Pero esa tarde todo se puso mal.
Esa tarde estaba con unos ánimos de perros, sólo esperaba llegar a casa, agarrar la pluma y escribirle a Harry, para tratar de tranquilizarse un poco
Pero sus planes se vieron frustrados ante una no tan grata sorpresa: Papá y mamá estaban en casa. Y ninguno estaba feliz con él.
Cuando el papá de Louis se enteró de que a él no le gustaba mucho el futbol americano, lo dejó pasar después de hacer una escenita. Lo respetó y lo aceptó porque «si mi hijo es feliz, yo también soy feliz», sólo que esas palabras se le olvidaron pronto. El señor Tomlinson solía utilizar las palabras «marica», «gay» o «niñita» cuando le gritaba al televisor lo malos que eran los jugadores del equipo contrario, pero Louis nunca espero que él las usara como insultos hacia su propio hijo.
En cuanto el papá de Louis se enteró de que su hijo era gay, y que estaba realmente feliz con esto, entró en shock. Después de eso tuvo un ataque de negación en el cual indicó que llevarían a Louis hasta con un cura para que el pecado se saliera de su cuerpo. Él quería hacer lo que fuera para que su hijo fuera una persona «normal», sin darse cuenta de que su hijo ya lo era.
Ahora, él se limitaba a hablarle muy poco, a veces lanzarle comentarios hirientes que Louis aguantaría porque, cuando no lo hacía, se ganaba alguno que otro golpe en las costillas.
«Aguántalo como un jodido macho, William», solía gritar el señor Tomlinson cuando esto sucedía.
Mamá no decía nada.
Esa noche la cena fue bastante intensa, todo cambio dentro de Louis esa noche. Como siempre, cuando la familia estaba reunida, todos fingían estar bien por Fizzy, Lottie y las gemelas. Ellas ignoraban completamente la sexualidad de su hermano mayor, porque según su padre era un muy mal ejemplo. Era como enseñarles que el demonio vivía con ellos.
¿Cómo mierda podría decir eso de su hijo? Él no era un demonio…él era de su propia sangre.
—William…—comenzó su padre. Una camisa de vestir vino tinto apuntado hasta su cuello— Ayer he hablado con la tía Mery, y según ella, el primo Rob se curó después de tener…este problemita tuyo. Lo llevaron a una iglesia muy famosa en…
—¿Qué problema, papá? — pregunto Lottie. Louis estaba punto de dejarse marcado el tenedor entre los dedos para siempre. No soportara que hablaran de eso en la mesa, donde se supone que tienes que convivir con alegría entre familia, donde Dios está…pero ahora lo habían arruinado todo, frente a sus hermanas.
—Yo no voy a ir a ninguna iglesia, papá. —soltó Louis, haciendo que su madre se tensara a el otro extremo de la mesa, y su padre apretara la mandíbula por medio segundo. Podía sentir cómo, si hacía más presión, sus dientes se quebrarían de la rabia.
—No te levantaras de esta mesa hasta que hablemos seriamente. Y ustedes— miro hacia las chicas. —, en cuanto terminen subirán a sus habitaciones inmediatamente. Necesito hablar con su hermano.
Al terminar la cena, sus hermanas se pararon lentamente de la mesa y murmuraron un «buen provecho», mientras le daban una pequeña sonrisa a Louis.
Ellas sabían que estaba en problemas, pero no se imaginaban la gravedad del asunto.
Subieron a su habitación lentamente, lo que para Louis pasó como una película frente a él, podía sentir la mirada de su padre clavada en sus ojos, su mirada inquisitiva, desafiante. Y podía escuchar la respiración entrecortada de su madre.
Y entonces se escuchó el sonido de una puerta cerrándose.
—No. Puedo. Creerlo. —su padre hablaba bajo, lento, suave. Tan suave que Louis podía casi saborear la rabia, la decepción, la ira en su voz, en su aliento, en su mirada, hasta en su respiración. —No puedo creer que estés cada día más jodido. ¿Qué mierda te pasa, William? Tu madre y no merecemos esta mierda. Siempre quisimos que fueras un hombre de bien, con una familia estable, pero no, mierda, no. ¿Por qué nos decepcionas? Sólo eres un maldito problema para nosotros y para todos los demás. ¿Qué pensará la gente? ¿Qué dirán cuando sepan que mi hijo es un maldito gay? —su voz se iba incrementando mientras hablaba, denotando la rabia. —¡Un gay de mierda!
