Capitulo Tres: Fotografias

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"¿Estás seguro de que escuchaste bien?" Mis labios temblaron contra las corrientes invernales que arrastraron mis palabras a través de la niebla. Los ojos de Tom me sonrieron con incredulidad mientras dejaba su postura en el árbol.

"Nunca te cansas de hacer declaraciones tontas o qué." Me mira de cerca, como si estuviera tratando de encontrar la melancolía de mi mente.

"No, y podrías abstenerte de insultarme. Estoy harta y cansada de que pienses que eres mejor que yo cuando no lo eres." Me abstengo de revelar demasiado en mis palabras por una razón. No quería arruinar esto tan pronto y tener que cavar mi tumba tan de repente.

"¿Y qué te hace pensar que veo las cosas de esa manera?" Pregunta.

"Por favor, no tengo que ser una idiota para saber lo que piensas de mí."

"No, pero qué puedo hacer yo contra una desilusión."

"No mucho, supongo, dado tu pasado." Me maldije por decir semejante estupidez. No es de extrañar porqué no me veía como una igual cuando actuaba de manera inmadura.

"¿Qué derecho tenían para contarte sobre mi pasado?" Me reclama mientras me empuja contra la corteza del árbol. El toque frío en la espalda me corta el aliento y la habilidad de revelar secretos ocultos.

"Así que eras tú en el pasillo. Sabes no eres tan hábil, pude verte." Traté de ser descarada sobre la situación, pero dada su reacción empeoré las cosas.

"Cállate, ¿cuándo aprenderás a callarte?" Me alzó la voz.

"¡Cuando madures y aprendas a tratarme con respeto!" Le respondí en el mismo tono.

"Tú eres la única que debes madurar."

"¿Por qué? ¡No soy yo la que tiene humores infantiles!" El payaso se ríe al escuchar mi argumento y sí pensé que se veía un poco intimidante, no lo demostré.

"Vaya, has demostrado que eres genial en algo. Decir tonterías, es tu encanto," Con el esfuerzo de permanecer en silenció apreté los puños, su forma de ser embocaba un odió que era como arder con ácido. Sentía que hervía de rabia reprimida, así que cuando empujó mi hombro con su dedo, derramó el equilibrio. Dejé que mi mano golpeara su rostro, pero lo lamenté profundamente cuando vi la expresión en su rostro.

"Candy, ¿qué hicisteis?" Anne expresó su preocupación cuando se acercó a nosotros.

"Tom, lo siento. No quise hacer eso, " Traté de explicarle, pero él solo apartó mi mano cuando quise acercarme.

"Tu mayor error en la vida es que solo ves las cosas a tu conveniencia. Para madurar, para convertirte en el tipo de persona que mejora la vida de los demás, deberás ver a través de tu egoísmo. Nuestro amor permite la empatía; nos ayuda a comprender las necesidades de los demás permitiéndonos tomar mejores decisiones." Su mirada penetrante me hizo tragar mis palabras. Nunca antes había visto su mirada más fría, ni siquiera cuando insulté a su madre.

"Probablemente sientas que me conoces, que piénsese quién soy o cuál podría ser mi historia —Pero no sabes nada de mi. Quizás te diría algo; cosas que nadie más ha escuchado sólo para mostrarte que yo también he cometido errores, que puedo enojarme, que puedo sentirme vengativo y llegar a odiar. Te mostraría mi oscuridad ya que no he estado completamente despierto desde mi niñez. Llevo más de once años soñando con un milagro, mucho tiempo para cometer errores, de los que me arrepiento. Pero sigo cometiéndotelos y aprendiendo de ellos poco a poco. Saber más no te hace perfecto; al contrario, te muestra lo imperfecto que eres y cuánto hay que mejorar. En este momento, siento que no es correcto decirte una sola palabra, dada la imagen que tienes de mí y tu mezcla de emociones. Tal vez te lo cuente más tarde o tal vez nunca." Murmura sus últimas palabras dándome la espalda antes de alejarse, dejándome con lágrimas incrustadas mientras Anne trataba de consolarme.

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