Harry estaba acostumbrado a ir a los funerales para darle sus condolencias a los familiares del fallecido, para darles aliento diciendo que lo sentía.
Pero esta vez no era así.
Esta vez las personas se le acercaban, diciendo que sentían la muerte de Louis, cuando en realidad no era verdad. Le decían que él fue un buen muchacho, que no merecía lo que le pasó, que si tan sólo alguien lo hubiera evitado…
Pero el hubiera no existe. Él no pudo evitarlo. Nadie estuvo ahí para él cuando más lo necesitaba. Nunca nadie se dio cuenta de que Louis tenía problemas más graves de los que pensaban. Nunca vieron más allá de su fachada.
Pero a Harry no le importaba lo que dijeran las demás personas, sólo las ignoraba. Porque a él ya no le importaba nada. No sentía. No sentía dolor, no sentía felicidad. No sentía absolutamente nada, porque su corazón fue arrebatado, porque su corazón se rompió en miles de pedazos que no podía volver a juntar en uno solo.
No podía llorar, no podía llorar porque había llorado tanto que apenas y sus ojos se podían abrir. Sentía sus parpados cansados, a punto de cerrarse… queriendo que nunca se abrieran más.
Pero entonces recordó esos ojos azules a punto de convertirse en unos ojos grises y fríos, y recordó esos labios pronunciado las palabras que le quedarían grabadas por el resto de sus días.
«Sonríe para mí». Una simple frase que le cambió la vida. Y se dijo que debía sonreír, simplemente por el hecho de que él se lo pidió.
—La ceremonia comenzará en quince minutos—le recordó una voz entrecortada. Harry giró su mirada y se encontró con unos ojos verdes que alguna vez creyó amar, pero que nunca amó. Todo fue sólo era una ilusión.
Amaba a su anónimo, amaba a Louis.
—Gracias, Pilar. —le contestó con lo poco que le quedaba de voz.
Ella sonrió tristemente y lo abrazó. Harry no sabía si corresponder su abrazo o no. Después de todo lo que pasó, Harry se sentía una mierda, no quería hablar con nadie, y mucho menos con Pilar, se sentía mal con todo lo que le dijo, cuando en realidad no era a ella a quien debió decírselo.
Y algo le decía, que cada que mirara en esos ojos verdes aceitunados, recordaría éste episodio, y recordaría que los ojos verdes no eran los azules que él buscaba.
—Abrázame, Harry. —Suplicó la chica. —Nos necesitamos el uno al otro. Sé lo que sientes. Sé lo de las cartas, sé que tú lo amabas a él. —Pilar enterró su cabeza en el pecho de Harry, y sollozó. —Sé que lo amabas y que él te amaba a ti, pero desgraciadamente me di cuenta muy tarde. Me di cuenta de todo muy tarde, Harry.
Harry la abrazó, consolándola. Sabía que ella en estos momentos lo entendía mejor que nadie, sabía que solamente Pilar podía llegar a entender su dolor, aunque sea un poco.
La consoló, mientras ella sollozaba. Y entonces, susurró en su oído una pregunta:
—¿Cómo te enteraste?
Ella sólo sorbió su nariz y contesto en su oído, aun abrazada a él.
—Fui a tu casillero el martes a entregarte un obsequio… entonces, vi algunas cartas ahí dentro. Y pensé que quizás eran cartas de chicas…—Se le cortó la voz—Y las leí, leí todas y cada una de ellas. Y sabía que era Louis. Reconocería esa caligrafía en cualquier lugar. —sonrío con nostalgia, recordando aquella época en la que Louis insistía en que debía aprender a escribir caligrafía. —Y entonces supe que él te amaba, y que tú lo amabas a él…lo amabas a él y no a mí. Pero, nunca, nunca me imagine que él haría lo que hizo. Nunca se me paso siquiera una idea de aquello por la mente.
Pilar enterró sus uñas en la espalda de Harry, y volvió a sollozar, sacando toda esa tristeza, e impotencia que llevaba dentro. Pensando en todo lo que pudo hacer para evitarlo, pero nunca hizo. Pensando en todas las pistas que le dio Louis, pensando en los golpes que llevaba aquel día, en esa tristeza reflejada en sus ojos, pensando en todo eso.
Y se preguntó, que si ella hubiera notado esa tristeza, que si ella no se hubiera dejado llevar por la emoción de salir con Harry Styles, que si ella no hubiera sido tan egoísta y tan poco empática, si tan sólo se hubiera quedado al lado de su amigo para darle su apoyo…se preguntó, sin tan sólo quizás, las cosas hubieran sido diferentes, y en ese momento probablemente todavía tendría a su mejor amigo.
Pero las cosas no se dieron así.
Louis se había ido, y Pilar no podía evitar sentirse culpable por eso.
Él había ido a despedirse, él sabía que iba a ser la última vez que se verían. Louis había ido a despedirse, a arreglar las cosas con ella, porque Louis no era egoísta. Louis sabía que Pilar no soportaría el saber que Louis murió sin haber hecho las paces.
Las despedidas eran una mierda, y Pilar lo sabía. Lo peor de todo, es que ni si quiera te das cuenta de que es la despedida. Te alejas de una persona, sin saber que será la última vez que la verás, sin saber que perdiste tu oportunidad de decirle todo lo que callabas.
Pilar y Harry se quedaron unos minutos así, abrazados sin importar lo que había a su alrededor, simplemente saboreando su dolor, e intentando aliviar el del otro… algo que era totalmente en vano.
Una voz los interrumpió, la voz del padre de Louis, hablando desde el estrado en el micrófono.
—Louis. —suspiro—Louis siempre fue un buen hijo—comenzó a decir—un hijo del cual me sentía orgulloso. Mi único hijo varón… —su voz se entrecortó, recordando todo lo que le había dicho a Louis. Que era un desperdicio, que no valía nada, que era algo malo para su familia…
El que era una mierda era él, el que no vale nada es él. Y el padre lo sabía. Sabía que no merecía el perdón ni de Louis, ni de nadie. Él estaba absolutamente roto por dentro, enojado consigo mismo.
Se daba asco.
Si tan sólo se lo hubiera imaginado… pero no, nunca se imagino que algo así sucedería…
Los libros que leía tenían razón. Las personas no entienden lo que tienen hasta que lo pierden; las cosas sólo tienen valor cuando ya están perdidas; y si quieres saber el valor de un hijo…imposible. Sólo perdiendo el tuyo podrás saberlo.
Y eso era tan triste.
Porque pocos realmente saben lo que valen las personas que todavía están con ellas.
—No puedo decir nada más. —Y entonces, comenzó a llorar. Llorar por la rabia contenida, llorar porque perdió a su propio hijo.
Y todo era su culpa, lo sabía.
Pilar miró el micrófono, y se acercó lentamente a él. Queriendo abrir su corazón, queriendo sacar todo lo que tenía dentro.
—Louis era mi mejor amigo. Louis era mi confidente. Louis era la persona que mejor me conocía. Louis era más que eso, era mi hermano, quizás no de sangre, pero sí de alma Y puede sonar muy cliché, pero es la verdad. —Pilar contuvo sus lágrimas, queriendo no llorar, intentando ser fuerte mientras decía su discurso. Discurso que nunca ensayó, que nunca pensó. Simplemente estaba dejando que su corazón la guiara. —Louis era todo para mí, conocíamos todo acerca uno del otro. O quizás no. Quizás yo nunca logré conocerlo del todo, porque si de verdad lo hubiera conocido, yo pudiera haber evitado que él… que él no estuviera ahora aquí con nosotros. Pero no lo hice. Es mi culpa. —Pilar pausó, cerrando sus ojos y suspirando, mientras una pequeña lágrima se deslizaba por su mejilla—Sé que si Louis estuviera aquí me diría que nada de esto es mi culpa, que cada persona toma sus propias decisiones, él me diría que sonriera, que fuera feliz… él me daría ánimos, aunque él estuviera roto por dentro. Porque él era así. Él pensaba en todos antes que en él. Él amaba. Amaba de verdad sin importar qué. Él era sincero, consigo mismo y con todos los demás. A él le importaba una mierda lo que los otros dijeran, mientras estuviera bien con él y con las personas que amaba. Él me amaba, y yo lo amaba. —Pilar no pudo más, y sollozó, cubriendo su rostro con sus manos. —Lo siento. —Se disculpó y bajo del estrado, dándole pasó a Harry para que subiera.
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Smile for me - Larry Stylinson
Fiksi PenggemarDicen que cuando estás a punto de morir, tu vida pasa frente a tus ojos como una película...