Observada

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Camino a través de la masa de estudiantes como cada día, después de la hora de almuerzo, Mar no me ha dirigido la palabra desde que salímos de la cafetería, no me ha perdonado por haberme negado a asistir a la fiesta de los Stark, pero saber estar nuevamente metída en líos con Jared no se me antoja.

Me hice chiquita justo cuando lo vi desde el otro lado de la mesa, fue algo extraño, Aquíles no comentó nada al respecto de su hermano, supongo su vinculo familiar no es muy bueno, por que pareciera que eran dos extraños, Jared nos sonreía del otro lado de la mesa, Aquíles lo ignoraba y yo trataba de de hacer lo mismo.

Los hermanos Stark eran sin duda tan  diferentes, Aquíles era lo bastante alegre, casi transparente, el tipo de chicos que le gusta expresar cada emoción sin reparo alguno que tenía un efecto tranquilizador en mi . Por otro lado Jared solía diambular por mi cabeza, con esa aura oscura tan suya que me enloquecia, sin darme cuenta había sedido en sus indescifrables intenciones.

¿cuál es tu juego Jared Stark?

Suspiré al momento que movía la cabeza a ambos lados, sintiéndome estúpida por lo que pensaba, mientras me adentro a la clase de álgebra.

—Buen día señorita Smith— saluda el profesor.

—Buen día profesor Dexter—

Doy varias zancadas hasta llegar a mi asiento, y me dejó caer.

Frente a mi se sienta una Mar desconosida la cual no me voltea ni a ver. El profesor comienza con las miles de fórmulas que vemos a diario, de la cual estoy segura de que ninguna está bien entendida por nosotros, algunos platica sin prestar atención, otros escriben cosas en sus cuadrenos, del cuál no estoy segura si son notas de la clase o están matando el tiempo y los del final se inclinan para dormir. Yo soy del pequeño círculo de estudiantes que intenta prestar atención.

—Mar— habló por fin.

Mar me ignora, y yo comienzo a dar pequeño golpes en su banco pero esta sigue ignorandome.

—Así jamas lograrás convencerme de asistir a tu gran evento— murmuró, arrepintiendome instantáneamente de haber abierto la boca.

—¿Que dijiste? — me cuestiona Mar, haciéndome arrepentir más de lo que ya había dicho.

—Te decía que.... -

—Dijiste que te puedo convencer— una extraña sonrisa torsida se formó en sus labios..

—No creo que sea una buena idea— murmure.

—Anda, vamos Aranza— se dobla sobre sus rodillas mientras junta sus manos en forma de súplica — Además sólo así mi madre me dejara ir, te tiene en tan buen concepto—

—Con más razón es un NO—me nege

Marina bufa y se deja caer nuevamente en su asiento con la mano en el corazón, haciendo señal que esta dolida.

Meneo la cabeza en señal de negación ante su dramatismo.

—Tu serás la culpable de perdernos la fiesta más padre del universo en este pequeño pueblo—me apunta con su dedo índice.

— Te acompañaré Marina Drama Diaz— suspiré fuertemente,mientras tome mís libros y los guarde en mi mochila, para después salir disparada de ahí.

(..............)

Estaba en la cosína ayudando a mi madre a preparar unos bocadillos dieteticos para la reunión que tendría esta tarde con sus amigas. Un par de mujeres robustas que cuidaban cada kaloria que comían, aunque nunca vería resultados en ellas.

El Chico De Al LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora