Capítulo 18

3.6K 282 149
                                    

Julieta

Verlo parado en la puerta de mi habitación del hotel me ha dejado sin aliento.

Ver de nuevo esos ojos negro que me hacían enamorarme sin tener que decir palabras me llena la cabeza de bellos recuerdos. Recuerdos que solo me quiebran más mi corazón a solo pensarlos. Tenerlo tan cerca de mi solo me dan ánimos de lazarme encima de el y llenarlo de golpes y sacar toda esta rabia y dolor que siento por dentro. Quiero gritarle, reclamarme, golpearle y mandarlo a la mierda, pero las palabras no me salen de la boca, trato de pronunciar tan siquiera una palabra, pero es imposible. Más bien solo nos dedicamos a observándonos el uno al otro, es la primera vez en tres años que lo he visto tan cerca de mí y comienzo analizarlo y tratar de encontrar rastros del Ariel que yo antes conocía y no esta farsa de persona que no reconozco por nada en este mundo.

Su cabello esta mas largo, algo que no me parece raro porque el nunca le ha gustado cortar su cabello, solo lo hacía cuando yo le decía que lo tenía que hacerlo. Su piel esta muy pálida, parece que el sol no le ha acariciado en meses. Ya no usa sus lentes, más bien ahora tiene lentes de contacto, algo que me parece raro porque él siempre ha odiado los lentes de contacto. Está más fornido y ha aumentado un poco de peso desde la última vez que lo vi hace 3 años, pero aun tiene ese atractivo rostro de un nerd, pero de los guapos  que me tenía loquita por él.

Tengo tantas preguntas y reclamos que quiero hacerle, pero no he podido salir de trance en la que estoy metida, creo que ambos estamos así porque sabemos que el momento que empecemos hablar todo se va ir a la mierda y este será el único momento de paz entre nosotros. Porque si esta aquí debe ser por Juancarlos, y si es así, Ariel debe saber que yo ya lo se todo, también debe saber que él no es una de mis personas favoritas en este momento.

No sé cuanto tiempo pasa, pero Ariel prenuncia las primeras palabras —hola niña trasnochadora— sus palabras me duele y a la vez me hacen querer arrancarle la cabeza. Veo lo nervioso que esta y cuando ve que me tenso al escucharlo,  parece que él se arrepiente de sus palabras —¿o prefieres que te diga Julieta? — debo tener una expresión que dice ¡vete a la mierda! ¿Pero que más quieren de mi? quiero mandarlo a la mierda.

—Julieta está mejor —se puede escuchar que no puedo ocultar el desprecio en mi voz hacia Ariel y él toma nota de eso —pase adelante, tenemos mucho de que hablar— me hago a un lado para que el pueda pasar en mi habitación, no estoy para gastar tiempo, quiero mis respuesta y yo no estoy dispuesta a que nadie más me vea la cara de estúpida de nuevo. Él lo piensa por unos segundos y con nerviosismo entra a mi habitación, y sé sienta en el sofá de la pequeña sala que tiene mi habitación. Yo me siento en un sillón que esta enfrente suyo, y lo único que nos separa es una pequeña mesita. El silencio reina entre nosotros hasta que Ariel vuelve a hablar de nuevo.

—Te ves muy bien Julieta —expresa —te ves más hermosa que nunca— lo quedo observando con indiferencia, en otro tiempo estaría derritiéndome por sus palabras, pero ahora solo estoy tratando de contenerme para no matarlo.

—Eso es lo que hace la dieta de estar en una coma por tres años —expreso con verdadero desprecio— deberías probarlo, hace milagros —ambos nos volvemos a quedar en silencio, quiero mantenerme civil con él, pero con los paso de los minutos se me esta haciendo cada vez mas difícil, ya fastidiada vuelvo hablar —vi a tu prometida hoy —el rostro de Ariel se pone de colores —es muy bonita, hacen una buena pareja —exclamo con sarcasmo —¿cuando es la boda? —pregunto y se puede cortar con un cuchillo la incomodidad que hay en está habitación, pero no me importa, él no se va de esta habitación sin darme mis respuestas.

La Promesa✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora