Capitulo IX

1.7K 165 53
                                    

[Notas al Final]


XX

Lentamente la bruma del sueño lo fue dejando permitiendo el primer movimiento de su cuerpo. Estaba cómodamente recostado en la cama y al mover las piernas sintió algo extraño en su espalda. No alcanzó siquiera a preguntarse qué era lo que había en ese lugar cuando todas las memorias de las horas anteriores le bombardearon la cabeza con violencia y rapidez: estadio, quidditch, Zabini, puerta 34, Draco vampiro, su necesidad de él, el beso, la sangre y el sexo glorioso.

Draco....

Draco y él juntos. Unidos. El sexo.

Te amo.

El pánico lo atravesó y tuvo la intención de levantarse de inmediato, pero el rubio estaba dormido y moverse bruscamente significaría que Draco pudiera, eventualmente, abrir los ojos. ¡No! No podía permitir que Malfoy lo mirara o hablara... no en ese momento, no nunca.

Tenía que escapar.

¡Pánico!

El corazón comenzó a golpear con fuerza en su pecho y sintió una opresión terrible en la garganta. No podía permanecer un minuto más en ese colchón porque todo estaba dando vueltas en su cabeza de manera vertiginosa y sobrecogedora. Con cuidado levantó el brazo derecho de Draco y lo quitó de su cintura, movió su cabeza y un brazo mientras acomodaba las piernas para salir reptando de la sábana que le cubría. Tardó minutos enteros en poder deslizarse hasta el suelo de madera y cuando se vio libre de la prisión de los brazos del rubio miró hacia el techo sin poder creer aún nada de lo que había pasado o, más bien, seguía ocurriendo dentro de ese apartamento. Pero tampoco podía quedarse ahí a analizar su situación por lo que se levantó con dificultad del suelo y tomó como pudo su ropa desperdigada en el lugar. La última mirada, sin embargo, la dirigió a Draco que dormía plácidamente en el colchón con sábanas blancas cubiertas de sangre. Tembló su cuerpo completo al recordar la sensación de la mordida sobre su cuello y sin poder soportar más desaparicionó hacia Grimmauld Place. Al tocar el piso de su habitación se quedó de pie, desnudo, sin saber qué hacer.

Mientras intentaba encontrar alguna respuesta que fuera más o menos lógica, percibió como algo comenzaba a deslizase por sus piernas. Dejó caer la ropa al suelo y al bajar la mirada pudo ver entre sus muslos un líquido blanco o quizás transparente que bajaba por ellos lentamente.

—¡Oh por Dios!

Susurró con miedo y horror al darse cuenta de lo que era. Eso que se deslizaba por sus piernas era el semen que había salido de Draco y que le inundó por completo durante horas y horas de excitación.

Quiso gritar, esconderse, desaparecer porque había hecho esas cosas con su enemigo, simplemente rindiéndose ante el poder que demostró Draco y la necesidad profunda de probar algo que lo hiciera sentir vivo y querido por primera vez.

Quería llorar. Seguir gritando y escapar hasta el infinito.

Si sus piernas lo hubieran permitido podría haber corrido hasta el baño para darse una ducha y hacer desaparecer no solo la esencia íntima de Draco, sino que también sus caricias y promesas de amor eterno que él no podía aceptar. Cuando sintió el chorro de agua caer sobre su cabeza apoyó la frente en la pared porque ni siquiera podía sostener su cuello erguido. Veía como la sangre seca de su brazo, pecho y el semen de entre sus piernas se mezclaba con el agua desapareciendo por la tubería sin esfuerzo alguno... Así de rápido se evaporaba la esencia de Draco de su cuerpo.

Pero una cosa era ver como el semen y la sangre se iban y otra muy distinta era creerlo. Porque las imágenes del rubio amándolo firmemente y por completo se aglutinaban en su cabeza avergonzándolo, a la vez que parecía hacerle recordar con terrible parecido las caricias sobre su piel rasgada y perforada. Draco lo había tocado tan profundo que en ese momento parecía sentir como su interior se abría para él y su pene y todo lo que de el pudiera salir. Sus dedos tocándolo con calma y deseo, los gemidos de placer y las palabras de amor ideal pronunciadas toda la noche... Cuando abrió sus ojos se percató que tenía su mano derecha sobre su miembro duro intentando llevar el ritmo pausado con que Draco le había dado tanto placer.

Somewhere I BelongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora