Capitulo XII

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*Notas al final*


CAPITULO XIII 

(Final)

XXVI

Cuando las llamas se extinguieron ambos estaban por fin en el salón de la casa de Potter. Draco se hubiera imaginado algo más griffindoresco, pero la sobriedad y cierto descuido del lugar le hizo pensar que Harry realmente no pasaba mucho tiempo en esa casa.

—Sígueme, en silencio. —Exigió el pelirrojo mientras salían de la sala hasta llegar a un pasillo estrecho, donde estaba la escalera. Subieron lentamente los peldaños y Draco tuvo que reprimir el impulso de correr hasta donde el aroma de la sangre de Potter emanaba con fuerza, acompañado de otro olor que probablemente le pertenecía a la sabelotodo Granger.

Llegaron hasta el tercer piso y avanzaron por el corto pasillo deteniéndose frente a una puerta oscura. Ron golpeó con sigilo la puerta y luego entró encontrándose a Hermione sentada a los pies de la cama de Harry.

—¿Cómo está? —Preguntó acercándose a su novia y besándola suavemente en los labios.

—Ahora se ha dormido. Hemos comido algo ligero y luego le pedí que se recostara, está agotado. —juntaron sus manos y la chica se apoyó en el pecho amplio y siempre confortable del auror— ¿Has ido a verle?

—Sí, y lo he traído.... vamos....

Tomó la mano de su novia y juntos salieron al pasillo. Ahí los esperaba Draco recostado informalmente sobre la pared y con los brazos cruzados además del ceño levemente fruncido.

—Granger —Saludó el rubio enderezando su postura y bajando las manos hasta introducirlas en los bolsillo de su pantalón de tela ajustado.

—Malfoy... —respondió la chica con rostro serio— Harry está dormido, trata de no despertarlo.

—Ya lo sé, puedo escuchar su respiración desde aquí.

Hermione pareció un poco confundida y luego, cuando recordó que el rubio frente a ella era un vampiro, negó levemente con la cabeza. Afianzó el agarre de la mano de Ron y le dio un tímido tirón para que comenzara a caminar.

—Recuerda lo que te dije, Malfoy —Recordó el pelirrojo mientras avanzaban por el pasillo para bajar las escaleras. El rubio cuadró los hombros sin siquiera tener la intención de contestarle al auror. Todos sus sentidos estaban puestos en la persona que se encontraba dentro de esa habitación, por lo que el mundo dejó de tener importancia para él.

Entró silenciosamente para no molestar a Potter y se detuvo al lado de la cama, contemplándolo. Harry dormía en medió de la cama amplia con el rostro enterrado entre las almohadas. Su vampiro tuvo el impulso de ir y clavar los colmillos en el cuello blanco que estaba ahí, todo disponible para él, pero acalló el deseo y quitándose los zapatos se subió lentamente sobre el colchón. Recostado ya al lado del objeto de su devoción se acomodó para así tener la oportunidad de verlo dormir por primera vez. Aun por encima de la ropa podía sentir claramente el olor terriblemente adicto que era para él la sangre liquida, roja y caliente de Harry. Su vampiro gruñía con anhelo por probar de nuevo el líquido de vida ajeno, pero Draco soportaba estoicamente esos impulsos porque más que beber de la sangre de Harry necesitaba ver sus ojos verdes y escuchar de su propia boca que lo amaba con la misma intensidad que él lo hacía.

Se mantuvo en silencio acariciando con cuidado y cariño la mano del jugador que estaba sobre la cama, el cabello despeinado, su cuello descubierto. Tres horas de contemplación pura que le hicieron ver realmente cuanto lo amaba y extrañaba no solo en su vida, sino que también con fuerza y necesidad en su cama.

Somewhere I BelongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora