante estas simples palabras, trataba de calmarse, pero le era imposible - ¿Para qué seguir intentándolo? Solo se tu misma, sucumbe ante tu poder, déjalo libre ¿Qué es lo peor que podría pasar? - finaliza con una calma aberrante para lo que le pedía hacer, su tono tan lleno de malicia parecía incompatible con los hermosos labios de los que brotaba, pero su apariencia en nada tenía que ver con lo que yacía en su interior, hasta los reflejos en el espejo podían ocultar demonios.

- Y-yo no estoy fingiendo - sintió ganas de golpearse a sí misma por tartamudear, no podía permitirse ser débil, prometió jamás volver a serlo, aunque... ¿Alguien podría cumplir esa promesa?

- No - respondió sabiendo (por muchos motivos) lo que pensaba - ninguna promesa puede ser cumplida, en algún momento hasta el más noble debe faltar a su palabra, hasta la realeza puede mentir como un simple mendigo, es hora de que dejes de lado esa pesada corona y le muestres al mundo tu verdadero ser, lo que eres en realidad, reina del hielo...

- ¡NO! - exclama a punto de liberar una descarga de hielo contra su adversaria, pero se detiene a último momento, eso era justo lo que "ella" quería, aunque es raro referirse así a ti mismo - yo nunca he sido como tú.

El Origen de los Guardianes: El Mundo de los EspíritusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora