Capítulo X

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Capitulo X

XXIII

Era martes y con ese se cumplían siete días exactos desde su encuentro con Zabini y el seguimiento que lo llevó hasta el departamento de Malfoy a escuchar su confesión de amor. La constante presencia del rubio fuera de su casa y el encierro tenían sus nervios destrozados, decidiendo que esa mañana sí o sí saldría de allí, un segundo más en Grimmauld Place iba a volverle loco. Dió una última mirada a la calle y Draco no estaba, por lo que con ánimos renovados se dio una ducha relámpago y luego de vestirse con zapatillas, jeans y una sudadera con capucha se metió a la chimenea y pronunció, con ganas, 'La Madriguera'.

Al llegar lo recibió el olor de un contundente desayuno y al entrar a la cocina solo estaba George, Ginny, la señora y el señor Weasley. Luego de saludar preguntó por Ron, y le informaron que estaba de turno en el ministerio, de pasada se enteró que Hermione había asistido a una audiencia en el Wizengamot. Sus esperanzas de hablar de cualquier estupidez se vieron truncadas y mientras bebía una taza de café recordó a Teddy y todas las tardes en que no lo había visitado. Despidiéndose con una sonrisa en la boca, que le estaba costando horrores mantener, se metió de nuevo en la chimenea con rumbo a casa de Andrómeda y Teddy.

Al salir de ella se topó de lleno con la sala de la mujer. Quitó el polvo de su ropa y se encaminó hasta la cocina.

—¿Andrómeda? —Llamó al no encontrarla donde pensó que estaría. Giró sobre sus pasos y cuando estaba a punto de salir al jardín escuchó la voz de la dueña de casa a su espalda.

—¡Harry! ¡que sorpresa!

—¡Hola! —contestó con una sonrisa falsa— He venido por Teddy.

Andrómeda lo miró un poco extrañada porque Harry siempre avisaba antes de llegar, por lo que la improvisada visita se le hacía extraña. Pero rápidamente pensó que él era padrino de su nieto, por lo que tenía todo el derecho de verlo cuando quisiera, sin tener que anunciarse como si fuera un completo desconocido dentro de su casa.

—Pues está arriba, con Draco... es realmente increíble que los dos hubieran decidido venir el mismo día a ver a Teddy.

Potter abrió los ojos completamente sorprendido. Eso no podía ser verdad, sus oídos habían escuchado mal, ¡era imposible que Andrómeda pronunciara ese nombre! ¡¿En qué especie de extraño y loco sueño estaba para haber juntado a Andrómeda, Draco y Teddy en el mismo lugar?!

—¿Draco? —Preguntó solo porque su cerebro no pudo formular nada mejor.

—Sí, Draco.

—¿Qué Draco?

—Draco Malfoy —Respondió con cierto tono de incomprensión al no entender el extraño comportamiento del joven jugador.

—¿Draco Malfoy?

—¡Sí Harry! —contestó exasperada por tanta pregunta obvia— Draco Malfoy, mi sobrino, hijo de Narcissa, ¡mi hermana! por si lo has olvidado.

—¿Y por qué? —El miedo se esparció en su voz y la mujer lo miró asombrada por lo que sus oídos escuchaban. Desde que conocía a Harry jamás lo había visto actuar de esa manera tan poco natural y por sobre todo a punto de entrar en pánico. Él siempre actuaba de manera tranquila y relajada, como dando a conocer al mundo que el hecho de ser el 'salvador' no tenía nada que ver con su persona de la actualidad.

—Siempre viene una o dos veces al mes a ver a su primo, Teddy... él y Ninphadora eran primos y por lo tanto Teddy también...

Harry estaba hiperventilando. Él no sabía que Draco visitaba a Teddy, Andrómeda nunca se lo había comentado y la noticia le caía como balde de agua fría sobre su cabeza. El rubio tampoco, jamás, en ninguno de sus encuentros le comentó que mantenía lazos con su tía repudiada por haberse casado con un hijo de muggles... y repentinamente se dio cuenta de que aparte de la música y de los cómodos silencios entre ellos, las charlas nunca habían sido conducidas a terrenos más privados, solo sus experiencias en la guerra, el quidditch y la música.

Somewhere I BelongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora