Los hombres se encontraron en la entrada del bosque neblinoso. El más alto y con apariencia más fuerte miró de arriba a abajo al de aspecto desgarbado y débil. Sus ojos se posaron en el cinturón con las tijeras grandes y demás objetos desconocidos. Luego observó su rostro otra vez.
-Lo siento amigo, pero la leona es mía. -Dijo con voz grave.
El otro hombre frunció el ceño.
-No sé a qué te refieres. -Respondió, dándole breves vistazos al gran rifle que cargaba sobre el hombro y también al enorme cuchillo que colgaba de su cinturón.
-No te hagas el tonto. -El alto se acercó amenazadoramente. -Sé que vienes a cazarla, pero te lo digo de una vez, es mejor que te largues porque yo seré quien la cace.
-Te repito. -Dijo el otro sin mostrar temor. -No sé de qué hablas. No vengo a cazar nada. Yo sólo vengo a buscar a la rosa.
-¿Cuál rosa?
-La rosa. La de la leyenda. La gran y hermosa rosa que se encuentra en todo el centro de este bosque y que proveerá de fortuna y éxito eterno a quien la logre obtener.
El alto soltó una carcajada de burla que resonó en el lugar.
-Estás equivocado, amigo. -Sacudió la cabeza. -En este bosque no hay ninguna rosa. Aquí sólo está la leona de la leyenda.
-Los leones no viven en bosques, viven en la sabana. Es algo obvio. -Murmuró el otro.
-Bueno, pero esta leona no. -El alto estaba empezando a molestarse por la actitud altiva del hombre bajo. -Y te lo advierto, yo seré quien la mate.
-Ya te he dicho que no me interesa ninguna leona ni ningún otro animal. ¿Para qué querría yo cazar una leona?
-Porque su piel le da fuerza y agilidad extrema a quien la tenga.
-Pues yo no necesito eso. -El hombre bajo miró hacia el bosque. -Y si me disculpas, voy a buscar a la rosa.
-Haz lo que quieras. -El hombre alto estaba harto. -Pero si te atraviesas en mi camino, te volaré los sesos.
El hombre bajo no le hizo caso y comenzó a andar por el bosque. El alto lo siguió, sosteniendo su rifle con las dos manos y cuando llegaron a una bifurcación, luego de darse una última mirada de desprecio, los hombres se separaron. El alto tomó el camino de la derecha y el bajo, el de la izquierda. Y esa fue la última vez que se vieron.
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Había pasado ya un gran rato. La niebla se hacía mucho más densa y el hombre con las tijeras estaba empezando a impacientarse. Le habían asegurado que no tenía que andar mucho para encontrar lo que necesitaba, y él necesitaba a la rosa, que le habían dicho que se encontraba en un claro, rodeada por un estanque y que estaba ubicado del lado izquierdo del bosque, por lo cual no entendía qué estaba sucediendo.
Se detuvo cuando se dio cuenta que la niebla cubría todo. Apenas podía verse las manos. Miró hacia atrás y se preguntó si sería mejor regresar, pero le pareció estúpido. ¿Y si la rosa estaba cerca? Sería una idiotez dejar pasar una oportunidad así. La rosa iba a ser suya.
Pero cuando se dispuso a dar el otro paso para seguir su camino, escuchó un crujido. Miró hacia todos lados tratando de vislumbrar el origen del sonido, pero era inútil. Apenas podía ver los troncos de los árboles más cercanos.
Se quedó inmóvil por un rato esperando cualquier otro sonido, pero no percibió otra cosa, así que continuó, pero al cabo de unos segundos escuchó unas pisadas tras él.
Se dio vuelta rápido, sin lograr distinguir nada entre la espesa niebla y el ruido se detuvo. Estaba comenzando a asustarse, así que sacó las tijeras de su cinturón y mantuvo la vista fija en el camino para regresar.
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Los relatos de la Leona y la Rosa.
FanfictionMini historias sin orden cronológico basadas en los One Shots de "El Novato" (Imagina... Con Lauren Jauregui) ⚠️ ATENCIÓN ⚠️: Cada uno de los OS aquí escritos son de completa autoría de la escritora, con posibles ideas de los lectores, quienes reci...