Capítulo Veintiséis: Claveles

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Al día siguiente, mi existencia fue como la rueda de la fortuna, recitando una y otra vez lo que había surgido la noche anterior. Admitir que comencé a creer las mentiras que decía era como ver un crimen y hacerme de la vista gorda. Sabía que estaba mal endulzar lo que había sucedido y alejarme del problema —Pero, ¿qué más podía hacer, decir la verdad? ¿Quién me creería?

Es su palabra contra la mía. Y estoy segura de que mi bienestar silenciará la verdad.

Pero incluso si las acciones excéntricas hubieran puesto mi vida en peligro—aun no podía creer que lo sucedió me llevara a encontrarme con Albert una vez más. Era casi como si el enfrentamiento con Nikolas y su hermana se hubiera producido por una razón, como un acto del destino.

Así como lo fue hace tres años cuando Anne y yo lo encontramos accidentalmente después de un mal día. Pero ahora, cuando miro hacia atrás en el encuentro, es una locura cómo suceden las cosas más inmediatas cuando menos las esperamos.

Y como suceden cosas inesperadas, algunas no se desvían ni un poco.

"¿Has visto a Ben?" Víctor se asoma mientras se apoya en el marco de la puerta.

"No lo sé. ¿Lo ves aquí conmigo?" Hice un gesto de mi soledad.

"Bien, estás sola," Entró y cerró la puerta antes de sentarse frente a mí. Con solo mirar su expresión severa, sabia que no iba a dejar la situación en paz. Pero, ¿qué se puede esperar de una persona obstinada?

¿Qué?

"¿Me vas a contar lo que te pasó o crees plenamente que soy tan tonto como los demás? Porque es posible que hayas engañado a todos menos a mí. " Víctor puso sus brazos sobre sus rodillas y se inclinó hacia mí.

"Así que dime."

"Ya te dije lo que pasó, si no me crees, eso no es mi problema." Traté de jugar el juego de la víctima, lo cual no fue tan fácil, y más mi ruina. Honestamente, en términos de juegos, no era un oponente digno de enfrentarme a él. En conclusión, me había arrojado a la boca del lobo.

"Si tú lo dices. Pero te conozco y sé cuándo me estás mintiendo. Y me enfurece que incluso cuando me enfrento a ti y te suplico que confíes en mí. Te atreves a mirarme a la cara y mentirme. Pero está bien, te dejaré estar," Me dolió escucharlo decir esas cosas, pero no quería que se involucrara.

Cuando se levantó para irse, tiré de su mano. "Por favor quédate, no te vayas."

"¿Por qué no debería?"

"Porque no he sido tan honesta contigo." Murmuré mientras miraba por la ventana hacia donde crecían algunos crisantemos blancos contra todo pronóstico. La forma en que sus pétalos se movían contra la brisa del verano me dio voluntad.

"En serio, no me di cuenta, " La ironía de sus palabras pesaba en mi pecho, pero me lo esperaba. Dándome la vuelta, no pude resistir decírselo todo mientras estaba allí, dado que era hora o nunca.

No pasé por alto ningún elemento del ataque de los hermanos al reencuentro con Albert. El cambio de emociones que atravesó el rostro de Víctor después de que terminé de detallarlo todo me hizo callar por un minuto. Era adecuado para él respirar y asimilar todo antes de recomponerse más que cualquier otra cosa. Pero incluso entonces, estoy nerviosa. No quiero que Víctor estalle de rabia y provoque una escena que podría llamarnos más la atención ya que no estamos en buenos términos con la familia después del fiasco de ayer o en general.

"¡Ese bastardo sabía dónde te habías ido desde el principio! ¡No puedo creer que nos haya tomado como imbeciles!" Víctor siseó mientras caminaba de un lado a otro.

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