ㅡ▸▷ 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐗𝐈𝐗 ◁◂ㅡ

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Narra Niall Horan

No me iba a quedar sin hablar con Zayn, fui al jardín trasero de la casa de los Malik, tomé un par de diminutas piedras y comencé a lanzarlas al cristal de la ventana de la recamara de Zayn.

Al no recibir respuesta, tomé más y comencé a lanzar más nuevamente. Vi como la silueta de alguien tras la cortina se acercaba a la ventana. Crucé mis dedos para que fuera Zayn quien abriera la ventana, pero la suerte este día no estaba de mi lado.

— Deja de molestar, Niall. — gritó Shawn.

— Déjame ver a Zayn por favor, Shawn. — supliqué poniéndome de rodillas y juntando las palmas de mis manos.

— Quizá después. — dijo con una voz sosegada. — déjalo que piense bien las cosas, regresa mañana. — al término de su mensaje cerro la ventana nuevamente.

Al menos el chico de voz chillona me había dado esperanzas, caminé victorioso por la calle principal, metí mis manos en los bolsillos y me detuve un momento viendo un antro, quizá haría una visita.

Fui hasta la entrada y miré al cadenero con los ojos entrecerrados, saqué mi billetera y puse en el bolsillo del pecho de su playera un billete de 100, le guiñé el ojo y entré al antro.

Caminé hasta la barra y busqué por todos lados a mi "amigo".

— Regresaste. — dijo una voz que provenía del lado contrario al que buscaba.

— Louis. — sonreí. — Quise pasar a saludarte, aquella vez me fui sin despedirme.

— No te preocupes, lo bueno es que estas aquí.

— Hey, Louis. — dijo un chico de hermosos rulos al otro lado de la barra.

— Espera un momento ¿quieres? — dijo con unos ojos brillosos, comenzaba a entender las señales de un chico enamorado, eran los ojos con los que Zayn me miraba cada vez que nuestras miradas se encontraban.

El chico de los rulos tomó una servilleta, pidió una pluma y entonces anotó algo en el papel, entregó la cuenta a Louis y después se perdió entre la multitud.

Observé a Louis dándole un vistazo al papel, un ceño fruncido se marcó en su rostro al ver lo escrito en esa servilleta. Se acercó a mi nuevamente y no podía pasar por alto lo que había visto, así que decidí preguntarle.

— ¿Quién era? — recargué mi cabeza sobre las palmas de mis manos.

— Un cliente, que viene cada viernes. Se llama Harold — sonrió.

— ¿Te gusta? — pregunté nada discreto.

— ¿Qué? — soltó una risita. — No... — desvió su mirada de la mía. — ¿Soy muy obvio?

— Un poquitín. — reí bajo. — ¿Qué te dio? ¿Su número?

Diarios para Niall - Ziall - | LIBRO 1 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora