Smile for me - Larry Stylinson

Smile for me. - Capítulo 14

Las palabras no tenían sentido en su cabeza.

Todo pareció golpearle con fuerza en el pecho, como si alguien le hubiera atinado un puño justo en el corazón y ahora estuviera estrujándolo. Estrujando su cuerpo y dejándolo sin aire. Sus pulmones decidieron dejar de funcionar cuando sus músculos se tensaron y arrugaron el costado de la carta que estaba leyendo.

¿Estaba…estaba diciéndole que se iba? ¿Acaso eso era? ¿su nota de suicido?

La…la persona que no sabía que amaba había decidido irse. Irse sin él y sin nadie, porque se iba a matar.

Unas lágrimas corrieron la perfecta tinta azul sobre el papel. Lágrimas de impotencia, frustración y profunda tristeza se habían salido de sus ojos traicioneros.

Pero sus pies no querían despegarse del suelo.

No podía respirar.

Louis…él era la persona a la que amaba. Él tenía razón, tenía toda la razón al decirle que estaba equivocado al desear los labios de Pilar, al querer ver ojos verdes cuando eran azules, al ansiar tocar manos de mujer, cuando ahora sabía, en lo más fondo de su ser, que eran las manos de un hombre, las manos de Louis que encajarían perfectamente entre las suyas.

Apretó sus ojos con fuerza, pidiendo despertar de esta pesadilla.

Y cuando lo hizo toda su vida paso frente a él. Nada, nunca había tenido más sentido que la letra de Louis en su vida.

¿Su vida era ese pedazo de basura sin él?

Sin el…

Dejo las palabras viajar por su cabeza para ver a que sabían. Todo pareció quedarse vacío. Sin él no había nada.

La persona que amaba se le estaba yendo por los entre los dedos antes de que si quiera pudiese tenerlo, y su maldito cuerpo había decidido entrar en shock en el peor momento de su vida.

Cuando abrió sus ojos verdes, se perdieron con la luz que entraba por la ventana, y miro su alrededor. No era una pesadilla, pero nunca sintió tanta esperanza cuando vio la sangre en el suelo.

Louis.

Él estaba allí.

Su cuerpo reaccionó de golpe, justo de la manera en la que dejó de funcionar, y dejó caer la carta para dar una mirada más a su alrededor. Todo seguía igual que hace unos minutos, sólo que ahora noto la puerta del baño cerrada.

Otra puerta que no le invitaba a entrar, sólo que, esta vez la abrió como si su vida dependiera de ello.

El baño era tan blanco que le enfermó durante un instante. Su corazón recibió un puño más, y amenazó con dejar de funcionar cuando vio que en una de las paredes del costado, estaba el amor de su vida recostado.

El agua corriendo, llevándose sangre que había manchado todo el lavamanos blanco.

Los ojos azules que anhelaba ver estaban perdiendo la vida mientras que Louis deslizaba su espalda por la pared hasta que su trasero tocó el suelo.

Había cortado su vena. ¡Joder, de verdad lo había hecho!

La sangre caía a borbotones por su brazo, sin vuelta a atrás.

—¡Joder, no! —exclamó con la voz entrecortada.

Louis levantó la vista, jurando que había escuchado la voz de su amor.

¿Así era? ¿Escuchas voces de personas que amaste en vida antes de morir?

Pero entonces lo vio. Vio esos ojos verdes, muy cerca de él. Vio esos ojos rojos por el llanto. Esas lágrimas que mojaban aquellas mejillas que, cuando sonríe, forman unos hoyuelos hermosos.