Capítulo 21

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Julieta

—Tienes que perdonar a Juancarlos Julieta —exclama mi madre de la nada, agarrando mi atención mientras le pintó las uñas de los pies.

—¡¿Que?! —digo confundida por la repentina petición de mi madre, sé de lo que esta hablando, solo que pensé que había entendido mis razones.
Después que recibí las noticias de la terrible realidad de mi madre, le conté todo lo que había pasado en Bogotá, y como todo había terminado entre Ariel y yo. Mi madre me consoló mientras lloré al contarle mi relato, y me pidió perdón por no haberme dicho la verdad, y claro, siendo que es mi madre y se esta muriendo de cáncer, siempre la voy a perdonar, pero lo de Juancarlos es otro rollo. Solo ha pasado una semana 3 días desde que regresé de Colombia, y recibimos del diagnostico final de mi madre. El hospital se ha vuelto nuestro hogar de nuevo porque mi madre dice que le ve la lógica de irse a morir a su casa, y después tengan que traerla aquí de nuevo, así que optamos quedarnos aquí, aunque eso solo me hace recordar a diario de su inevitable destino. Han habido días buenos y días horribles, hay días que mi madre esta bien, alegre y muy animada. Y después ha habido días donde no deja de vomitar sangre, no puede respirar y tiene que usar una mascara de oxigeno todo el día, y por nada en este mundo le puedo sacar una sonrisa. Solo ha pasado casi cerca de dos semanas, y siento que no he dormido en años, paso casi toda la noche vigilando a mi madre, y llorando en silencio. En su presencia soy fuerte y optimista, pero en las noches me desahogo y temo si me duermo, voy a levantarme a encontrar a mi madre muerta, y no quiero que eso pase, así que ya no duermo. Hoy es un buen día, y estamos haciendo un día de spa en su habitación del hospital, tratamos de aprovechar los buenos días que podemos, porque ya muy pronto todo esto acabará.

—Tu sabes perfectamente de lo que hablando Julieta Brooks, los veo y parecen extraños, cuando él llega a verme, tú te vas, y si tú llegas y él esta aquí, él se va. Ustedes eran mejores amigos, y se veía que se querían mucho, ¿por qué no pueden poner sus diferencias a un lado y seguir adelante? —la ultima vez que hable con Juancarlos fue al siguiente día que regresamos de Colombia y el llego a visitar a mi madre a su habitación, le perdí perdón por las cosas que le dije en Colombia y él aceptó mis disculpas y no hemos vuelto hablar desde entonces.

—Es complicado mami, y no estoy preparada para lidiar con eso ahora —digo dirigiendo de nuevo mi atención a seguir pintando las uñas de sus pies.

—No lo es Julieta, si pudiste perdonarme a mi, que yo fui la más culpable en hacer que él me jurará que no te iba a contar, ¿por qué él estaba siendo castigado cruelmente con tu indiferencia? te he criado mejor que eso Julieta —afirma mi madre.

—Es distinto madre.

—No lo es.

—¡Si lo es mamá! —Elevo un poco la voz y de inmediato me arrepiento, respiro profundo y vuelvo hablar mas calmada -solo es distinto ¿si?

—Bueno mi vida, explícamelo a ver porqué es tan distintos —cierro la botellita de esmalte para uñas, y comienzo ha limpiar los pequeños errores que he hecho, y sin dirigirle la mirada a mi madre, le expreso mis razones.

—Yo le abrí mi corazón, y le conté mis temores, mis sueños y mis planes para el futuro. Hablé más con él que hablé con mi psicólogo, y él sabía lo importante que era para mí averiguar lo pasaría entre Ariel y yo. Y él sabiendo todas estas cosas nunca me detuvo, sabía que iba salir lastimada de la manera más cruel del mundo, y él aun así nunca hizo nada para detenerme. Desde el momento que yo le conté mis planes para el viaje a Colombia, él dio decirme la verdad, yo sabiendo lo que se ahora nunca habría ido a Colombia hacer la estupidez que hice por amor —me limpio unas lagrimas que se me ha derramado, todavía estoy lidiando con lo que paso con Ariel, pero he estado tan enfocada en lo de mi mamá que no he podido lidiar con ello de la manera correcta-yo entiendo que estaba cumpliendo una promesa que te hizo a ti, pero él era mi mejor amigo, y si tanto me quería, y sabiendo lo que él sabía, hubiera mandado a la mierda la promesa y me hubiera detenido, y por eso sigo rencorosa con él, porque yo jamás le hubiera hecho eso, yo lo hubiera detenido para que no le quebraran su corazón como me lo hicieron a mi -mi madre me observa con verdadera tristeza, me limpio mis lagrimas y sigo con mi labor de terminar sus uñas en silencio.

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