Noche 01 - Parte 01

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Un viaje en auto siempre lo relajaba, ver pasar los postes de luz uno tras otro alumbrando las calles de la oscura Corea del Sur le encantaba. Jeon Jungkook tenía una vida bastante normal. Había nacido en Busan, era un niño revoltoso de esos que lo hacen sin querer, nunca quería causar problemas, pero terminaba metido en los peores momentos y para colmo todo el mundo le echaba la culpa a él hiciera lo que hiciera.

Había aprendido a disculparse mucho, no soportaba ver mal a su madre cuando era citada al colegio, ni cuando discutía con su padre sobre su futuro.

El hombre de la casa lo veía como una deshonra, a medida que pasaba el tiempo sus actitudes empeoraban, finalmente a sus trece años sus padres se divorciaron y se fueron a vivir a Seúl ya que su madre había conseguido un mejor trabajo. La adaptación siempre es un tema delicado con los adolescentes y se sintió muy excluido o mejor dicho al no hablar bien como chico de ciudad se tomó su tiempo para escuchar antes de repetir. Con el tiempo esa personalidad afloró y para su buena suerte sus compañeros de clase y profesores lo adoraban. En ese país su personalidad no era castigada y gracias a eso ponía mucho empeño en el estudio. Amaba la sonrisa de su madre cuando veía sus calificaciones finales. JungKook se sentía culpable de la separación de sus padres pese a que ella lo negaría hasta la muerte.

"Es cosa de grandes, no tienes la culpa de nada" Era la frase que repetía cada vez que su hijo comenzaba a disculparse.

Un año después de vivir allí su madre se enamoró de un buen hombre y tuvieron una hija. ¡Como amaba a su hermanita! Le encantaba cuidarla, hacerla dormir, hablarle, cantarle hasta incluso no tenía problemas en cambiarle sus pañales. Adoraba a esa pequeña con su alma y agradecía muchísimo que al fin todos estuvieran contentos, al fin tenía una familia donde no había gritos porque los problemas se resolvían hablando y en conjunto. Se sentía seguro y querido, contenido y listo para seguir trayendo las mejores notas de la clase a sus padres.

Era popular en la escuela, ya a sus quince no había nadie que no conociera el rostro de Jeon JungKook y siendo simpático y un poco tímido las niñas querían estar con él. Despertaba cariño y odio en las mismas proporciones, pero al menos había gente que soportaba su comportamiento y amigas que no lo asesinaban cuando él les dejaba algún sapo pequeño o mantis religiosa dentro de sus casilleros. Le gustaba divertirse sin excesos, podía ir a fiestas, pero solo una vez terminó borracho recostado dentro de una bañera sin recordar nada y nunca más lo hizo, había estado con una chica de la cual tan solo le quedaba el recuerdo al tener la prenda íntima de ella en su mano cual trofeo.

Creía, él y todo el mundo, que a partir de ese día habría colas y colas de chicas buscando acostarse con él y la realidad es que sí las había solo que JungKook no se sentía antojado de eso pues una persona había ingresado a su vida con mucha más importancia que cualquiera. Kim Taehyung, un niño de intercambio tan raro que no podía descifrarlo. Hasta ese momento nunca había dudado de su sexualidad, siempre se sintió cien por ciento heterosexual, nunca ningún hombre le había parecido bonito pero Taehyung era precioso, delicado, tenía la sonrisa más bonita que había visto y el tono de su risa lo mataba lentamente. Se sentía muy nervioso a su lado, él tenía ventaja porque con el tiempo sabía hablar en coreano de la cuidad a la perfección, pero tartamudeaba como un bobo cuando estaba a su lado y terminaba por huir.

Los primeros dos meses no le quitaba la vista de encima, en cada acción por más mínima necesitaba observarlo. No soportaba las perras que se acercaban a hablarle y agradecía que el nuevo las ignorara, pero eso parecía gustarles aún más a las chicas. Todos en su clase creían que JungKook no dejaba de monitorearlo por celos, pero no veían la baba que le caía cada vez que Taehyung se desabrochaba el primer botón de la camisa por el calor infernal o la manera en que sudaba cuando lo veía dar alguna lección. Las clases de gimnasia eran un calvario, no paraba de mirarle el trasero disimuladamente, claro, e intentaba demostrar allí que él era el mejor en ese área. Sí, trataba de sorprenderlo siempre aunque el adverso parecía ni inmutarse con nada, ni siquiera cuando demostraba sus habilidades en las artes marciales. Tal vez eso solo hacía suspirar a las mujeres y él debía de buscar algo más masculino.

Ocho noches de terror - BTS - TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora