Que Comience El Juego.

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No he podido dejar de pensar en la ecena de anoche, más bien de lo que alcanze a escuchar de ella. Me encuentro sentada en las gradas de la cancha de futbol, mi clase de gimnasia no es de mis favoritas por lo que he tenido que inventarle a la entrenadora Hush un buen pretexto para quedarme fuera del entrenamiento.

—¿Aranza? —

Volteo rápidamente para saber quién a pronunciado mi nombre.

—¡Aquiles! ¿Que haces aqui?— sonrió abiertamente sin ocultar mi sorpresa.

—Mis padres consiguieron que me revalidaran las materias, me toca gimnasia ¿y a ti? — Aquiles luce bastante bien el traje de deporte, sus torneadas piernas y fornidos brazos salen a relucir.

—Igual, sólo que me he sentido mal y la profesora Hush me mando a banca— me encogi de hombros en señal de derrota.

—Lo siento. Tengo que ir a firmar mi comprobante de asistencia, ¿te veo en el almuerzo? —

—Si, claro— observe a Mar mirarnos atenta desde su posición en el partido de voleibol.

El resto de las clases fue aburrida, después de deporte Mar y yo no coinsidimos en las próximas clases, la sorpresa de haberme encontrado a Aquiles fue bastante grata.

Llege a la cafetería, enseguida me puse en la cola de estudiantes esperando obtener el almuerzo, camine conforme avanzaban.

—ufff, te encontré ¿Es tu vecino, verdad? —Mar pregunto curiosa.

—Si, Consiguió revalidar sus
materias— conteste mientras formaba mi almuerzo, fruta picada, zumo de toronja y un pan de avena.

—¿Encerio? El tipo es bastante sexy—

No sabia exactamente que responder a la palabra sexy de Mar, y antes de que lo hiciera, senti como alguien tomo mi cintura obligandome a girar.

—¿Me extrañaste? —se acercó y deposito un tierno beso en mi frente.

—Hola. Si ¿y tu?—le sonreí bobamente, mientras sostenía mi bandeja de comida, observe de reojo a Mar blanquear los ojos.

—¡Si! Mi amor— murmuró sonriendo.

—Aranza vamos a sentarnos, ¿quieres?— Una Mar furiosa habló

Avanzamos hasta los comedores para ocupar nuestro lugar, Rob se quedo esperando turno para escoger su almuerzo.

—¡Aranza!— La voz de Aquiles resonó por la cafetería haciendo que algunos precentes miraran curiosos entre ellos Roberto que hizo una mueca de disgusto a la cual no le di importancia.

—Aquiles ¿Desayunaras?— pregunte curiosa.

—No, mi  madre nos hace desayunar a primera hora de la mañana ya que el doctor de la familia deja recomendaciones para todos—

El comentario de Aquiles llamó mi atención. ¿El doctor dejaba recomendaciones a todos? ¿Que clase de enfermedad padecían los Stark? O mejor dicho ¿cual de los dos hermanos estaba enfermo?. No era propio de mi sentir curiosidad por la vida de los demás, pero habia algo en ellos que llamaba demaciado mi atención.

Marina no demoro en sacarme de mis cavilaciones, con un carraspeo de garganta, obviamente quería que le precentara al chico <<Sexy>> como le habia llamado.

—Oh si, Aquiles te precento a Marina, mi amiga— Ensanche una sonrisa.

—Un placer Marina— Aquiles extendió su mano para poder estrechar la mano de Mar que lo miraba sin un atisbo de vergüenza.

El Chico De Al LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora