Capítulo 13

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Señora Brooks

Julieta da un millón de vueltas por toda la casa, está tratando de empacar para su viaje, y como dice ella, no quiere olvidarse de nada. Estoy sentada en la sala mientras la veo tan entusiasmada para su viaje que será en unos días, y verla tan feliz me hace querer poder conservarle esa alegría para siempre, porque sé que no le va durar por mucho tiempo. Sé que soy una terrible madre por mandar a mi hija al otro lado del mundo para que le quiebren su corazón, pero no tengo el corazón para decirle la verdad, ya no tengo más fuerza para verla sufrir como ya lo ha hecho, lo que ambas hemos sufrido. Todo por la culpa de una persona que estuvo bebiendo y manejando.

Al principio tenía miedo de decirle la verdad, lo de Ariel y lo de mi lucha con cáncer, porque los médicos me dijeron que ella estaba en un estado delicado y no sabían cómo las malas noticias podían afectarla; puesto que el caso de Julieta es tan especial, no queríamos que tuviera una recaída o algo por el estilo. Yo y Juancarlos nos prometimos de no decirle la verdad a Julieta hasta que ella se mejorará y que estuviera un poco más fuerte para poder suportar estas malas noticias; pero todo se empeoró con mi situación y me impidió contarle. Y ahora me dice que quiere ir a Colombia a buscar Ariel, que hizo peor esta situación.

Muchas veces no puedo creer que todo esto sea verdad, que tengo de nuevo a mi hija conmigo, dando vueltas por la casa con esa alegría que es tan contagiosa y que me hace tan feliz. Siento que todo esto es un cruel sueño y que en cualquier momento me voy a despertar, y darme cuenta que mi hija sigue en coma y que me voy a morir, dejarla a la deriva en un mundo tan cruel, donde la desconectarían de las máquinas y moriría sola y sin nadie a su lado.

No sé si Dios me está bendiciendo o castigando; por fin recupero a mi hija, y ahora mi cáncer está en estado terminal, y solo me queda poco tiempo de vida. No lo siento justo, es como si la vida te devuelve algo, y al mismo tiempo te lo está quitando; me preocupo a diario por Julieta, sé que económicamente va estar bien porque todavía nos queda algo de dinero de su accidente para que pueda vivir una vida cómoda, pero solo somos nosotras dos, cuando yo me vaya de este mundo se quedará totalmente sola, y no sé si es lo suficientemente fuerte para soportarlo. Es que se siente como si fuera ayer cuando comenzó esta tragedia, donde toda mi vida cambió, no sé si es para bien o para mal.

Flashback 2015

Estaba en la oficina cuando todo paso, yo trabajaba en el área de limpieza, no pagan mucho, pero era lo suficiente para sacar a Julieta adelante en sus estudios, y para que pudiéramos sobrevivir mes a mes. Julieta ha estado buscando un trabajo, pero no ha tenido mucha suerte; ella quería trabajar desesperadamente para poder ayudarme con los gastos, y posiblemente ahorrar poco a poco para ir a visitar su novio Ariel. Tuve la oportunidad de conocer a Ariel cuando llegó hasta Honduras para conocer a mi hija, me pareció un muchacho muy encantador y se veía que amaba a mi hija y ella lo amaba a él; lo malo que estaban muy lejos, pero parecía que lo hacían funcionar.

Y cuando Julieta recibió la llamada para una entrevista de trabajo en un banco estábamos muy felices porque sabíamos que iba ser una increíble oportunidad. Antes de salir al trabajo me despedí de ella y le deseé mucha suerte en su entrevista, no supe que esa iba ser la última vez que iba poder hablar con mi única hija. Mi día empezó tranquilo, nada fuera de lo normal. Cuando estaba en mi hora del almuerzo, saqué mi celular del locker para chequearlo porque es prohibido usarlo mientras estábamos en horas laborales. Prendí mi teléfono, y en seguida note que tenía 20 llamadas perdidas de una amiga. De inmediato me preocupé. Siempre cuando tienes muchas llamadas perdida, son malas noticias. Le devolví la llamada y rápidamente me contestó.

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