Louis tenía la mirada perdida, no queriendo mirar al hombre que le dio la vida a los ojos. No podía creerlo, ¿Lo decepcionaba? ¿Qué había hecho de malo? ¿Ser gay es un pecado? Un pecado es robar, un pecado es matar, más no lo es amar.
Odiaba eso. Odiaba que su padre predicara todos los días, que rezara por el bien de la humanidad cuando no podía tener paz en su propia casa. Odiaba que diga que se debe amar al prójimo, cuando no podía amar a su propio hijo. ¡Era su hijo! ¡No un completo extraño! ¡Era su hijo y no podía amarlo sólo porque un librito decía que estaba mal! ¡Sólo porque un libro de miles de años decía que estaba mal dirigir tu amor hacia una persona del mismo sexo! La sociedad estaba mal. La sociedad le teme a lo desconocido, se asquea ante lo no convencional. Y cuando algo le molesta, no descansan hasta erradicarlo por completo.
Louis no tenía la culpa de ser así. Él era una persona llena de amor, amor mismo que no podía compartir porque estaba «mal». Louis Tomlinson siempre hacia las cosas «mal».
Su padre apretó la mandíbula, enfureciéndose más por la indiferencia de Louis.
—¿Así que no tienes nada que decir, eh? ¿No te importa? ¿Te tenemos sin cuidado, William? —Su padre se le quedo mirando, mientras Louis clavaba su vista en la mesa. Esperando para la siguiente flecha directo al corazón. — ¿No dirás nada? —esperó. Y esperó. Cuando notó que Louis no decía nada, levantó la voz más de lo necesario. —¿No dirás nada? Puta madre, ¡responde, jodido marica!
—El silencio es la mejor respuesta para aquellos que son sordos de corazón.
Su padre rió, fuerte. Pero no era una risa de alegría, era una risa burlona. Malvada. Fría.
—Además de puto, idiota. ¡Qué suerte tenemos, querida! —se giró para mirar a su esposa, quién sólo veía la escena con los ojos muy abiertos y la boca apretada. —Tanta educación que le brindamos, tantos conocimientos, tanto. ¡Y así nos paga! Wow, estoy realmente impresionado.
Dicen que el sarcasmo puede dolerte más que las palabras directas.
Tenían razón.
—¿Ya terminaron? Me voy.
Louis se paró de la mesa, y comenzó a caminar hacia su cuarto. Pero, sabía, que de esta no se escaparía tan fácilmente. Su padre lo tomó del brazo, girándolo bruscamente, haciendo que sus rostros quedaran a centímetros, y sus miradas clavadas la una en la otra.
—Escúchame bien, William. No puedes escapar de tus problemas, no puedes simplemente huir. Tienes que enfrentarlos. Eres un jodido marica, un maldito gay, maricón, inservible, poca cosa, ¿lo entiendes? ¡No sirves para nada! Eres un fraude para esta familia. ¡Joder, no puedo creerlo! ¡No puedo creer que mi hijo, de mi propia sangre, sea un jodido marica!
Louis pensaba que nada de lo que pudiera decir este
hombre, le dolería más…
—¡Hubiera preferido no tener un hijo, a tener un hijo gay! ¡Maldita sea!
Pero como siempre, se equivocaba.
—Yo hubiera preferido no haber nacido, a tener a un padre como tú. —se defendió el muchacho, sin titubear, sin gritar. Simplemente lo dijo, mirando a su padre directo a los ojos, y, aunque estos estuvieran llenos de lágrimas,
Louis en ningún momento demostró debilidad.
Ya tendría tiempo para llorar a solas. Siempre lloraba a solas.
Louis vio como un puño se dirigía hacia su rostro, lo siguiente que supo fue que estaba en el suelo. Su madre sollozaba. Su padre seguía gritando cosas que en ese momento él no podía escuchar. Todo pasó por sus ojos como en cámara lenta. No oía ni sentía nada más que las patadas de en su estómago. En su rostro. En sus piernas. Y no paraban; pero él se sentía en una nube, flotando en el espacio, pensando en un par de ojos color esmeralda que lo miraban fijamente, y unos labios cereza pronunciando un «Todo estará bien» una y otra vez, una y otra vez, dándole fuerzas para seguir luchando, para seguir soportando. Lágrimas se derramaban por sus ojos, pero él sonreía. Sonreía por él. Hasta que, después de unos minutos que se sintieron como horas, las patadas pararon, los sollozos cesaron, al él fundirse en un profundo sueño que esperaba que no tuviera fin.
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Smile for me - Larry Stylinson
Fiksi PenggemarDicen que cuando estás a punto de morir, tu vida pasa frente a tus ojos como una película...