Las manos le temblaban.
Su cuerpo parecía estar cargado de electricidad, sudaba frío, sus pupilas estaban dilatadas. Levantó la mirada del suelo y volvió la mirada al espejo, admirándose a sí mismo una última vez, pensando en todo lo que pudo ser y nunca fue; en todo lo que pudo hacer y nunca hizo; en todo lo que pudo conocer y nunca conoció; en todo el amor que pudo dar y nunca dio.
¿Se arrepentiría? Tal vez.
¿Viviría para sufrir por ello? No, de eso estaba seguro.
Desvió la mirada del espejo y miró el suelo a su lado.
La carta, su última carta, yacía ahí, tirada donde en unos momentos yacería su cadáver. Su nota de suicido, la que gritaría las cosas que él calló en vida.
Tomó la cuchilla con la mano derecha, y la posicionó sobre su muñeca izquierda.
Apretó levemente.
Rezó para que su madre no se molestara demasiado por las manchas en la alfombra.
Apretó un poco más, y el primer corte derramó las primeras gotas de sangre roja.
Un corte, un sufrimiento.
Un corte no sería suficiente.
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Harry sabía que debía estar perdiendo la cabeza.
Iba en camino a casa del chico gay, el chico al que le hizo la vida imposible. Ahora, iba a hacer las paces con él.
Pilar definitivamente lo estaba cambiando.
Ahora que ella era su novia, quería arreglar su vida, y de todas las personas que alguna vez lastimó. Louis Tomlinson era el primero en la lista.
En realidad, Harry nunca tuvo nada en contra de él. Nunca quiso lastimarlo, nunca tuvo razón. Pero tenía una reputación que cuidar. Si todo mundo en el instituto odiaba a los gays, ¿cómo sería posible que Harry Styles no? ¡eso sería un sacrilegio!
Pero ahora a Harry le importaba una mierda los demás.
Recordaba esa sensación en el estomago al leer la primera carta. Por un momento, llego a dudar de todo incluso de su sexualidad. Ese chico, Louis, era atractivo, Harry no podía negarlo. Y la manera en la que se enfrentaba a él, la manera en la que parecía no temerle a las golpizas que a veces le propinaba… ese chico era valiente, no podía negarlo. Sus ojos azules guardaban tantos secretos que Harry a veces deseaba poder sentarse a su lado, y hablar, hablar porque Harry sabía que él conocía cosas que él ignoraba. Hablar porque Harry vivía en el presente, lo que Louis había vivido en su pasado.
De alguna manera, quería que Louis lo ayudase a superar toda esa mierda.
Pero nunca tuvo la oportunidad. Nunca se atrevió a tener la oportunidad.
Hasta ahora.
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Louis recordaba aquellos programas de televisión dónde la gente se suicidaba. Un corte vertical, un solo corte, y estás muerto. Un corte vertical no te lo pueden coser. Un corte vertical, es un boleto sin retorno a la morgue.
Pero Louis estaba asustado.
En vez de atreverse a dar paso, atestaba su muñeca con pequeños cortes horizontales, cada vez más profundo. Louis sentía cómo ardía, ardía como los mil demonios. Sentía la sangre espesa recorrer su brazo, hasta finalizar su viaje en el suelo blanco de su habitación.
Hubo un momento en el que el dolor era insoportable, que sólo atinó dejar su lugar en el piso de su habitación y entrar en su cuarto de baño y enjuagar la sangre.
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Smile for me - Larry Stylinson
FanfictionDicen que cuando estás a punto de morir, tu vida pasa frente a tus ojos como una película...