Capítulo 26

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Estuvimos hasta altas horas de la noche caminando sin un rumbo fijo, el tan desconocido lugar no hacía más que perdernos.

- ¿Vas a seguir sin hablarme?

- No es que no te quiera hablar, pero ya tienes tu decisión clara y ya no quiero tocar el tema, cada quien con lo suyo - respondí.

- Perdón, quizás fui muy duro con mi respuesta - pidió.

- Fuiste sincero y creo que te lo agradezco, no me tomará por sorpresa lo que elijas.

- Ven aquí, se está poniendo demasiado frío el ambiente - dijo mientras me abrazaba.

- Ni siquiera sabemos que hora es, está obscureciendo y estamos solos.

- Pero eso no suena mal. ¿O si?

- Bueno...depende - reí.

- Tus padres estarían orgullosos de ti, eres y serás un excelente chico - comentó.

- ¿Lo crees? - pregunté.

De solo recordarlos se me formaba un nudo en la garganta, era mi punto débil y la forma más rápida de hacerme llorar.

- Lo podría jurar, no habrá nadie como tú, de eso estoy más que seguro.

- Considérate afortunado en ese caso - bromeé.

- Me considero uno, aunque te rías.

- ¿Ves? Podríamos tener una excelente vida juntos, yo solo me conformaría con tenerte, con saber que estás conmigo y no en otro lugar, prometiste no dejarme solo.

Intentaba llegar a su lado más sensible con cualquier cosa, no podía fingir que me daba igual su decisión, era mi novio y ahora solo lo tenía a él, quería dar hasta mis últimos esfuerzos para conseguir que se quede junto a mi.

- Eres mi chico - susurró.

Su mano parecía querer invadir ciertas partes de mi cuerpo, no me negaba a aquello, era lo más normal entre una pareja.

- Lo sigo siendo, pero depende de ti que lo sea por mucho más tiempo.

Me acomodé entre sus piernas mientras mis manos tomaban su rostro, si al menos estábamos solos y sin interrupciones debíamos aprovechar.

No sabía y no era consciente en que momento me volví un completo loco por él, era como si todo lo que nos pasaba ya estuviera escrito en el destino.

Mientras sus manos sostenían mi cuerpo, hacía unos cuantos movimientos sobre sus regazo, aún estábamos con ropa pero si había algo que me gustaba era provocar.

- Pequeño travieso - soltó.

- ¿Será cómodo hacerlo al aire libre?

- ¡Uf! Ni te imaginas.

- ¿Disculpa?

Apoyó su frente sobre mi pecho en lo que intentaba arreglar lo que había dicho, no podía reclamar nada, su pasado solo le pertenecía a él.

Arruinar el momento era lo que menos quería, mis necesidades me estaban pidiendo fuertemente lo que mi cuerpo necesitaba.

Nuestro beso apasionado de pronto se vió interrumpido, un ruido tal cual un temblor nos hizo tomar conciencia de lo que se aproximaba.

- Eres muy fuerte, yo sé que vas a poder, no le des el gusto al destino y recuerda que nada está escrito - habló a unos centímetros de mi.

- ¿Puedo abrazarte?

- Eso no se pregunta.

Me aferré a su cuerpo en un apretado abrazo que quería grabar en mi mente, después de esto no tenía una idea clara de lo que sería mi destino.

- Gracias por todo.

- Te amo.

- Yo también, muchísimo - respondí para dejar un beso.

Nos separamos tomando una cierta distancia, no necesitábamos palabras, nuestras miradas se decían todo.

- ¿Listo?

- Listo.

Mi Último Destino - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora